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Entrevista a Caetano Veloso

«Me gusta ser popular, no un vanguardista oficial»

Fuentes: El Periódico

LUGAR DE NACIMIENTO SALVADOR DE BAHÍA, BRASIL EDAD 62 AÑOSPROFESIÓN MÚSICODISCOS MÁS DESTACADOS ‘TROPICÁLIA’ (DISCO COLECTIVO), ‘TRANSA’, ‘BICHO’ Y ‘ESTRANGEIRO’ Caetano Veloso escenificará el 3 de noviembre en el Auditori la aventura americana de su disco en inglés A foreign sound. Lo hará con un acompañamiento singular: su grupo habitual, dirigido por Jaques Morelenbaum, y […]

LUGAR DE NACIMIENTO SALVADOR DE BAHÍA, BRASIL
EDAD 62 AÑOS
PROFESIÓN MÚSICO
DISCOS MÁS DESTACADOS ‘TROPICÁLIA’ (DISCO COLECTIVO), ‘TRANSA’, ‘BICHO’ Y ‘ESTRANGEIRO’

Caetano Veloso escenificará el 3 de noviembre en el Auditori la aventura americana de su disco en inglés A foreign sound. Lo hará con un acompañamiento singular: su grupo habitual, dirigido por Jaques Morelenbaum, y la complicidad de la Orquestra Nacional de Cambra d’Andorra.

 El autor de Beleza pura actuó por última vez en Barcelona hace algo más de dos años y sus vínculos con Catalunya se remontan a los dos meses que pasó, a principios de los 70, en L’Escala. «Conocí a Pi de la Serra, a quien veo cuando voy a Barcelona, a Serrat y a Pau Riba, un tipo muy original que hizo discos interesantes, como Dioptria», recuerda a este diario por vía telefónica.

–Foreign sound parece un disco algo periférico en su carrera. ¿Qué papel cree que juega en ella?
 –Un papel muy raro. Es un proyecto antiguo, que viene de décadas atrás. Estuve mucho tiempo dudando si hacerlo o no. Me decidió porque sus canciones son muy bellas y los músicos eran maravillosos. Suena denso y a la vez irónico…

–¿Irónico? ¿Por qué?
 –Porque ese repertorio de estándares se ha utilizado demasiado. A partir de finales de los 50, la música brasileña influyó en la americana. Hubo un cliché de estándares tocados con ritmo de bossanova. Esa mirada está en todo el disco. No es casualidad que empiece con Carioca, una falsa canción brasileña hecha por americanos. Luego canto Feelings, que es una falsa canción americana compuesta por un brasileño. He utilizado motivos rítmicos brasileños, próximos a la bossanova y la samba, pero sin llegar a serlo. Este es un disco raro porque tiene canciones de Gershwin, de Nirvana y hasta una de DNA, ¡con orquesta!

–¿Satisface esa pieza de DNA, el viejo grupo experimental de Arto Lindsay, su espíritu más inquieto?
 –Yo quería que el disco tuviera algo de rock y post-rock. Tenía que haber una canción de DNA, porque Arto es un americano con formación brasileña que, la primera vez que fui a Nueva York, me esperaba en el aeropuerto porque le gustaba lo que hice en los años tropicalistas. La canción da un toque aún más raro al disco.

–¿Se considera un artista de vanguardia?
 –No lo sé, no creo que eso se pueda definir muy bien. Por ejemplo, el nuevo disco de Björk tiene las características de la vanguardia. Pero me acuerdo de un trabajo que hice en 1972, Araçá azul, con canciones vocales. No era tan bueno, pero la intención era la misma: voz abstracta, pocas palabras, algunas notas de piano… Yo hice cosas así. E introduje el reggae en Brasil cuando apenas era conocido en Estados Unidos y Gran Bretaña. Ahora lo más actual en la música brasileña es Marcelo D2, que hace samba-rap, algo que yo hice en 1981. Así que estoy siempre en alguna vanguardia de algo… Lo que no quiere decir que yo sea un artista con una postura vanguardista. Me gusta ser popular, sin duda, no de una cierta vanguardia oficial.

–En su libro Verdad tropical retrata a Brasil como una isla en Latinoamérica. Una isla que ejerce una extraña fascinación: las calles de Barcelona están llenas de camisetas de su país. ¿Es el fútbol? ¿Lula?
 — No tengo una interpretación consciente… Y no quiero que las cosas se exageren, no alimentaré eso que usted dice. Voy a España para cantar canciones norteamericanas en inglés, así que, intuitivamente, supongo que intento compensar todo eso, buscar un equilibrio de fuerzas…

–Carlinhos Brown, que fue su percusionista, se ha convertido en una estrella. ¿Tiene una explicación?
 –Es un músico grandísimo. Un gran percusionista y un tipo muy musical, inventivo, con una visión aguda de la cultura popular de Salvador de Bahía. Una personalidad histórica.

–El tropicalismo, en los 60, fue un manifiesto de orgullo musical transversal, que mezcló la tradición y lenguaje pop. ¿Logró eliminar los complejos culturales brasileños?
 –No, aunque la valentía quedó ahí. Tratamos de liberarnos, de superar esa sensación de retraso frente a la cultura de masas norteamericana. Los periodistas brasileños siguen quejándose de que los rockeros del país no son tan auténticos como los norteamericanos. Hay complejos y rabia. De la misma manera que no podemos pedir a un croata que sea mejor sambista que Paulinho da Viola, ¿por qué exigimos ser mejores rockeros que los norteamericanos? Es todo muy loco.

–¿Se atreve a opinar sobre los casi dos años de gobierno de Lula?
 –Bueno, estos días ha hablado en la ONU de liberar a los países del mundo y buscar una solución al hambre. Son sólo palabras, pero es importante que el presidente de un país subdesarrollado, como se decía antes, apoyado por Francia y España, diga eso. El solo hecho de que Lula sea presidente ya tiene un significado. Aunque también hay una tendencia de ocupación del poder, con ese riesgo típico de la izquierda de confundir estado, gobierno y partido. Esto puede tener una cara autoritaria.