1. No me olvido que durante el secuestro del diplomático estadunidense Terrance Leonhardy -ocurrido el 4 de abril de 1973-, el gobierno de México rechazó el consejo de los EEUU de «no negociar con terroristas» y accedió a las demandas de los secuestradores, según muestran cables diplomáticos recientemente dados a conocer por WikiLeaks. Entre las […]
1. No me olvido que durante el secuestro del diplomático estadunidense Terrance Leonhardy -ocurrido el 4 de abril de 1973-, el gobierno de México rechazó el consejo de los EEUU de «no negociar con terroristas» y accedió a las demandas de los secuestradores, según muestran cables diplomáticos recientemente dados a conocer por WikiLeaks. Entre las demandas de los secuestradores al gobierno del presidente Echeverría Álvarez se encontraba la liberación de 30 presos considerados como «peligrosos» por parte del gobierno y la entrega de un millón de pesos. La satisfacción de estas demandas no dejó de ser criticada por el Departamento de Estado en Estados Unidos.
2. Tampoco puedo olvidar que Raúl Salinas de Gortari, después que el pueblo de México se enteró de gigantescos fraudes y de ser acusado de asesinar a políticos importantes, se reintegró fácilmente a su vida familiar y reclamó sus millones de pesos. ¿Cuántos banqueros (Lankenau, Cabal Peniche, Gastón Azcárraga), cometieron gigantescos fraudes multimillonarios y nada les sucedió? ¿No fue descarado el arreglo del gobierno de Peña Nieto con el gobierno español que en unos cuantos días obtuvo la libertad del exgobernador de Coahuila y expresidente del PRI, Humberto Moreira? Yo casi no me fijo en «pequeñeces» pero hay mil un casos en que el presidencialismo mexicano ordena y determina.
3. El pueblo de México sabe que los profesores no cometieron fraude o delito alguno; que están en la cárcel con puras acusaciones inventadas por ser luchadores sociales que se oponen a una Reforma educativa que busca terminar de privatizar la educación, así como fue el petróleo, la electricidad, los bancos, las tierras, etcétera. El único «delito» ha sido luchar por sus derechos y representar frente a frente las batallas de los profesores. Por ello en las calles se grita: «Gobiernos farsantes que encarcelas profesores y matas estudiantes». Ninguna confianza en el gobierno, así como ninguna tregua en las movilizaciones. La única salida es endurecerlas y radicalizarlas.
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