La primera edición del ciclo de conciertos Caprichos de Apolo acoge hoy su última actuación. El trío estadounidense Le Tigre desatará hoy (nueve de la noche) su punk electrónico, bailable y políticamente activo. Estamos ante un grupo comprometido contra la homofobia, la guerra, el neoliberalismo y, por lo tanto, enemigo declarado del gobierno republicano de […]
La primera edición del ciclo de conciertos Caprichos de Apolo acoge hoy su última actuación. El trío estadounidense Le Tigre desatará hoy (nueve de la noche) su punk electrónico, bailable y políticamente activo. Estamos ante un grupo comprometido contra la homofobia, la guerra, el neoliberalismo y, por lo tanto, enemigo declarado del gobierno republicano de su país.
Todo ello no significa que los conciertos de Le Tigre sean un sesudo y aburrido ir y venir de reflexiones sociales. «Nos preocupa ofrecer un espectáculo que no tenga que ver con el directo de rock convencional», recuerda Johana Fateman. «Siendo un grupo político con valores radicales, estamos muy interesados en romper estereotipos como el de que una banda con contenido político ha de ser muy seria».
DIVERSIÓN Y OPINIÓN
Performances, música pregrabada y proyecciones enriquecen un show que quiere divertir y transmitir opiniones. El impacto que éstas tengan es difícil de calibrar. «Hay quien viene sin haberse planteado qué opina del comunismo o la homofobia y mediante nuestra música quizá aprenda algo y se politice más», intuye Fateman. «Lo que no creo es que un votante de Bush cambie de golpe sus ideas. De hecho, nunca ha venido un fan de Bush a nuestros conciertos«, asegura.
Le Tigre presenta su tercer disco, This island. La sensación de previsibilidad que transmite le ha valido las críticas más tibias de su carrera. «Sabíamos que haciendo un disco más accesible que, además, era el primero en una multinacional, dirían que ya no tenemos gracia», lamenta. Pero quiere aclarar algo: «En los anteriores discos las canciones eran crudas, con aristas y no sonaban pop. Al hablar de accesibilidad no significa que quisiéramos letras estúpidas. Pero sí hubo un esfuerzo para que sonaran más accesibles». Aclarado.