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Los riesgos de carecer de una oposición real

Fuentes: Rebelión

Críticas banales y sobre todo muy superficiales han sido el signo de la oposición al gobierno de López Obrador, por ello a nadie debería extrañarle que en las últimas elecciones haya sido arrasada y en el caso del PRD, prácticamente aniquilada. Sin embargo, esto más que mostrar fortaleza, es una señal de la debilidad de la cultura política imperante.

Hasta hace unos meses las “Mañaneras” eran consideradas sino pérdida de tiempo, un producto de baja calidad que carecía de cualquier incidencia en la opinión pública nacional. Pero durante y posterior al proceso electoral resultaron ser todo lo contrario, ahora la oposición las acusa de haber convertido la elección en una elección de Estado.

Y así es prácticamente todo lo que el presidente hace, o es totalmente inútil y acrece de todo sentido, o es la más grave de las acciones que se puedan llevar a cabo en contra de la democracia, la economía, o cualquier indicador que deseen utilizar.

A pesar de su banalidad, esta oposición tiene a los medios de comunicación amplificando cada una de sus diatribas. Lejos de que tal situación preocupe al presidente y a su partido, esto es una oportunidad como pocas para mantener al público entretenido entre chismes de lavadero y pleitos de cantina, con el respeto que merecen los lavaderos y las cantinas.

Si bien las mañaneras han sido un novedoso fenómeno para la comunicación política nacional, es notable que su principal función es romper con la hegemonía de la comentócracia de las empresas privadas de medios. Desde que López Obrador era jefe de gobierno de la actual CDMX, esta estrategia le ha funcionado de maravilla.

Desafortunadamente para la democracia y la calidad del discurso político a nivel nacional, este pleito entre la comunicación gubernamental y la agenda de los medios privados oculta muchos de los problemas sustanciales de la política nacional, o los frivoliza, como cuando la oposición critica acciones que ellos mismos llevaron a cabo.

La militarización del país, y el creciente poder que se le da al ejército, son un claro ejemplo de las críticas banales. Banales se ven ahora esas críticas cuando provenían del actual presidente desde la oposición, y banales son cuando las hacen los partidos que le dieron facultades extraordinarias al ejército en el pasado.

Lo mismo se puede decir que prácticamente cualquier otro tema que sea de interés público, como es el caso de los desaparecidos, la desatención a madres buscadoras, la violencia desatada a nivel nacional pero que se recrudece en muchas zonas rurales; así como los problemas climáticos y la falta de restricciones a empresas que afectan el medio ambiente.

Contrario a quienes caen en la crítica fácil de que Morena y su actual líder buscan instaurar una dictadura de un único partido, la realidad es que Morena necesita de estos críticos banales para mantener viva la pantomima de una falsa lucha entre un pueblo y una oligarquía que existen solo en abstracciones maniqueas.

La lucha de clases sigue ahí

La realidad de la lucha de clases sigue tan vigente como en cualquier episodio de la historia de la humanidad, y los verdaderos problemas que afectan a las clases trabajadoras siguen estando ahí: trabajos precarios y super explotadores, constante reducción del bienestar a través del aumento en los precios de la vivienda y la falta de seguridad social.

Estados Unidos y Europa ya nos muestran un claro ejemplo de cómo las clases trabajadoras se han hartado de sus supuestos aliados, quienes viven en mansiones y consumen productos orgánicos y saludables que para la dieta de cualquier trabajador son simplemente inalcanzables.

Y engañados ahora se lanzan a los brazos de millonarios que se disfrazan de paladines del pueblo y además aseguran comer cosas grasosas y poco saludables igual que ellos.

En México aún no hay ese hartazgo, porque la derecha ha sido la que ha administrado la agenda neoliberal hasta ahora. Pero no pasará mucho tiempo antes de que la izquierda electoral, con sus funcionarios que ya desde ahora son parte de una nueva élite, acaben por hartar a los votantes y estos giren sus cabezas hacia nuevos sofistas de la derecha populista.

@PacoJLemus

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.