Actualmente la mayoría de los indígenas Odhams viven en diversas ciudades del noroeste de Sonora: en Caborca, Sonoyta y Puerto Peñasco, en el zona de la frontera internacional con Arizona, Estados Unidos. Su vida en las urbes se caracteriza por condiciones de precariedad material, discriminación y exclusión social. Como otros grupos indígenas de Sonora y […]
Actualmente la mayoría de los indígenas Odhams viven en diversas ciudades del noroeste de Sonora: en Caborca, Sonoyta y Puerto Peñasco, en el zona de la frontera internacional con Arizona, Estados Unidos. Su vida en las urbes se caracteriza por condiciones de precariedad material, discriminación y exclusión social. Como otros grupos indígenas de Sonora y el país, en su historia se encarna una sistemática y contundente política de discriminación étnica y despojo de sus territorios por parte del Estado mexicano, pero también refleja procesos de resistencia y persistencia de diversas prácticas socio-culturales (ceremonias, formas de organización). Si bien es cierto que estos grupos indígenas ya no viven en sus comunidades rurales del desierto, aún conservan parte de sus tierras y de su tradición cultural, ambos legados de sus antepasados.
Desde hace siglos los Odhams habitaron, en pequeños asentamientos seminómadas, el desierto de Altar que se extiende desde el centro de Sonora y llega hasta el suroeste de Arizona en Estados Unidos; este es y era el territorio de sus ancestros. Tras la invasión española, los Odhams resistieron la ocupación de la corona española y los misioneros mediante diversas estrategias y procesos de movilidad geográfica a lo largo y ancho del extenso territorio del desierto de Altar. Con la creación de la República Mexicana en el siglo XIX (1821) los Odham fueron «incorporados» a la naciente república mexicana y experimentaron la segregación y el olvido del naciente Estado mexicano. Después, con el tratado de Guadalupe Hidalgo (1848) -cuando una enorme porción de México pasó a ser propiedad de Estados Unidos-, el territorio tradicional Odham quedó partido en dos por la frontera internacional entre México (Sonora) y Estados Unidos (Arizona); el territorio Odham fue el botín de dos Estados nacionales, que, cuando les convenía, usaron y explotaron estas tierras indígenas a su conveniencia sin importarles los grupos a quienes pertenecían.
Hasta bien entrado el siglo XX, los Odhams tenían una economía de autosubsistencia basada en la crianza de ganado y ocasionalmente de caballos, la siembra de temporal de ciertos cereales -fríjol teparí, maíz, hortalizas-, la recolección de frutos y plantas del desierto; la caza de fauna del entorno natural eran otras de las actividades económicas. Desde antes de la Conquista y hasta poco después de la primera mitad del siglo XX el modo de vida tradicional de los Odhams estaba en estrecha relación con el medio ambiente natural, el desierto. Durante una larga época el Estado y su política en el noroeste de Sonora y hacia los Odham se distinguió por su olvido parcial y selectivo, mientras algunas tierras eran explotadas y de ellas se extraía diversos minerales mediante la minería, los grupos indígenas de la región experimentaron la explotación por parte de las élites locales y padecían la falta de derechos sociales, principalmente la carencia de servicios médicos y escuelas.
No obstante, aproximadamente desde inicios de la segunda mitad del siglo XX y a raíz de las políticas estatales de Colonización del desierto de Altar por parte del Estado mexicano y del uso de recursos naturales a favor de los rancheros mestizos y los grandes propietarios, el modo de vida tradicional Odham sufrió un impacto decisivo. Una vez que los rancheros, con el apoyo de las autoridades oficiales, tuvieron el control del agua gracias a la discriminación que de facto suponían las políticas estatales, los Odhams ya no pudieron mantener una economía de autosubsistencia basada en la agricultura y tuvieron que salir de sus comunidades a buscar otras fuentes de trabajo. Sin el agua, recurso indispensable en el desierto para la auto-subsistencia y la agricultura, los Odham tuvieron que buscar diversas alternativas. Por otra parte y junto a lo anterior, varias de las mejores tierras que eran parte del territorio tradicional de este grupo indígena fueron repartidas por el Estado mexicano como si se trataran de tierras sin dueño y susceptibles de ser otorgadas a otros grupos sociales. El Estado mexicano no sólo no reconoció a los Odham como ciudadanos mexicanos, sino que, además de quitarle parte de su tierra y el control del agua y otros recursos naturales, no les proporcionó los derechos sociales consignados en la constitución mexicana.
En un primer momento, algunos Odhams salieron a trabajar a los ranchos aledaños a sus comunidades como jornaleros agrícolas y vaqueros, mientras que otros miembros del grupo cruzaron la frontera internacional con Estados Unidos y se fueron a trabajar a los campos de algodón del Noroeste de Arizona. Posteriormente, algunos Odhams se instalarían en algunos centros urbanos del Noroeste de Sonora como Caborca, Sonoyta y Puerto Peñasco, donde experimentaron discriminación y explotación en empleos mal remunerados. Otros Odhams, los que se habían ido a trabajar temporalmente a los campos de algodón, fijarían su residencia en la reservación de Odham de Sells, en el Suroeste de Arizona. En la actualidad la mayoría de los Odhams sonorenses viven en centros urbanos del noroeste del estado de Sonora y han re-elaborado su manera de ser un grupo indígena y, pese al despojo y la exclusión por parte del Estado mexicano y diversos grupos de mestizos, han conservado parte significativa de su territorio y han logrado mantener y reproducir diversas prácticas culturales de sus ancestros.
Este grupo de fotografías busca reflejar los diversos rostros de los Odhams, tanto los que viven en pequeñas ciudades como contadas las personas que aún viven en algunos asentamientos en el desierto. Además, a través de sus retratos se reflejan elementos sociales de su vida cotidiana actual que los vinculan tanto con su pasado ancestral como con su situación presente de actores sociales desfavorecidos del noroeste de México: la religión, el ser habitantes de un desierto y de un entorno fronterizo.
Este pequeño texto e imágenes están dedicados a la memoria de don Matías y doña Lily, quienes murieron en 2010, ambos fueron autoridades tradicionales y testigos de la historia Odham en el desierto de Altar.
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