1. López Obrador y Manuel Bartlett son, desde hace algunos años, los luchadores sociales más distinguidos en el país contra la privatización del petróleo, la electricidad y las llamadas «reformas estructurales» que buscan entregar al país a inversionistas privados y extranjeros. AMLO decidió hace 20 años romper con el PRI y luchar por la construcción […]
1. López Obrador y Manuel Bartlett son, desde hace algunos años, los luchadores sociales más distinguidos en el país contra la privatización del petróleo, la electricidad y las llamadas «reformas estructurales» que buscan entregar al país a inversionistas privados y extranjeros. AMLO decidió hace 20 años romper con el PRI y luchar por la construcción de un partido independiente; Bartlett, después de ser secretario de Gobernación, secretario de Educación, gobernador del estado de Puebla y haber ocupado en varias ocasiones la legislatura federal, desde hace unos 10 años (sobre todo a raíz del fortalecimiento del panismo y la derecha) sin renunciar al PRI, se convirtió en su principal crítico, al mismo tiempo en un personaje analista y notable opositor a la privatización de la electricidad, del petróleo, de los monopolios de TV y radio, etcétera. Pero ellos son nada sin la participación de los trabajadores y ciudadanos en las calles.
2. Las poderosas manifestaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas, apoyado por otras fuerzas que ha logrado aliar (UNT, Pascuales, CNTE,) han impedido la privatización total de la empresa, aunque no los contratos privados que los gobiernos privatizadores ha impulsado con inversionistas mexicanos y extranjeros. Lo mismo se puede decir del petróleo que (a pesar de no tener un sindicato que evite su privatización, porque éste es espurio, es decir, está al servicio del gobierno y la empresa) ha logrado aglutinar una gran diversidad de fuerzas para frenar al gobierno neoliberal derechista que ha puesto todo para entregárselo a los inversionistas locales y extranjeros. AMLO ha levantado un gran movimiento opositor, pero Bartlett no ha dejado de dar conferencias en centrales sindicales, entrevistas, enfrentar polémicas en foros y poco a poco ir conformando un equipo de priístas que lo han acompañado en sus batallas contra el neoliberalismo.
3. Denuncia Bartlett (aunque lo esté haciendo de manera reiterada) que con diferentes argumentos falsos el gobierno de Felipe Calderón está privatizando el petróleo cuya explotación corresponde exclusivamente al Estado. Que con la argucia de contratos de servicios múltiples han empezado a privatizar la explotación del petróleo. Se están firmando, declara, contratos con empresas extranjeras para sacar gas. Están haciendo obras, mismas que deberían ser hechas exclusivamente por PEMEX. Se concursan las obras y casualmente son las mismas las que las hacen. Las privatizaciones fueron impuestas por el Banco Mundial y el Fondo Monetarios Internacional, dos instrumentos al servicio de las grandes potencias. En el congreso PRI y PAN buscan reformar leyes secundarias sin mover la Constitución buscando con ello asociarse con las empresas norteamericanas y europeas que están desesperadas por meterse en el Golfo de México.
4. El caso del político Bartlett es interesante. Lo odian los panistas, le temen los priístas y los del PRD no le tienen confianza. Él se ha defendido con inteligencia y habilidad de las acusaciones a que ha sido objeto. Los panistas no han dado los mínimos argumentos en su contra, pero lo odian porque ha combatido al panismo y a la derecha de manera abierta y frontal; los priístas le temen porque los conoce a todos, por lo menos desde que en la secretaría de Gobernación tuvo un registro y ejerció un gran control sobre ellos y en el PRD no le tienen confianza porque cuando se daban los resultados electorales de la elección presidencial en 1988 propició «la caída del sistema de cómputo» que benefició al candidato del PRI, Salinas de Gortari; además por el hecho mismo de haber sido secretario de Gobernación. Pero estoy seguro que si renunciara al PRI e ingresara al PRD adquiriría la confianza que otros expriístas tienen.
5. La batalla contra la privatización es una lucha contra el neoliberalismo; no es contra el capitalismo, pero debe aprovecharse y apoyarse para darle mayor profundidad. En la defensa del petróleo, la electricidad, los servicios públicos de salud y educación, deberían participar los indígenas, los campesinos, obreros, sectores populares, principalmente; pero también todos aquellos sectores clase medieros y burgueses que estén dispuestos a enfrentar a la derecha ligada a los inversionistas extranjeros. En esas luchas de defensa del patrimonio el sectarismo impide el crecimiento de masas, aunque no puede dejarse de ejercer vigilancia para evitar que los movimientos amplios concluyan beneficiando al capital. En esta batalla, que al parecer comienza a crecer por las tareas que se han acordado en la Convención Nacional Democrática y los grandes grupos de mujeres e intelectuales que se han organizado, caben todas las personas.
6. El debate parece que no puede ubicarse en el problema técnico o de legalidad. Dicen que México no tiene dinero, que PEMEX no tiene dinero para explorar, que están sacando petróleo sin encontrar nuevas reservas (lo cual es criminal). Obvio no dicen que los miles de millones que produce PEMEX se dilapidan en gastos corrientes y salarios millonarios. Que como México no tiene dinero, entonces se necesita acudir a la inversión extranjera. Callan a propósito que en eso están comprometidos. Después dicen: tampoco tenemos las tecnologías para sacar del mar profundo el petróleo, que la tecnología es mucho más complicada y que apenas se está desarrollando, que la tienen las empresas internacionales. Este es el argumento más tramposo que han inventado para «asociarse» en la explotación y para firmar «contratos de riesgo» en los que se comparten materia prima y todas aquellas riquezas que sólo pertenecen al pueblo mexicano.
7. Desde las batallas contra la reformas a las pensiones y a la ley de Seguro Social, Bartlett, junto a un grupo de priísta, destacó (muy por encima de los perredistas) en defensa de los intereses de los trabajadores y pensionados. Sus batallas políticas, poniendo en primer lugar la fundamentación teórica de los problemas, ensañan que hay personajes que pueden cambiar a pesar del priísmo que les dio origen. Otra cosa son los Jorge Castañeda, Demetrio Sodi, Aguilar Sinzer, Ricardo Pascoe, Paoli Bolio que, como auténticos saltimbanquis, brincan de un partido a otro para lograr cargos legislativos o de gobierno. Contra este tipo de personas hay que cuidarse. Al mismo tiempo que hay izquierdistas de toda la vida que han despreciado los cantos de sirena, ¿Cuántos políticos «con mil años de militancia en la izquierda» terminan entregando el cuerpo al primer postor? Pienso que basta con analizar el comportamiento ideológico y práctico de los últimos ocho de un político para saber por donde está.