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Ricardo Alarcón de Quesada: "Una importante contribución para entender el origen de los conflictos bélicos promovidos por las potencias capitalistas"

«Las Guerras del Capital de Sarajevo a Irak», nuevo libro de Heinz Dieterich

Fuentes: Rebelión

La guerra nunca es un acto aislado. De hecho, las causas que la acompañan se revelan conforme devienen los acontecimientos y se configuran los elementos estimulantes. En el sistema capitalista la guerra es palanca de dominación y control de seres humanos, mercados y territorios. Se trata sin más de la concentración de poder, vía la […]

La guerra nunca es un acto aislado. De hecho, las causas que la acompañan se revelan conforme devienen los acontecimientos y se configuran los elementos estimulantes.

En el sistema capitalista la guerra es palanca de dominación y control de seres humanos, mercados y territorios. Se trata sin más de la concentración de poder, vía la violencia impositiva, para orientar y dirigir el uso de los factores de la producción en aras de acrecentar la ganancia de los triunfadores, bajo la dirección de un Estado. Quienes se erigen como tales, tienen «el derecho» de determinar el orden subsecuente e imponer las reglas de «convivencia» entre los actores del conflicto. El siglo XX fue testigo de ello, así como también de la aparición de un stablishment mundial, un orden internacional de potencias imperialistas.

En el libro Las Guerras del Capital de Sarajevo a Irak, el sociólogo Heinz Dieterich Steffan proporciona, bajo una rigurosa investigación y clara metodología, las claves para entender la génesis, los motivos y las repercusiones de los enfrentamientos bélicos, sus sustentos material-tecnológicos y sus basamentos ideológicos.

En cuatro apartados, el autor desentraña la naturaleza destructiva del capital y proporciona elementos para entender el estado actual del mundo en que vivimos.

Desde el inicio de la primera conflagración bélica mundial del siglo pasado hasta las invasiones de Irak y Afganistán, Dieterich revela y analiza la existencia de proyectos imperialistas de expansión y dominación.

Identifica los planes pangermánicos, panamericanos y panasiáticos que han atravesado los conflictos bélicos referidos. Los conceptos del Espacio Vital alemán, la Gran Área estadounidense y la esfera Superior de Co-prosperidad de Asia del Este de los japoneses, aparecen en la picota de los intereses geoestratégicos de las naciones poderosas.

Luego de la segunda gran guerra mundial se origina un nuevo orden llamado de Posguerra, en el cual Estados Unidos prefigura su influencia en el mundo occidental e inaugura en contraposición a la Unión Soviética, la Guerra Fría y la Doctrina de la Contención. Esta etapa también es analizada por Dieterich, quien identifica los factores que hicieron posible la superioridad militar tecnológica alcanzada en la era Reagan-Bush.

La caída del bloque socialista en los años 90 y después los ataques a las Torres Gemelas y el Pentágono en el 2001, han sido los motivos de relanzamiento de las tesis de la Gran Área estadounidense y la posibilidad –como dice el autor– de extender el siglo de dominación norteamericana. De este modo, se da inició a la Cuarta Guerra Mundial como «continuación de todas las grandes conflagraciones» sostenidas por Washington durante The American Century, el siglo americano.

El casus belli

No es casual que las últimas generaciones hayamos nacido en un contexto de guerras permanentes, de una lucha leonina por el control de los recursos naturales y energéticos, y en el cual estemos en la mirilla de un cañón pues resulta sorprendente que el lugar donde pisamos posiblemente esté en los planes de las potencias guerreras, especialmente la estadounidense. Así sucede actualmente en aquellos países árabes recién invadidos por las tropas dirigidas desde la Casa Blanca y acompañadas por sus aliados y ejércitos satélites.

El pasado 21 de septiembre, el presidente George W. Bush defendió su guerra en Irak ante la Asamblea General de Naciones Unidas, indicando que la coalición liderada por su país había hecho respetar «las justas demandas del mundo», sobre el supuesto desarme de Bagdad.

«Una coalición de naciones hizo valer las justas demandas del mundo», dijo Bush en su discurso y agradeció el apoyo recibido: «Mi país está agradecido con los soldados de muchas naciones que han ayudado a librar al pueblo iraquí de un dictador».

El casus belli, la justificación de una «guerra justa», que significaron los impactos de aviones convertidos en proyectiles sobre los símbolos del poder económico y militar estadunidense, y la supuesta liberación de un pueblo sojuzgado por un dictador, fue pretexto para la activación de la doctrina de la guerra preventiva de Bush, que no es otra cosa que una guerra anticipada de dominación. El mandatario fue explícito: «La respuesta correcta a lo que ocurre en Irak no es retirarse del país sino triunfar», es decir, acabar con la resistencia y convertir al país árabe en una neocolonia rica en recursos energéticos administrados por empresas como Enron y Halliburton Industries.

Un día antes de estas declaraciones de Bush hijo, dos hechos fueros reveladores: la toma de posesión de Porter Goss, un republicano de Florida, como nuevo director de la Central de Inteligencia (CIA), y el anuncio de un paquete de recursos económicos con un valor de 3, 500 millones de dólares más para apoyar a las tropas destacas en Irak.

El nuevo líder del organismo de inteligencia más poderoso del mundo es considerado por la clase política estadunidense como «un hombre de riñón», dispuesto a reordenar las cosas y sentar las bases para crear la figura de un super director de inteligencia que centralice la información considerada de alta prioridad para la seguridad nacional.

Goss es un ex agente de la CIA que participó en el servicio clandestino de 1962 a 1971 y está relacionado con el vicepresidente ultraconservador Dick Cheney (ex director de Halliburton); también ha sido miembro del Comité de Inteligencia de la cámara de representantes.

Ante el avance de la resistencia iraquí, EU reestructura sus prioridades en el país asiático. 3, 500 millones de dólares que originalmente fueron designados a servicios públicos de la Unión, pasarán al fondo de guerra que se suma ya a los 18, 400 millones de dólares que el Congreso autorizó el año pasado para la reconstrucción de Irak. Fuentes de la Casa Blanca y el Congreso, quienes pidieron a la prensa estadounidense mantener el anonimato, dijeron que estos montos también se aplicarán para aumentar la protección petrolera y organizar las elecciones previstas para enero. Así las cosas…

El texto de Dieterich, por tanto, nos da las pautas para explicarnos y entender el actual proyecto estratégico de reestructuración del mundo, «cuya implementación — destaca el autor– se posibilitó por el 11 de septiembre». Así, El Project for a New American Century, fundado en 1997, comienza a asomar sus resultados y amenaza con imponerse, tal como lo hicieran los nazis o los japoneses durante la primera parte del siglo pasado.

¿Habrá alternativa para la humanidad? Como indica el Prólogo escrito por Ricardo Alarcón de Quesada, presidente del parlamento cubano: «en el libro encontrará el lector las claves para comprender el camino de sangre, violencia, explotación y miseria, y también embustes y manipulación por el que ha arrastrado a la humanidad un sistema de cuya derrota depende la supervivencia de la especie humana».

La derrota tendrá que venir de la victoria de aquellos que sin poder aparente se levantan, resisten y pelean para cambiar la página de la vergonzosa historia del capitalismo.

*El Libro será presentado este 7 de octubre a las 19:00 horas en la librería Ghandi de Miguel Ángel de Quevedo, al sur de la capital mexicana. Participarán los embajadores de Venezuela y Cuba, así como el especialista en temas geoestratégicos, Alfredo Jalife.