Recomiendo:
0

Las (creativas e impúdicas) prácticas financieras de Google-Schmidt

Fuentes: Rebelión

Nada nuevo bajo el sol de las prácticas empresariales en esta fase de la Era del turbocapitalismo. San Google, la «simpática» multinacional del buscador que todos utilizamos diariamente, solo pagó un 5% de impuestos por su beneficio fuera de EE UU. Este es el titular de la noticia. La entradilla, si cabe, apunta a territorios […]


Nada nuevo bajo el sol de las prácticas empresariales en esta fase de la Era del turbocapitalismo.

San Google, la «simpática» multinacional del buscador que todos utilizamos diariamente, solo pagó un 5% de impuestos por su beneficio fuera de EE UU. Este es el titular de la noticia. La entradilla, si cabe, apunta a territorios de mayor infamia: «La empresa cree que las investigaciones de varios países apenas tendrán impacto» [1]. La prepotencia es inaguantable.

La cosmovisión del capitalista salvaje se nutre de esos alimentos. Eric Schmidt, el presidente ejecutivo de Google, sin pelos pero con chulería inconmensurable en la lengua, ya lo manifestó hace varios meses: enriquecerse más y más, sin límites, ésa es la consigna, ése es el programa de esta hora y para siempre. Y como sea. Con ingenierías financieras, dominando el planeta, dando gato por liebre, rompiendo privacidades, engañando si es necesario, trasgrediendo normas… ¿Qué pasa? ¡A quien le importa lo que nosotros hagamos, pensará mister ES! ¡No está claro qué significa mandar desde la Alicia de Carroll! Un potente equipo de abogados de Harvard y Yale están a su servicio por si hubiese algún intento de control.

Google destinó 430 millones de dólares (320 millones de euros) a pagar impuestos por los beneficios de 8.075 millones de dólares (5.980 millones de euros) obtenidos fuera de Estados Unidos en 2012. Una tributación media del 5,3%. La compañía californiana, por el contrario, tributó un 41% por las ganancias de 5.311 millones de dólares alcanzadas en USA. Si por sus ganancias exteriores hubieran tributado por el mismo porcentaje, los impuestos abonados hubieran sido de unos 2.500 millones de euros. Se han ahorrado (es decir, han estafado con técnicas y con las estrategias que les permite su poder, la estructura internacional de las finanzas y los gobiernos sumisos) unos 2.150 millones. La vigésima parte de los intereses de la duda pública española.

De hecho, esta ridícula tasa fiscal en el exterior ha aumentado algo en el último año. En 2011, la multinacional pagó el 3,2% por el beneficio obtenido fuera de Estados Unidos.

¿Cómo lo consiguen? Engañando «legalmente». Google logra rebajar sus impuestos con estrategias controvertidas «sujetas a investigación de las autoridades en varios de los países en los que opera» (Reino Unido, Francia, Australia, Italia, Suiza y España). Como son muy suyos y están muy seguros de su poder ilimitado (están, incluso, en nuestras cocinas), la compañía declara explícitamente «que no espera que esas investigaciones tengan un efecto relevante sobre sus cuentas». «Relevante» es palabra a retener.

La empresa californiana admite en su informe que «sustancialmente todo el beneficio de las operaciones en el exterior fue logrado por una filial irlandesa». ¿Cómo? ¿De qué modo? De la forma siguiente:

Google factura desde Irlanda los ingresos por publicidad que obtiene en otros mercados como el español. Con más detalle: la filial Google Spain ha declarado pérdidas en los últimos dos ejercicios; consiguientemente, apenas ha pagado impuesto de sociedades. GS se dedica a comercializar la publicidad de clientes «españoles» en Google pero no factura lo obtenido por esa publicidad. La refactura a otras sociedades del grupo (básicamente a Google Ireland) sumando costes de las operaciones más un pequeño margen.

En el listado de filiales de su informe, Google sólo incluye Google Ireland Holdings y Google Ireland Limited. Por supuesto: ni siquiera paga el 12,5%, el tipo del impuesto de sociedades irlandés (¡otra inmensa vergüenza!). Traslada su beneficio a paraísos fiscales. ¡Que se mueran los feos y tributen los tontos! La filial que recibe los ingresos de otros países «paga a su vez derechos de propiedad industrial a la otra filial irlandesa, que está domiciliada a efectos fiscales en las islas Bermudas» (el «doble irlandés», en argot fiscal). Google, además, canaliza los pagos a las Bermudas a través de una filial holandesa que ni siquiera tiene empleados. Cero más cero es cero. En las Bermudas, por supuesto, no existe esa cosa trasnochada y obsoleta llamada «impuestos sobre beneficios».

Google acumula 31.400 millones de dólares en efectivo y activos líquidos en sus filiales del exterior. Si decidiese repatriar ese dinero a EE UU, debería pagar impuestos por la diferencia hasta el tipo federal del 35%. La compañía ya lo ha explciado: piensa «reinvertir» esos fondos en el extranjero. Por supuesto.

Y no son los únicos. La traslación de bases imponibles y el uso de la ingeniería fiscal creativa, muy creativa, para reducir el pago de impuestos es una práctica generalizada entre grandes multinacionales tecnológicas. Apple, Facebook, Microsoft, Amazon, Yahoo y así siguiendo. Como las empresas «españolas» del IBEX 35. ¿Cuántas de ellas tienen cuentas secretas o no tan secretas en paraísos fiscales?

La tilde final: uno de los miembros estrella del consejo asesor empresarial de David Cameron es Eric Schmidt. ¡Qué felices deben estar mister Reagan y Miss Thatcher! ¿Y Popper? ¿Qué diría Sir Karl de estas prácticas de las «sociedades abiertas»?

Notas:

[1] «Google da esquinazo al fisco otro año». El País, 31 de enero de 2013, p. 22.

* Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.