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Entrevista a Guillermo Almeyra, editorialista internacional de La Jornada (México)

«López Obrador es un nuevo Francisco Madero»

Fuentes: Rebelión

-M.H.: Escribió unas primeras impresiones en caliente sobre lo que usted califica como un triunfo histórico por parte de López Obrador. Con una abstención muy baja, del 37% y un resultado que sorprende, casi un 53% de votos favorables. ¿Cómo se explica esto? -G.A.: Por un lado es un resultado de la tenacidad y resistencia […]

-M.H.: Escribió unas primeras impresiones en caliente sobre lo que usted califica como un triunfo histórico por parte de López Obrador. Con una abstención muy baja, del 37% y un resultado que sorprende, casi un 53% de votos favorables. ¿Cómo se explica esto?

-G.A.: Por un lado es un resultado de la tenacidad y resistencia de un hombre al cual le robaron la elección en 2006, se la volvieron a robar en el 2012 y aun así insistió por tercera vez. Pero sobre todo el que haya podido resistir tiene que ver con una lucha mucho más vieja, vinculada con las matanzas de 1968, las de 1970, las guerrillas en Guerrero, el triunfo de 1988 cuando se rompió el PRI, una izquierda estimulada por Vietnam, la Revolución cubana, que sale del PRI y forma un partido democrático, el PRD. Se da un nuevo fraude, inmediatamente se manifiesta en 1994 y luego las luchas electorales de López Obrador pero en medio, masacres, movilizaciones campesinas, de maestros, etc.

Ha habido una maduración, poco a poco la mayoría de la población indígena, campesina y obrera de México comprobó que el partido del gobierno ya no le daba nada, porque había un pacto tácito de aumentos de salarios, facilidades para sembrar y cosechar, pero se quedaban con el poder. Esto venía desde 1917, cuando se dio la Revolución mexicana. Cuando ese pacto se rompió en los ´80 con la mundialización, quedó claro que no se trataba de un problema de dirigentes ni de partidos, sino del sistema. Sobre todo cuando hicieron desaparecer a 43 estudiantes normalistas, los mataron a todos y la gente empezó a comprender esto sobre el sistema capitalista.

El resultado fue que incluso los zapatistas se volvieron anticapitalistas porque no lo eran al principio y se contentaban con que el Estado les reconociera los derechos indígenas. Esta es la ola de fondo que desembocó en el triunfo de López Obrador, a pesar de la política absolutamente limitada, a pesar de la dirección de derecha de su movimiento.

Acaba de nombrar en su gabinete de trabajo a 3 altos empresarios, entre ellos a la gente de las televisoras, todos muy ligados a la Embajada de Israel, uno fue ministro del Interior del PRI durante muchísimos años, otro fue dirigente durante 30 años del PAN que es el partido de la ultraderecha católica. Sus representantes directos son toda gente de ultraderecha o de derecha conservadora. Pero ha dicho que reducirá los sueldos de los funcionarios a la mitad, hay que ver si lo hace realmente, ha dicho que no va a vivir en la casa presidencial, sino que se quedará en su casa, que va a anular el centro de espionaje, que va a liberar a los presos políticos. Ha hecho algunas promesas que no le van a costar demasiado en el caso que las cumpla, pero los problemas reales, la pobreza del país, los inmigrantes, los asesinatos, 150.000 en 12 años, el problema de los desaparecidos, el narcotráfico, la sumisión a EE UU, todo eso difícilmente pueda resolverlo. Así que como dice el dicho, cuando desaten el paquete, cuando los que lo votaron se den cuenta de lo que ha pactado, van a empezar a exigir.

Por ahora van a dejar pasar el período de gracia para ver qué hace. Prometió también sacarles las pensiones a los ex presidentes. Algunas cosas de esas puede hacer. Lo que no va a hacer son las medidas de fondo. Por otro lado ya están funcionando las policías comunitarias de los Estados, son policías elegidos en asambleas por los trabajadores y que cobran su sueldo de la comunidad e incluso son revocables. Es decir que están comenzando a funcionar organismos de autodefensa.

-M.H.: Los mercados financieros recibieron bien la ratificación de Carlos Urzúa como próximo secretario de Hacienda y del empresario Alfonso Romo como coordinador del gabinete ministerial. Usted en el artículo que mencionaba habla de López Obrador como un nuevo Madero. ¿Qué significa esto?

-G.A.: Madero era el hombre más rico de México, se levantó en armas con el lema «Sufragio efectivo y no reelección» contra el fraude que pensaba hacer el viejo dictador Porfirio Díaz. Y consiguió el apoyo de todos, de Zapata, de Villa, sectores de la burguesía y llegó al gobierno como el hombre más rico de México convencido de que era el salvador, porque era un espiritista además.

Llegó al gobierno y pensó que poniendo gente más o menos honesta podía mantener el Estado que había heredado, puso a su hermano en el ministerio del Interior, de Vicepresidente a José María Pino Suárez y un tiempo después uno de sus generales negoció con la embajada de EE UU y se levantó en armas, lo mataron a él, al Vicepresidente, al hermano y se restableció la dictadura.

Esa es la experiencia de Madero, al principio apoyado por todos, el primero que se dio cuenta de que no hacía nada por los campesinos fue Zapata, quien pasó a la oposición y Madero le mandó a su ejército para aplastarlo, y luego tuvo conflicto con Villa y con otros hasta que lo matan. En una palabra López Obrador toma como su héroe a Madero, el bisnieto de Madero, Alfonso Romo, es a su vez coordinador del gabinete de AMLO.

-M.H.: Quisiera que hablemos de lo que se está viviendo en Nicaragua.

G.A.: Es terrible la actitud del dúo Ortega-Murillo, un dúo que hizo las peores concesiones a la derecha, hizo acuerdos, los fomentó con la derecha y la jerarquía de la Iglesia católica. Pero se hacían pasar por izquierdistas financiados por Venezuela, pero aplicaban una política de derecha pro capitalista, que a EE UU le venía muy bien. Hicieron rebajar los salarios, las jubilaciones y aumentaron la edad jubilatoria y el país estalló. Lo único que se les ocurrió fue reprimir con parapoliciales y con la policía. El Ejército, que está dirigido por el hermano de Ortega, no interviene en esto porque se reserva en caso que el Gobierno caiga. Entonces aplica policía de choque contra los campesinos y los estudiantes. Por supuesto que en esto mete la cuchara EE UU, por supuesto que si cae, la derecha va a aprovecharse, pero la alternativa es que se vaya y dejar que los sandinistas verdaderos, que existen, se presenten a elecciones.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.