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A 14 meses de Cromañón

La violencia de la impunidad

Fuentes: Lavaca

Hubo una nueva marcha a 14 meses de Cromañón, en un momento complicado para los familiares, atacados por la corporación que salió a defender a Aníbal Ibarra sin importar el viejo valor de rescatar cuál es la verdad. Qué dicen los padres (incluso Leonardo, el que apareció fotografiado amenazando a Ibarra con el gesto del […]

Hubo una nueva marcha a 14 meses de Cromañón, en un momento complicado para los familiares, atacados por la corporación que salió a defender a Aníbal Ibarra sin importar el viejo valor de rescatar cuál es la verdad. Qué dicen los padres (incluso Leonardo, el que apareció fotografiado amenazando a Ibarra con el gesto del cuello cortado), los seguidores de Callejeros, la Iglesia, y los chicos de la murga de sobrevivientes. El documento que leyeron los familiares, obligados a aclarar que son víctimas y no victimarios. La parábola de un «progresismo» convertido en gestor de lo que decía combatir.

El cuchillo en el cuello

Leonardo Chaparro es un muchacho de La Matanza, plomero y gasista, trabaja en el sector mantenimiento de una escuela, está casado con Miriam, cocinera. El hijo de ambos, David Chaparro, es una de las víctimas de Cromañón. Leonardo apareció en los diarios haciéndole a Ibarra el gesto del cuello cortado.

-¿Qué sintió al aparecer en los diarios haciendo ese gesto?

-Es una reacción que no justifico. Pero es lo único que sacan. No sacan lo que yo siento todos los días por mi hijo. Nadie, nadie se acerca a mí a preguntarme qué siento, pero me sacan haciéndole un gesto al jefe de gobierno. Pero es muy fuerte escuchar todo lo que él nos está diciendo.

-El tema no es sólo lo que dice, sino lo que no dice.

-Yo sé cómo me entregaron a mi hijo. Yo estuve ahí a las once y diez. Estuve, vi todo, saqué chicos. Y al escuchar uno reacciona. No tengo agua en las venas.

-Nadie se acerca a preguntarle Leonardo, pero dígame: ¿qué siente?

-Hay gente que me dice con el tiempo va a ser distinto. Para mí, pasa el tiempo, y es peor. Este mes empiezan las clases, y mi hijo cumple 16 años: pero yo no lo tengo. En vez de pensar qué regalo hacerle, tengo qué pensar qué flor le voy a llevar. Y qué sé yo, a mí me llaman violento, de todo, pero yo no estoy en ningún partido político. Solamente hago lo que me sale.

-En una situación muy difícil y dolorosa.

-¿Sabés qué me pasó esta semana? Saqué el expediente de mi hijo, y habían puesto por error fotos de la morgue. Cuando le están haciendo la autopsia. ¿Sabés lo que es eso, ver cómo tienen a tu hijo abierto, con las tripas afuera, y escuchar a este hijo de puta hablando pelotudeces? ¿Cómo querés que reaccione?

-¿Qué fue lo que más le molestó del discurso de Ibarra?

-Lo caracteriza la soberbia que tiene para hablar. Pero bueno, yo me hago cargo de lo que hago, no meto a nadie. Y para mí te juro que siempre es poco lo que hago. Porque llego a mi casa y a mi hijo no lo tengo (ojos rojos de emoción) miro la foto, lo miro a la cara, y siento que le debo algo. Le tengo que pedir perdón porque hasta ahora están todos afuera. Salvo uno.

Leonardo cuenta que aquel 30 se cansó de sacar chicos: «Pero además aquí, en la marcha, hay cantidad de chicos sobrevivientes que sacaron a hijos de los demás. Nadie se les acerca tampoco, los ignoran. Yo con ellos estoy bien, porque lo que hago es para los sobrevivientes, no para mi hijo, ¿sabés por qué? Porque a mi hijo no me lo devuelven más».
-El gesto…

-Lo hice. Había visto las fotos de la autopsia. ¿Cómo quieren que reaccione? No digo que estuvo bien ni lo justifico. Me salió eso. Yo crié a mi hijo con mi señora, ¿entendés? no con una baby sitter. Él nació cuando yo tenía 21 años. me lo sacaron en el mejor momento (se emociona Leonardo, se emociona el entrevistador). Vivo para eso. Vivo para eso. Si no tuviese a mi hija (once años) ya no estaría vivo.

-¿Por qué lo dice?

-(Sonríe como esperando que uno finalmente caiga en lo que quiso insinuar) Porque no.


Democracia y golpismo

«La impunidad es un gusano que va pudriendo el cuerpo de la sociedad» dijo a lavaca monseñor Jorge Lozano, vicario para la Juventud del arzobispado porteño que encabeza Jorge Bergoglio, cuando empezaba la marcha a 14 meses de la masacre de Cromañón, que culminó con la lectura de un documento de los familiares donde se plantea, entre muchas otras cosas: «Violencia es ver al suspendido, amigo de Kirchner, comprando el hambre de nuestra gente, obligada a asistir a sus marchas a cambio de una bolsa de comida o de sostenimiento de un plan Jefes y Jefas; para no hablar de los empleados de gobierno de la ciudad amenazados con la pérdida de sus puestos de trabajo».

El comienzo del acto ocurrió en la Plaza de la Memoria, pasadas las seis de la tarde, con una oración interreligiosa. Allí monseñor Lozano recibió una plaqueta de los familiares de Cromañón que dice: «A monseñor Jorge Lozano, con afecto y gratitud. Los Ángeles de Cromañón». Lozano ha sido el principal referente católico volcado al tema de Cromañón.

-Algunos sectores, incluso supuestamente progresistas, consideran que los familiares son golpistas cuando reclaman justicia. ¿Qué opinión le merece?

-Es un verdadero desatino decir que pedir justicia o pedir que funcionen las instituciones de la democracia es golpismo. Es todo lo contrario. Si votan que sea destituido, será eso, y si vota que tiene que reasumir será lo contrario. Pero lo que los familiares reclaman es justamente que funcionen las instituciones.

-Usted pronto partirá como obispo recién designado de Gualeguaychú. Allí nos dijeron: «Nuestro problema es como Cromañón. Nos van a matar sin que aparezca ningún responsable».

-Claro, es la impunidad. La impunidad es como un gusano que va pudriendo nuestra convivencia social. Si la sociedad no se funda sobre valores de justicia y se instalan valores de impunidad, eso domina la vida social, y la pudre.

Lozano dijo durante la oración que muchos padres le hablaron de la decepción y el desánimo que corren en estos días: «Tenemos que enfocar bien la mirada y ver que el horizonte es de triunfo. De victoria. La muerte y resurrección de Jesús (por la próxima Pascua) nos ayuda a contemplar la victoria de la vida sobre la muerte, de la justicia sobre la corrupción, de la verdad sobre la mentira. Es tiempo de tentaciones, la tentación de desánimo, del desaliento, del para qué seguir luchando. Por eso los primeros cristianos y también nosotros tenemos que identificar este tiempo como un tiempo de lucha, de sacrificios, de sobreponernos, levantarnos de aquellas fosas que nos están postrando».

«Justamente estas cosas que nos desalientan, nos desaniman y nos dan bronca, no nos deben hacer claudicar. No es tiempo de claudicaciones, no es tiempo de bajar los brazos. Nos une el amor por los chicos que han muerto, nos une el amor por los chicos sobrevivientes, nos une el amor por tantos jóvenes que conocemos y desconocidos por los que sabemos que vale la pena nuestra lucha y nuestra vida. Eso lo ponemos en las manos del Señor. Nos tenemos que apoyar mutuamente para sostenernos en lo que nos merecemos, y que merecen los que murieron, los que están vivos, lo que merece nuestra sociedad, y está en los carteles: justicia, verdad, memoria».


La parábola del progresismo y los negocios encubiertos

Amén. La marcha comenzó a recorrer Plaza Miserere rumbo a la avenida Rivadavia. José Iglesias, abogado y papá de Pedro, una de las víctimas de Cromañón, trazó mientras caminaba un lúcido panorama de la situación:

-Los padres están siendo comparados con nazis que persiguen judíos, y en los afiches de Ibarra parecería que exigir justicia es estar del lado de Macri y Videla. ¿Qué sensación le dan estas manifestaciones?

-Le puedo decir que cuando uno pierde un hijo, después no le entran las balas. Salvo la bala de plata: la memoria de mi hijo. Esa sí que entra. Que me comparen con Videla, los nazis, me lo tomo de quien viene. Es la triste paradoja de la Argentina, aquel que hizo su prestigio en el juicio a las juntas, contra el fascismo de la dictadura (referencia al ex fiscal Julio Strassera) usa la lógica de la dictadura: la culpa la tienen las víctimas, algo habrán hecho, ¿por qué no estuvo pensando en su hijo en lugar de estar acá? Strassera lo dice en distintas ocasiones, de distinto modo. La reiteración, infinidad de veces, con el tema la guardería es increíble, y es algo que nunca existió.

-¿También Strassera habla de la guardería?

(La imagen de que en Cromañón había una guardería fue agitada como un modo de pintar a padres irresponsables que dejaban a sus hijos en un baño mientras se iban a escuchar música. Tal cosa jamás existió, pero lo peor del oscurantismo social sigue agitándolo para culpar a las víctimas). Mire, son procedimientos del Proceso: la víctima es el victimario. Nosotros decimos lo mismo que las víctimas españolas del atentado de Atocha. No somos de derecha, ni de izquierda, no pertenecemos a ningún grupo político, somos simplemente víctimas y reivindicamos el derecho de reclamar justicia. Pero este señor (Ibarra) a las víctimas las convierte en nazis, nos compara con Videla. Bueno, es la triste parábola del progresismo.

-¿En qué consiste?

-Parecería que el progresismo es como un club al que uno entra, saca carnet, y después ya tiene patente eterna. Pero no es así. El progresismo yo creo que es una conducta, no un rótulo. Pero acá es una máscara que encubre los negocios con una excusa absolutoria ante la sociedad. Yo soy progresista, no me hablen de las cajas.

-¿Cajas?

-Yo he hecho la denuncia de Pablo Enrique Maggioli ¿Cómo puede ser que el progresismo -sabiéndolo porque todos lo saben- no hable? Es el operador, el cajero de Ibarra, vicepresidente del Banco Ciudad que se encarga de los negocios de la corporación Puerto Madero, el que se encarga de los contratos de obra pública. Los que hacen contratos de obra pública tienen que pasar por él. Lo saben los progresistas, y todos lo disculpan. ¿Qué es entonces el progresismo? Y ojo, esto no es una andanada contra progresismo como idea o actitud, sino contra las actitudes de los que se esconden bajo ese rótulo, y engañan a la sociedad. He hablado con ibarristas arrepentidos y reconocen: «todos lo sabemos». Pero no hacen nada. ¿Para qué son progresistas?

Yo no sé si es una consecuencia de Cromañón, pero entre las muchas cosas que provocó en la sociedad porteña, una es que se cayeron muchas hipocresías, se cayeron muchos ídolos.

-¿Por ejemplo?

-A mí se me cayó Estela Carlotto (presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, de las primeras en acusar de golpistas a los familiares). Se me cayó el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel (en una carta enviada a una agencia internacional, acusa a los familiares de sólo querer venganza, los relaciona con el revanchismo y odio: lo mismo de lo que él era acusado en los viejos tiempos en que se dedicaba a reclamar justicia). Obviamente se me cayó Strassera, y algunos que hablan con ligereza como Tito Cossa (el dramaturgo que comparó a Ibarra con los judíos perseguidos durante el Holocausto).

-La caída de los ídolos ¿qué sería? ¿Usted imaginaba que tenían otros códigos de pensamiento y de conducta?

-Lo que se revela es que el código era un verso, y ahora vemos la realidad. No es malo. Es doloroso. Pero este país va a necesitar mucha reconstrucción, porque no hay ídolos, o líderes, o lo que fuere.

-Tal vez eso tampoco sea malo. El asunto es: ¿el problema es de instituciones, o de personas?

-Para mí el problema es el hombre. Un miserable como Ibarra, si le hacen un juicio penal, va a decir que es un juicio político. Es un personaje de esa naturaleza. A cualquier cosa le va a contestar diciendo que es sufre una persecución política. Y lo hace a través de los medios. En Página 12 (un diario) sacaron una doble página para desacreditar al fiscal Juan Manuel Sansone por un fallo de un año y medio antes. Y al juez Marcelo Lucini se la quisieron hacer en la revista Veintitrés. Como no le encontraron nada, dijeron que es amigo de la policía. Entonces no importa la institución. Cuando el alcanzado por la institución es un miserable, va a obrar miserablemente. Lo que hay que hacer es reivindicar las instituciones y que, a pesar de los miserables, tengan éxito.

Pronóstico de venganzas

-El gobierno agita encuestas en las que la ciudadanía, supuestamente, rechaza la destitución. Se sabe que las encuestas pueden ser hechas de modo un tanto capcioso, pero ¿qué opina?

-Creo que reflejan alguna realidad. En la sociedad porteña somos muy superficiales. Yo mismo lo era hasta diciembre del 2004. No digo que ahora sea profundo, digo que me cambió 180º mi vida y mi escala de valores. Probablemente justifique la superficialidad de muchos, o la comprenda, pero es una sociedad tan volátil en sus opiniones… pero ese no es el problema, porque es propio de los medios, que generan esa volatilidad. Saturan con un tema y pasan a otro, cansan a la gente. Pero hay temas o hechos que tendrían que estar vacunados contra la volatilidad. No puede ser que la matanza de la AMIA dependa de un estado de ánimo en las encuestas. Los desaparecidos no debieran haber dependido de un estado de ánimo. La explosión de Río Tercero, la muertes de Kheyvis, los presos de Magdalena que fallecieron… en esas cosas debería haber una línea standard de repudio general, que no se modifique. Para que cambie esta sociedad tendría que ser repudiable que en la causa AMIA sólo esté procesado el juez. No debería obedecer a temperaturas o sensaciones térmicas. Eso es grave. Las encuestas reflejan esa volatilidad, y sobre este tipo de debilidades se asientan estos sujetos para quedar impunes.

-El juicio político empuja a calcular si falta un legislador, sobra otro, si dan las cuentas. ¿Se puede tener perspectiva sobre quéva a pasar?

-No tengo, no sé qué va a pasar. Estamos tratando de cuidar el juicio político, aunque suene muy ampuloso. Uno tendría que dormir con los 15 diputados, ver su pensamiento, atender el teléfono para que no haya cosas raras, no dejar entrar valijas.

-Pasan cosas raras.

-Llamados de algún ministerio, o de Presidencia. Hay infinidad de cosas, es difícil hacer perspectiva. Si no prospera el juicio yo creo que el día siguiente va a haber un terrible conflicto en la ciudad. Vamos a tener reinstalado a un sujeto que ha rapiñado hasta ahora, que va a venir con su soberbia aunque declame lo contrario, y va a traer facturas de venganza que va a disimular con el discurso de no hay vencedores ni vencidos. Y se va a dedicar en estos dos años a construir o reconstruir poder económico y poder político. Y va a haber una situación de incertidumbre porque no va a faltar mucho para que lo convoquen a tribunales y se va a reproducir el problema. Lo van a llamar es inexorable. Por incumplimiento de deberes de funcionario público no tiene manera de zafar. Lo van a llamar por Cromañón y por el tema de la emergencia, por abandono de personas.

Fotos de la corrupción

Iglesias reconoce que tiene un tremendo cansancio.

-Me pesa todo esto. Uno nota como un escudo de protección social contra todos los que quieren enfrentar la corrupción. No te metas, cómo vas a probar la corrupción si no tenés fotos. Yo no necesito fotos, sino una sucesión de hechos verificables y algunos elementos para investigar. Y después pelear. Sin embargo hay una actitud de bajar los brazos. Y así estamos. Pero yo creo que se puede. Están procesados por cohecho los dos comisarios, el subcomisario, el jefe de bomberos, y no había fotos, filmaciones: había testigos. Se puede, ya sé que no va a ser fácil. Pero si se puede ¿por qué no lo hacemos?

-Un lugar común para golpear a los padres es decir que son violentos.

-Mirá los bocinazos de esos que tienen que esperar cinco minutos a que pase la columna: eso es violencia. La violencia de los padres es más un mito que una realidad. Es cierto, aparecemos gesticulando y diciendo cosas. Pero la violencia ha sido verbal. Yo no disculpo con esto a nadie. Deploramos cualquier amenaza. Pero perro que ladra no muerde. Además, yo sería el primero en defender a los hijos de Ibarra. No creo que la justicia por nuestros hijos se consiga matando a los hijos de un asesino, que no tienen nada que ver con la condición de su padre.

-Los argumentos…

-Discúlpeme, pero me gustaría que sigamos con la cuestión de la violencia. La primera y gran violencia fue el 30 de diciembre de 2004. La segunda, la tercera, fue al día siguiente, y al otro, y al otro. Fue violencia lo que nos hicieron con los cuerpos de los chicos, es violencia lo que hacen con los sobrevivientes, con las familias, lo que se hace desde la corporación política para dar imagen de padres violentos. Por lo demás, hay otro tema. La violencia que hemos ejercido que es la verbal, la de los huevos, fue instaurada por Abuelas, por Madres, por la agrupación HIJOS. No la inventamos nosotros.

Es una herencia de tantas luchas previas. Reclamar por los derechos, y hacerse oír.

-Sí, pero llevamos casi un año y medio de lucha: el edificio de la Legislatura está donde está, los diputados están todos vivos, no se rompió un mueble, no se interrumpió una sesión, fuimos a la apertura, al cierre del período de sesiones, hemos escuchado las peores afrentas, de parte de un miserable, y aquí estamos. ¿Qué pasó? ¿Cuál es la violencia? ¿Hacer una marcha y cortar el tránsito unos pocos minutos porque es la única manera de expresarnos? No. La violencia es matar.
-Otro argumento. Ibarra no es un homicida o un asesino.

-Mire, si tengo el poder y la responsabilidad que tiene Ibarra, me dicen «en la ciudad va a haber incendios y desastres porque están descuidando los controles», y yo desarticulé el tema de inspecciones y encima me dedico a cualquier otro asunto, a llevar una vida rumbosa o lo que sea, ¿qué soy? A lo mejor penalmente no lo soy, pero moralmente soy un homicida.

-Lo que usted discute es la conducta.

-Obviamente la conducta es criminal. Pero no nos amparemos en recoveco del Código Penal. Es un homicida. Que lo podamos punir como homicida es lo que debería ocurrir, como lo hicimos con Juan Carlos López y como lo pide el fiscal en su dictamen donde propicia la declaración indagatoria. Es jurídicamente responsable por homicidio culposo. Que lleguemos o no a la condena es otro asunto.

-Usted hablaba de la parábola progresista. ¿Cómo actuaron las organizaciones de derechos humanos?

-No todas, pero varias forman parte de esa parábola. De repente Cromañón los puso en una situación donde tienen que optar a favor de quienes los emplean o les dan un subsidio. Hay casos vergonzosos, como el de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos) que han pedido que se aparten dos diputados (Beatriz Baltroc, de la izquierda, y Marcelo Meis, del macrismo) por haber hecho comentarios después de la visita a Cromañón, diciendo que el lugar era una trampa mortal. Es como si hubiese ido a la ESMA y hubiese dichi a la salida «esto es una cámara de gas». Y en lugar de investigar a los que la activaron, la APDH me denuncia a mí. Actuando de ese modo, es un apéndice más de la corporación, no un organismo de derechos humanos. Es totalmente insólito.

Ernesto Moreau, de la APDH declaró algo que también podría llamarse galimatías: «Es un llamado a no desvirtualizar (sic) los fines del juicio político, sin meternos con la culpabilidad». Iglesias:

-Hay organismos como Madres Línea Fundadora, el Movimiento Ecuménico por los Derechos del Hombre, que son diferentes. Pero me parece que no puedo ser coherente en la defensa de los derechos humanos cuando se condiciona mi opinión con prebendas o dinero.


Crímenes de Estado

Delia, la mamá de Pablo Fucci está cruzando la 9 de Julio: «Cada uno pelea como puede. Yo me metí en la murga Los que Nunca Callarán. Otros se enojan, otros insultan. Otros se quieren matar. Mi marido, mi marido, escuchame, lo tuve internado porque se me tomó 30 pastillas. No quería saber más nada. Y a lo mejor alguien de afuera te dice: eh, está loco. Y en realidad no entienden qué es lo que nos está pasando».

Sigue caminando y toma el brazo del cronista. «Pero ojo, también con lo que pasó veo que hay mucha gente distinta, sana, gente buena que entiende que buscamos justicia y no venganza».

Luciana es una de las chicas sobrevivientes que inspiró la murga. «Es todo muy indignante. Ibarra llevó un currículum personal, pero ni habló ni se hizo cargo de los déficit de la noche de Cromañón. Habla de películas (Ibarra mencionó Buenas Noches y buena suerte, comparándose con los norteamericanos perseguidos por el macartismo). O sea: cosas que no tienen nada que ver, cuando hay pruebas y todos fuimos testigos de todo lo que falló».

Luciana reconoce que desconfía del juicio político: «Yo siempre pensé que no había que esperar nada de los políticos. Mi lucha tenía que sser por la memoria y la conciencia social. Cuando uno ve que puede darse el juicio y la destitución, obviamente pone esperanzas en eso. Pero también se ve que todos se venden y todos se compran y que el poder es así. Y ahí volví a reafirmar la primera sensación: voy a seguir luchando por el juicio político, pero voy a seguir luchando para que Cromañón esté instalado en ls sociedad».

Los que Nunca Callarán están convocando a un Festival contra la Impunidad el 17 de marzo a las 19 en el Congreso, junto a murgas como Pasión Quemera, y Pegotes de Florida, entre otros. El lema: «No tienen fechas los crímenes de estado. Suceden tanto hoy como hace 30 años».

Callejeros

Por primera vez en las marchas, hubo un gran grupo con remeras amarillas que decían: «Basta de culpar a Callejeros». Diego Cocuzza, 20 años, explicó a lavaca esa presencia. Diego es sobreviviente, estuvo un día internado después de Cromañón, cosa que lo ubica «entre los que la sacamos regalada», según dice.

-Yo estoy en el grupo Cambiar a esta realidad, pero además hay un Foro de Callejeros, de Internet, donde se organizan los banderazos y escribe la gente a la que le gusta Callejeros.

-¿Por qué antes no venían y hoy sí?

-Porque en la última marcha se dijeron mentiras y estupideces. Habló la tía de un chico fallecido, y atacó a Callejeros con un montón de falsedades. Así que hicimos las remeras y decidimos venir.

-Insisto Diego, ¿por qué no venían antes?

-No estábamos de acuerdo con muchas cosas, pero a la vez es un lugar nuestro como sobrevivientes donde dijeron mentiras y en esta marcha vinimos a mostrar nuestra posición.

-No entiendo. Vienen porque atacan a Callejeros, pero cuando nadie atacaba al grupo no venían.

-Vamos a empezar a venir porque queremos mostrar nuestra postura: que Callejeros son inocentes.

-Hay quienes dicen que puede haber una responsabilidad. ¿Ustedes cómo lo ven?

-Puede haber una responsabilidad, más que nada por ingenuidad. Y esa ingenuidad la pagaron demasiado caro con 40 muertos entre familiares y amigos del grupo.

-¿Cómo ven el juicio político?

-Yo creo que el gobierno de la Ciudad es culpable. Ibarra es el resonsable de ese gobierno. El juicio político es un circo, a mí me gustaría que vaya al juicio penal. Es más claro.

-¿Están a favor de que Callejeros vuelva a tocar?

-Me gustaría que toquen. Sería justo. Que vuelva Callejeros sería parte de la justicia.

-¿Y si se determina que tuvieron una responsabilidad?

-Habría que ver cuál es.

-¿Pero el de ustedes no es un apoyo de fans?

-No, no, lo nuestro es que somos testigos. Los testigos no son los padres, ni los periodistas, ni nadie. Somos nosotros. Como testigos lo defendemos a Callejeros porque sabemos lo que pasó.

-¿Qué dirías como testigo?

-Que en Cromañón había funciones. La función de Callejeros era ir a tocar, no verificar la puerta de emergencia, o si la gente entraba con bengalas o no. La función del público era ir a ver a Callejeros. Tampoco la función del público era entrar bengalas. Ahora, esa es una responsabilidad del público, y me incluyo. No de Callejeros. La función de Chabán era tener acondicionado el lugar para un espectáculo de rock. No lo tenía acondicionado. La función de los inspectores, era verificar que Chabán tuviera todo en condiciones, no lo hicieron.
La función del gobierno de la Ciudad era verificar que los inspectores hicieran su trabajo sin cobrar coimas, tampoco lo hicieron.

-¿Tiraste bengalas?

-No, no me gustaban, pero tampoco hacía nada cuando las prendían otros. Llevábamos, pero Callejeros no decía que lleváramos bengalas, todo lo contrario. Pato (Fontanet, referente de la banda) es asmático y en cada tema se tenía que nebulizar por el humo de las bengalas. El neubulizador le quedó en Cromañón.

¿Qué es justicia?

Llegamos a Plaza de Mayo. Uno de los que fueron con las remeras defendiendo a Callejeros leyó en el escenario un documento. Algunos párrafos:

-«Dolor y lucha. Desde el 30 de diciembre de 2004 la lucha fue, es y será interna. Una lucha para aprender a aceptar el dolor y seguir, signada por esa maldita falta de cotidianeidad. Porque después del dolor, ya nada vuelve a ser igual.
– Dolor y unión. Solos no se puede pelear. Juntarse es clave. Quién de nosotros mismos no ha necesitado pertenecer a un grupo para salir de esto, ya fuera un grupo de amigos, de gente que conoció a partir del 30, del psicólogo… Juntarse es clave. También es importante pone las diferencias sobre la mesa, pero respetándolas.
-«Justicia es que los verdaderos culpables como Chabán, Ibarra y todos los funcionarios corruptos estén presos por su codicia o ineficiencia. 
– Justicia es que el Estado esté presente y nos cuide. A todos. Porque Cromañones hay muchos en nuestras vidas. Hay Cromañones en las escuelas y facultades que se desmoronan o incluso incendian, los hay en las fábricas, en las calles, y en todos los chicos que se mueren de hambre en este país. 
– «Justicia también es empezar a construir un pueblo sensible y comprometido con este dolor y los dolores ajenos».



¿Qué es violencia?

El otro documento que se leyó fue el elaborado por todos los grupos que forman la articulación de Cromañón.
El texto plantea que «aparecemos hoy como culpables y así Ibarra y sus defensores nos han acusado de ser: culpables de un golpe institucional; culpables de impedirle a un mandatario elegido concluir su mandato, culpables de promover un juicio político que no guardaría las formas; culpables de pretender remover a un jefe de gobierno por mal desempeño; culpables de dificultar acuerdos de poder preexistentes a sus reclamos».

Aclaran que estos «culpables» en realidad son las víctimas y reproducen una frase: «Reivindicamos la legitimidad incuestionable que nos otorga la condición de víctimas. Todas las víctimas son víctimas. El sufrimiento no reconoce fronteras ni ideologías. Desde nuestra legitimidad como afectados seguiremos insistiendo». El párrafo fue leído por los afectados de los atentados ferroviarios en Atocha, Madrid, de marzo de 2004.

Algunos párrafos:

– «Qué peor violencia que la muerte violenta y absolutamente evitable de parte del futuro del país. Nosotros somos los violentados por ese hecho y los que siguieron. Violencia es ver al suspendido, amigo de Kirchner, comprando el hambre de nuestra gente, obligada a asistir a sus marchas a cambio de una bolsa de comida o de sostenimiento de un plan Jefes y Jefas; para no hablar de los empleados de gobierno de la ciudad amenazados con la pérdida de sus puestos de trabajo. Esto es violencia contra los trabajadores, y también contra nosotros. 
– «Violencia es la promesa incumplida de Kirchner cuando en la Catedral Metropolitana prometió ocuparse permanentemente del caso. ¿Cómo se ocupó? ¿Hablando de los derechos humanos de otras épocas, bajando los cuadros de los asesinos del 70 peroencubriendo las maniobras del responsable político de una masacre evitable en el 2004? Violencia es el pacto de impunidad Fernández-Fernández-Kirchner. 
– «Ibarra, lejos de ser una víctima, es parte de un sistema corrupto, gracias al cual cientos de casos son silenciados mediante mecanismos que garantizan la impunidad. Hemos aprendido que la corrupción mata. Mata creando zonas liberadas para sus negocios sucios. Mata cuando destruye la dignidad comprando voluntades. 
– «Queremos ayudar a cambiar la forma de hacer política. Que los dirigentes rindan cuentas de sus actos negligentes y/o corruptos. No más Magdalena, no más Río Tercero, no más Río Turbio, no más gatillo fácil, no más Las Heras, no más Cromañón 
– «Eso queremos nosotros, las víctimas, puestas ahora en victimarios por un poder político que tiene gran parte de los medios de comunicación en sus manos. Somos la voz de los que yano pueden hablar. 
-«Lo destituyan o no a Ibarra, le decimos a los Kirchner, Fernández y la llamada «clase política» allí no para nuestra lucha contra la impunidad».

El documento cierra con las frases «No hay Chabanes sin Ibarras», «La corrupción mata», «Destitución a Ibarra por mal desempeño», «No a los actos de impunidad».

Como siempre, se leyeron los nombres de cada una de las víctimas, ceremonia que lleva casi 15 minutos donde cada nombre, cada recuerdo, va goteando como una sentencia acompañada por el grito de la multitud: presente.
Luego actuó la murga, Los que Nunca Callarán. Según parece, el nombre podría aplicarse a todos los que están decididos a no resignarse al silencio.