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Las relaciones diplomáticas no significan complicidad

Fuentes: Rebelión

1. A raíz de las visitas a México del presidente español Rodríguez Zapatero, de la presidenta chilena Michelet, después del presidente argentino Kirchner y en los últimos días del presidente de Brasil Lula da Silva, se perfila la reanudación de relaciones diplomáticas del gobierno mexicano con los gobiernos de Cuba y Venezuela. Al parecer el […]

1. A raíz de las visitas a México del presidente español Rodríguez Zapatero, de la presidenta chilena Michelet, después del presidente argentino Kirchner y en los últimos días del presidente de Brasil Lula da Silva, se perfila la reanudación de relaciones diplomáticas del gobierno mexicano con los gobiernos de Cuba y Venezuela. Al parecer el establecimiento de relaciones entre esos países es un hecho porque, según se ha dicho así conviene a los intereses de cada uno de los países. Sin embargo el establecimiento de relaciones no puede llevar a que algún país tenga que silenciar lo que sucede en otro haciéndose cómplice. Ningún país puede dejar de denunciar la miseria y la explotación de los pueblos, mucho menos dejar de solidarizarse cuando este pueblo lucha por su liberación. México dio muestras de esto cuando rompió relaciones con Franco, cuando hizo lo mismo con Pinochet y después con los militares argentinos.
2. El gobierno cubano lleva más de 46 años sin tener relaciones diplomáticas con el gobierno yanqui y, al mismo tiempo, durante esos años no ha dejado de denunciar a todos sus gobiernos imperialistas (desde Eisenhower hasta Bush) frente a cualquier política que dañe los intereses de los pueblos del mundo. Supongo que si esas relaciones no hubieran sido rotas por Norteamérica, el gobierno cubano de todas maneras iba a seguir denunciando; porque si se hubiese callado los pueblos del mundo habríamos perdido ese pequeño, pero gran faro, que nos dio claridad para conocer mejor las entrañas del monstruo. Pero además, no debe olvidarse, que el rompimiento yanqui con Cuba también fue rompimiento de otros gobiernos de América para el establecimiento de un bloqueo económico y comercial. Para los que vemos desde fuera, la historia de Cuba a partir de principios de los sesenta es la historia del bloqueo yanqui.
3. En el caso del gobierno de Hugo Chávez tampoco tengo duda. Las relaciones con México serán solo una formalidad diplomática para que entre funcionarios de ambos países se pueda hablar y hasta realizar negocios comerciales; sin embargo Chávez no podrá olvidar que mientras él busca construir una sociedad socialista en la que los trabajadores, los directos productores de la riqueza, tengan un papel hegemónico, su contraparte en México (Felipe Calderón) busca consolidar su gobierno a partir de subordinarse a la intereses del gobierno de Bush y sus agentes en México. Calderón, el presidente espurio mexicano, busca aprovecharse de esas relaciones (con Cuba y Venezuela) para suavizar más las posiciones de las corrientes moderadas del PRD. Más aún: tiene las esperanzas de que algunos dirigentes de esos países le pidan a López Obrador o a los dirigentes del PRD alguna negociación para el reconocimiento.
4. Si el gobierno mexicano estuviera solo, mucho más, si fuera independiente, no habría ninguna dificultad para el establecimiento de relaciones; el problema es que, por lo menos desde 1982 (cuando México firmó un pacto de total subordinación de su economía y su política con los EEUU) los gobiernos mexicanos están obligados a obedecer en todo al gobierno yanqui. ¿No se recuerda acaso que Fox era como un perrito faldero de Bush, por eso lo bautizaron como el cachorrito? De todas maneras no está mal el establecimiento de esas relaciones diplomáticas que permitirán ver la cara del derechista presidente empresarial mexicano. Más bien las dos caras: una que presentará al decir sus discursos en «defensa de la libertad» y otra que tratará de esconder en el momento en que maniobra para defender a su patrón Bush. Mucho más temprano que tarde, Calderón se desenmascarará en su juego.
5. Pero tampoco hay que pensar que Calderón es muy «burro» y no ha medido lo que hará o que actúa en solitario sin el asesoramiento del gobierno de Bush. Nada de eso. Parece que todo está finamente calculado. El gobierno de los EEUU no ha dejado de mover sus piezas y de presionar en América Latina porque esta región históricamente ha sido su gran zona de influencia. Casi todos los gobiernos de países pequeños, sobre todo los de América Central, sufren fuerte dependencia económica y política de los Estados Unidos desde hace muchas décadas. Por otro lado, entre los mismos países del cono sur han surgido algunas diferencias por el asunto del petróleo, el etanol, los recursos naturales, el comercio, que el gobierno de Bush ha sabido capitalizar. Incluso se vislumbran dos bloques: Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, por un lado y Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, incluso Argentina, por otro.
6. Calderón (con todo el peso que tiene México como país extenso, muy poblado y con alta producción) puede ser la cuña que Bush necesita para agrandar las distancias entre esos países. Los analistas Petras y Zibechi, en varios de sus artículos y ensayos, nos han mostrado las grandes contradicciones entre los países del Mercosur y otros que aún negocian «por necesidad» con los EEUU. Parecería que los países de América Latina, por ser todos saqueados y sojuzgados por Norteamérica fácilmente se unirían contra su enemigo común; pero no es así. Aquí sí el llamado nacionalismo, las terribles fronteras que dividen a los pueblos, hacen resaltar los intereses nacionales por encima del sufrimiento de los pueblos miserables y explotados. Los gobernantes se dividen por intereses de las burguesías empresariales nacionales y abandonan los intereses comunes de sus pueblos que necesitan luchar contra la opresión mundial.
7. De todas maneras este asunto de la «diplomacia internacional» no es muy previsible. Muchas cosas pueden cambiar radicalmente por los llamados «intereses nacionales». En el caso de México ya sabemos que los «intereses nacionales» son los intereses de la burguesía asociada con el capital norteamericano que buscará agrandar inversiones y negocios. Ahí va a estar el juego de Calderón en América Latina: aprovechar cualquier vacío para meterse con todo el apoyo de los EEUU y sus aliados como Colombia. ¿Cómo va a pagarle el gobierno de Calderón a Bush la gran ayuda militar y económica que ha comenzado a recibir para combatir el narcotráfico y de paso la rebeldía que crece en el país? La entrada del gobierno mexicano en el juego político será interesante. La enorme experiencia del gobierno cubano y venezolano permitirá que lo mexicanos conozcamos mejor la actuación de los gobernantes espurios de la derecha.