El proceso político boliviano ha ingresado de lleno a las campañas electorales que pondrán en tensión las fuerzas sociales y regionales a través de las organizaciones partidarias y sus proyectos económicos, tomando en cuenta que no solamente estarán presentes los pedidos de apoyo con el voto de los ciudadanos sino las tensiones y contradicciones más […]
El proceso político boliviano ha ingresado de lleno a las campañas electorales que pondrán en tensión las fuerzas sociales y regionales a través de las organizaciones partidarias y sus proyectos económicos, tomando en cuenta que no solamente estarán presentes los pedidos de apoyo con el voto de los ciudadanos sino las tensiones y contradicciones más profundas existentes en una sociedad aún fuertemente marcada por la discriminación racial, la exclusión social y los prejuicios coloniales que transversalizan las relaciones sociales y ahora las candidaturas.
En octubre de 2019 se enfrentarán tanto electoral como económica, social, territorial y culturalmente, dos visiones de país, de pueblo y de realidad internacional: por una parte la que corresponde a los principios de lucha por la liberación nacional y social, el antiimperialismo, la igualdad y la democracia participativa y la emancipación latinoamericana expresada en el Movimiento Al Socialismo (MAS), la Central Obrera Boliviana (COB) y los Movimientos Populares y, por otra parte la que defiende el neoliberalismo, la dominación e invasión imperialista y reivindica los valores aristocráticos y oligarcas con sus representantes Comunidad Ciudadana (CC) y Bolivia Dijo No (BDN).
Las elecciones de 2005, 2009 y 2014, en las que ganó el sindicalista indígena Evo Morales con más del 50% de votos, tuvieron ya estas características puesto que los candidatos opositores, como los neoliberales y miembros de las oligarquías locales Jorge Quiroga, Manfred Reyes Villa y Samuel Doria Medina lo enfrentaron para ser derrotados de manera contundente. Los procesos electorales anteriores –de1978 a 2002– fueron contiendas en las que los principales candidatos representaban al proyecto neoliberal y a las clases tradicionales dominantes apoyadas por las transnacionales y el gobierno norteamericano.
Las tendencias que se han manifestado actualmente en las elecciones primarias internas de enero pasado, en las manifestaciones y proclamaciones públicas y en los sondeos de opinión muestran que más de un tercio de la población respalda a Evo Morales del MAS, otro tercio se distribuye entre Oscar Ortiz de BDN, Carlos Mesa de CC y Felix Patzi de Movimiento Tercer Sistema (MTS), quedando muy relegados los otros cinco partidos y sus candidatos, y otro tercio se manifiesta como indecisa.
Mientras Morales tiene un profundo arraigo y apoyo en los sectores populares, sindicales, campesinos y en las regiones rurales y marginadas de todo el país, Ortíz tiene respaldo en el oriente y sur bolivianos donde tiene el control de municipios y gobernaciones con el Movimiento Demócrata, Mesa, ex Vicepresidente de Gonzalo Sanchez de Lozada y representante de la «aristocracia» venida a menos, recibe adhesión en los sectores urbanos acomodados y medios, en tanto Patzi en el occidente del país, especialmente La Paz y Oruro.
Cuatro aspectos van a ir marcando las campañas políticas y electorales:
1.- El uso de las redes de internet caracterizadas por las mentiras y los rumores, así como por la fuerte influencia que tienen las grandes corporaciones internacionales imperialistas que manejan la información y distorsionan las percepciones, las cuales están acompañadas por las poderosas empresas privadas de comunicación –radio, televisión, agencias de noticias y periódicos– contrarias a Evo Morales.
2.- La difusión de rumores y falsas noticias sobre el gobierno, los dirigentes populares y los candidatos de izquierda y antiimperialistas del MAS, impulsada por una red informática preparada desde los centros metropolitanos y medios de comunicación, como CNN, orientados a deslegitimar y generar un estado de ánimo de incertidumbre y duda buscando influir sobre los sectores ciudadanos indecisos.
3.- Las correlaciones políticas internacionales vinculadas a la injerencia e intervención imperialista en América Latina como ocurre con el asedio a la Revolución Bolivariana en Venezuela respaldada por los gobiernos de Duque de Colombia, Bolsonaro de Brasil, Piñera de Chile y Macri de Argentina (y por Mesa y Ortíz en Bolivia) y repudiada por Morales de Bolivia, Diaz de Cuba, Ortega de Nicaragua, Lopez Obrador de México y Vasquez de Uruguay.
4.- Las elecciones que se realizarán en los próximos meses en Argentina y Uruguay, la inestabilidad institucional en los gobiernos de Perú y Ecuador, las movilizaciones sociales y populares en Colombia, Brasil, Argentina contra sus gobiernos neoliberales y las acciones del gobierno de Donald Trump de desarrollar una política de injerencia directa en los asuntos internos de los países de la región ante el avance mundial de China y Rusia.
Eduardo Paz Rada. Sociólogo boliviano y docente de la UMSA. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.
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