1. En medio del gran movimiento estudiantil en México de 1968, que culminó el dos de octubre con la matanza de Tlatelolco -que viví plenamente en la ciudad de México- recibimos las malas noticia de » La Primavera de Praga» (enero-agosto de 1968) que fue un movimiento de liberalización política en Checoslovaquia que pronto los […]
1. En medio del gran movimiento estudiantil en México de 1968, que culminó el dos de octubre con la matanza de Tlatelolco -que viví plenamente en la ciudad de México- recibimos las malas noticia de » La Primavera de Praga» (enero-agosto de 1968) que fue un movimiento de liberalización política en Checoslovaquia que pronto los tanques del llamado Pacto de Varsovia acallaron y dominaron. Condenamos entonces aquella invasión y nos solidarizamos con las batallas del pueblo de aquel país en los momentos en que nosotros en las calles, desde el mes de julio, gritábamos contra el gobierno de Díaz Ordaz, su ejército y policía represores. Fue una enorme contradicción la invasión, pero la condenamos.
2. ¿Por qué fue una enorme contradicción? Porque nosotros los estudiantes en las calles defendíamos el socialismo, la lucha del pueblo de Vietnam, la batalla de los negros en EEUU, a los presos políticos en México (Vallejo, Campa), la igualdad económica y política en nuestro país. De pronto surge la noticia de que un grupo de llamados «países socialistas» invaden a otro país «socialista», Checoslovaquia. ¿Qué pasaba entonces? De que no eran países socialistas, sino gobiernos con capitalismo de Estado que se cubrían unos a otros para hacer negocios entre ellos. Por ello pudimos demostrar en los siguientes años que de «socialistas» sólo tenían el nombre, pues realmente eran capitalismo de Estado o países burocráticos.
3. En la década de los sesenta, sin ser socialistas, se sabía que se registraban por lo menos unos 15 países que juraban, con una gran voluntad, que estaban dispuestos a construir el socialismo para luego -décadas después- anunciar el gran triunfo del comunismo. Esto significaba que Rusia, China, los llamados «países del Éste» (Checoslovaquia, Alemania Oriental, Polonia, etcétera), habían dejado atrás la sociedad de explotación y opresión capitalista y construían aceleradamente el socialismo, es decir, la sociedad de la igualdad. Sin embargo estos países sólo habían instalado gobiernos estatistas que habían centralizado la política, la economía, la ideología, el poder.
4. Es necesario comprender que a pesar de la pobreza de muchos de estos países «socialistas del Este», que no superaban el capitalismo de Estado, sus dirigentes revolucionarios y de izquierda, fueron siempre más honestos que los gobiernos de cualquier país del capitalismo clásico; la mayoría de ellos, llenos de ideales socialistas, buscaron mayor justicia, se sacrificaron en parte para cumplir con un ideal socialista que jamás pudieron practicar porque no existía la madurez interna y externa para ello. Si bien, como seres humanos cometieron algunos errores, lo definitivo fue que el capitalismo y el imperialismo tuvieron siempre la fuerza suficiente para impedir que brotaran.
5. Marx fue esencialmente su libro, «El Capital», pero en política fue el Manifiesto Comunista y la Primera Internacional (1864-76); fue su revolución teórica en el debate político en medio de Europa. ¿Cuánto contribuyó Marx (1818-1883) y Engels (1820-95) en la formación de la Segunda Internacional socialdemócrata, reformista, electoralista, que se desarrolló y estacionó esencialmente en Europa? Luego Lenin levanta hasta muy alto la bandera marxista, pero a falta de clase obrera fuerte en Rusia, da paso a los intelectuales y campesinos. Por ello han dicho que Lenin y Stalin no fueron marxistas y que Trotsky-más europeizado- estaba más cerca del pensamiento de Marx.
6. Rusia sólo nos enseñó el camino revolucionario en 1917-23, hasta un año antes de la muerte de Lenin; desde entonces Stalin y su burocracia se apropiarían de la revolución y se acentuaría el Estado fuerte, autoritario y despótico, en un principio usó para defenderse. No hubo ningún socialismo porque los yanquis y otros poderosos países capitalistas de entonces, extendiendo la propaganda anticomunista y el bloqueo contra Rusia al terminar la primera guerra, con diversos métodos y formas la aplastaron. Como en todos los países capitalistas clásicos en Rusia nada de socialismo; siguió existiendo el trabajo asalariado, la plusvalía y la acumulación del capital en manos del Estado.
7 La estrategia del imperio (usada contra Rusia) fue repetida contra China, Cuba y todos los países de Europa del Éste. Para silenciar que lo que buscaba el socialismo era un régimen contra la explotación y la desigualdad, el imperio propagaba intensamente en todo el mundo que «el socialismo y el comunismo buscaban someter al pueblo a un régimen dictatorial donde desaparecería la propiedad privada y los hijos pasarían a ser parte del Estado». La realidad es que con tal propaganda las campañas de las burguesías anticomunistas arreciaron y, ante la ignorancia política de los pueblos se prefirió «malo conocido a bueno por conocer». Lo poco de «socialismo» que pudo ponerse en práctica entonces, fue destrozado por el imperio.
Blog del autor: http://pedroecheverriav.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.