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Reseña del libro "Las cenizas de Salvochea" de David Franco Montiel

Más de cuatrocientos golpes

Fuentes: Diagonal

David Franco Montiel parte en este volumen de una certeza. Si el lenguaje está manchado, hay que descombrar la realidad. De ahí sus breves poemas como lacónicos latigazos. Basta una mirada irónica para que los viejos enunciados se desmoronen: «múltiple, pequeña y libérrima» son los atributos de n@ción (nación-noción) capaces de resistir la mirada distanciadora […]

David Franco Montiel parte en este volumen de una certeza. Si el lenguaje está manchado, hay que descombrar la realidad. De ahí sus breves poemas como lacónicos latigazos. Basta una mirada irónica para que los viejos enunciados se desmoronen: «múltiple, pequeña y libérrima» son los atributos de n@ción (nación-noción) capaces de resistir la mirada distanciadora del poeta, del mismo modo que el grito de «venceremos» concluye en «Ven. Seremos».

El título de la obra, Las cenizas de Salvochea, hace referencia al anarquista gaditano, muerto hace cien años. Sin embargo, este poemario no dibuja una historia pasada, sino que expresa la barbarie presente, especialmente la ejercida en las relaciones laborales. De ello tratan los apartados IV y V. Uno de sus poemas, «Golpes», es sustantivamente rotundo, capaz de expresar la clamorosa actividad laboral sin un sólo verbo, capaz de embellecer cuanto es sustancia de grito y de dolor con un ritmo frenético de yunque y martillo. Los poemas de la parte V, recogidos bajo el título de «Seria negra», adquieren una poderosa significación: cuanto hoy está sucediendo en el ámbito laboral tiene que ver con la novela de crímenes. El cinismo y la crueldad de estos relatos ha saltado a nuestras horas de trabajo, nos dice el poeta. Leerlo es necesario.