1. Señala mucha gente: «A López Obrador se le ha comenzado a criticar sin siquiera comenzar a gobernar»; pero también se le ha comenzado a halagar sin iniciar su gobierno. Así debe ser la crítica política: no se puede «esperar que se inicie un gobierno, que llegue a la mitad o hasta concluir su mandato […]
1. Señala mucha gente: «A López Obrador se le ha comenzado a criticar sin siquiera comenzar a gobernar»; pero también se le ha comenzado a halagar sin iniciar su gobierno. Así debe ser la crítica política: no se puede «esperar que se inicie un gobierno, que llegue a la mitad o hasta concluir su mandato para calificar un sexenio». No se puede esperar. Si un político nace de huevo de pato, camina como pato y come como pato; es decir, si es hijo de la burguesía, de joven piensa y explota como empresario, milita en el PRI o el PAN, pues años antes ya sabes cómo gobernará, cuáles son sus pensamientos u obsesiones y si está dispuesto a matar en defensa de sus particulares intereses.
2. El poder político no es un simple juego, porque de él depende el bienestar o el fracaso de un país y un pueblo. Los electores votaron un mandato y López Obrador tiene que obedecer. Por ello, alarmados, aterrorizados, los jueces o magistrados, los militares, los funcionarios electorales, los llamados especialistas y otros muchos altos funcionarios que cobran cada mes de 400 a 500 mil pesos, han comenzado a rebelarse. ¿Cómo que el presidente López Obrador va a ordenar que los salarios de los jueces o magistrados se reduzcan de 600 mil pesos a 108 mil para respetar el llamado para que ningún salario sea superior al del presidente?
3. Pienso que en tres meses (en marzo de 2019) ya podrá preverse lo que puede o no hacer AMLO. Reducir los altos salarios, construir el aeropuerto en Santa Lucía, aumentar el salario mínimo, consolidar gubernaturas en los estados, atender a los «ninis», a los estudiantes, los pensionados. Más aún, pienso que antes los jueces, militares, el PRI y PAN, habrán decidido cuál es el camino. Y no es un problema de leyes o legalidades institucionales sino un problema eminentemente de fuerza política real. La gran pregunta será: ¿Quién manda hoy en la nación si desde el inicio del México independiente en 1821 lo ha hecho la burguesía?
4. Cuando digo que nunca he votado es porque desde los 19 años supe que el PRI y el PAN eran partidos de derecha que sólo favorecían a los empresarios, es decir, a los ricos explotadores. Así que en 1958 no voté por el PRI, pero tampoco por el PAN: no voté por López Mateos, en 1964 no lo hice por Díaz Ordaz, en 1970 desprecié a Echeverría, en 1976 no me hice tonto votando por López portillo. A todos ellos y sus seguidores los combatí de antemano y en ningún momento les tuve algún grado de confianza. Afortunadamente mi trabajo salarial de profesor y mi ideología izquierdista me educó a ser independiente y a manifestarme sin temor en las aulas, el sindicato, los periódicos y las calles, como enemigo del sistema.
5. En 1977 el presidente López Portillo y su secretario Reyes Heroles, al ver que las elecciones y la participación electoral estaban en peligro de desaparecer, inventaron una «reforma política» ofreciendo a todos los partidos que se registren y acepten ciertas reglas, grandes cantidades de dinero, diputaciones y senadurías, programas de televisión, pago de locales y propaganda y muchos viajes en avión. No había terminado el ofrecimiento cuando cinco o seis partidos de derecha y reformistas de izquierda ya estaban haciendo cola para registrarse. Desde entonces conozco a unos diez políticos de esa camada que comenzaron a ocupar cargos y llevan 40 años brincando de un puesto a otro sin interrumpir sus ingresos millonarios.
6. Espero que López Obrador, a pesar de los muchos vientos y tempestades que lo rodean, pueda capotear esos temporales, para salvar a su amada. El «tsunami» político de la derecha no sólo está conformado por los pináculos que han comenzado a aparecer en lo más alto de la clase dominante de la nación, sino que los medios de información de otros países han comenzado a cuestionar las políticas que anuncia el lópezobradorismo. Espero que Morena no retroceda, que la obliguen a caer «por educación» en la blandenguería; por el contrario, que pase a la ofensiva. En unos días estarán libres los gobernadores que defraudaron al país; en unas semanas los gobernadores del PAN y del PRI se alinearán con AMLO. ¿Qué sigue?
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