1. El jueves se reunieron ante los poderosos empresarios de los medios de información electrónicos (radio y televisión) los tres candidatos de los tres partidos más influyentes: Andrés Manuel López Obrador (centro-centro izquierda), Enrique Peña Nieto por el PRI (centro-derecha-derecha) y Josefina Vázquez Mota del PAN (derecha-ultra derecha). AMLO hizo una respetuosa crítica al comportamiento […]
1. El jueves se reunieron ante los poderosos empresarios de los medios de información electrónicos (radio y televisión) los tres candidatos de los tres partidos más influyentes: Andrés Manuel López Obrador (centro-centro izquierda), Enrique Peña Nieto por el PRI (centro-derecha-derecha) y Josefina Vázquez Mota del PAN (derecha-ultra derecha). AMLO hizo una respetuosa crítica al comportamiento de los medios y el monopolio que los daña; Peña apoyó ampliamente a los empresarios y prometió descargarlos de limitaciones, y Vázquez Mota dijo que impulsaría nuevas leyes y que estaba preocupada por la forma de elección interna que escogió su parido, el PAN, para seleccionar candidato. En esta primera comparecencia de precandidatos o candidatos puede verse el rumbo que tomará la campaña; aunque «la preocupación de la panista por la forma de elección» puede estar anunciando que el candidato del PAN podría ser otro.
2. López Obrador y Peña Nieto serán -casi seguro- los candidatos presidenciales de los partidos socialdemócratas (de centro-izquierda) y del PRI, respectivamente y, al mismo tiempo, quienes serán el uno y dos en las campañas y en los comicios que se realizarán en julio de 2012. Son iguales en cuanto se enfrentan en procesos electorales organizados por la clase capitalista y, por ese hecho, son parte del sistema; pero también son distintos porque poseen concepciones diferentes acerca de los problemas y, por su historia política reciente -por lo menos de los últimos 10 años-, han tenido prácticas diferentes. Es decir: no se puede decir que son igualitos, pero tampoco que son como el agua y el aceite, que son radicalmente distintos. El primero es un socialdemócrata que parece avanzar a la izquierda y el segundo es un derechista al servicio de los empresarios. Hay que decir que la izquierda social -no electoral- es muy débil en México.
3. López Obrador dijo a los empresarios que si no hay un cambio real y de fondo en el país, no encontraremos la salida ni como pueblo ni como nación. Este régimen ya dio de sí, ya se pudrió de corrupción, de privilegios y de injusticias, y mientras más tiempo se mantenga, peor nos va a ir. Ustedes son actores fundamentales: los medios de comunicación tienen que cumplir con una función social y deben garantizar el derecho del pueblo a la información, asunto que, en honor a la verdad, no se ha podido concretar debido a que prevalecen en los medios intereses económicos y políticos que se sitúan por encima del interés general, aunque hay desde luego honrosas excepciones. Que se aleje la tentación de unos medios, en especial de una televisora (Televisa), de querer imponer al próximo presidente de México mediante la inequidad, la mercadotecnia y la promoción descarada de sólo uno de los aspirantes. No olvidar que con guerra sucia nos robaron 2006.
4. Peña Nieto habría dicho a los empresarios y ejecutivos de cadenas de radio y televisión, que la legislación electoral impuso injustamente cerrazón sobre las campañas y una camisa de fuerza para los medios electrónicos. El priísta se refirió a su interés por potenciar a Petróleos Mexicanos (Pemex) a partir de -insistió- deponer actitudes ideológicas (el nacionalismo, el antimperialismo) y partidarias. Debemos ir a una visión mucho más pragmática a la exploración de modalidades de mayor inversión privada en la empresa, manteniendo la propiedad del Estado mexicano sobre los hidrocarburos. Estoy a favor de la apertura de Pemex para que a través de alianzas estratégicas con el sector privado se detone el potencial de crecimiento y desarrollo de esta empresa para beneficio de México. «No filias ni fobias», ¿Sería como dejar las cosas como están y seguir apoyando el saqueo de los recursos básicos y energéticos del país produciendo más miseria?
5. ¿Qué puede observarse comparando las posiciones discursivas? Que AMLO está comportándose adecuadamente frente a los empresarios de los poderosos medios de información recordándoles que en 2005 y 2006 hubo una guerra sucia contra su candidatura, que le robaron la Presidencia y que esto no debe repetirse porque están bloqueando las salidas al pueblo. Peña se coloca en posición radicalmente contraria: le ofrece a los empresarios que se acabarán las «camisas de fuerza» que les impone dobles castigos: les impide ganar dinero y al mismo tiempo les impone sanciones. Es decir, Peña Nieto, sin la menor vergüenza, demuestra públicamente que es el candidato de los empresarios, en particular de Televisa. ¿No es acaso sencillo explicar por qué Peña Nieto es impulsado al primer lugar por las encuestas viniendo de la nada y López Obrador que lleva seis años recorriendo a diario el país, aparece en segundo lugar definitivo?
6. Lo importante es que AMLO tenga la suficiente capacidad y honestidad para renunciar al proceso electoral cuando este no de garantía alguna de imparcialidad. Las campañas de los medios electrónicos (radio y TV) son definitivas para conformar la opinión de la gente. (Ayer a las cuatro horas de enviar por la red un artículo condenando a los yanquis por el asesinato de Gaddafi, mismo que habrá sido leído por 20 personas, López Dórica inició su programa de radio aplaudiendo el asesinato del que llamó «sátrapa» Gaddafi por los EEUU, escuchado por 200 millones de personas en México y el mundo) En tanto López Obrador visitas cinco mil pueblos y municipios del país sin que ningún medio publique nada, Peña Nieto desde su residencia o sus lujosas oficinas lanza unas cuantas declaraciones políticas que salen de inmediato y se repiten durante el día en los medios de información. ¿De seguir así la situación, se podría seguir en campaña?
7. «Bueno -dirían los tontitos- si no se gana la Presidencia se ganan diputaciones y senadurías, además qué tal si a la hora de los comicios el pueblo nos da la sorpresa y vota a favor de AMLO, y si esto no sucede, pues ni modo será en 2018, 2024 o hasta que dios quiera». Para que este pensamiento no domine hay que preparar un «Plan B» para aplicar en enero o febrero de 2012 después de renunciar a la casi segura farsa electoral. El objetivo sería evitar que se realicen las elecciones o situarlas para los meses siguientes; las medidas inmediatas serían: bloqueo de calles, de avenidas, carreteras, bancos, embajadas, televisoras y radios. Para ello es necesario coordinar organizaciones sociales obreras, campesinas, de colonos, estudiantiles mediante comisiones de estudio, de vigilancia, de acción política y movilizaciones. Se analizaría la estrategia de las fuerzas represivas: ejército, marina, policía. ¿O nos pondremos a llorar?
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