Salió el Tomo 2 de las Obras Escogidas de León Trotsky.
Ediciones IPS-CEIP «León Trotsky», presenta el Tomo 2 de las Obras Escogidas de León Trotsky: Mi vida, intento autobiográfico. Escrito en 1929, en su exilio forzado por estalinismo en Turquía, Trotsky relata a lo largo de los 45 capítulos, su infancia, su joven inicio en la militancia revolucionaria, cárceles, fugas y exilios, su participación en la Revolución de 1905, sus conclusiones e innovaciones teóricas, su relación con la II Internacional, su ruptura con ella con el inicio de la Primera Guerra Mundial, su participación en la conformación de la III Internacional, su ingreso al partido de Lenin antes de codirigir con él la conquista del poder en Octubre de 1917, su rol central en la guerra civil, en Brest-Litovsk y, especialmente, en la Oposición, desde sus inicios al proceso de burocratización de la URSS. Siendo una de sus obras más conocidas, esta edición en castellano, además de incorporar otros artículos autobiográficos (algunos inéditos en español), es una nueva versión revisada y corregida según la edición francesa abreviada publicada por Alfred Rosmer en 1953 (amigo y compañero de Trotsky que estuvo a su lado en su último exilio), quien le agregó un apéndice de su autoría que recorre los últimos años de exilio de Trotsky en Turquía, Francia y Noruega, para finalizar en México, donde será asesinado por un sicario de Stalin. A esta versión, le hemos incorporado un árbol genealógico que continúa hasta la actualidad y una serie fotográfica que compila los acontecimientos y personas más cercanas al autor. Su vida concentra un período de acontecimientos revolucionarios y contrarrevolucionarios de tal magnitud, que cada uno de ellos puede ser estudiado y profundizado por separado. Su praxis revolucionaria es lo más destacable a lo largo de su vida, más allá de las grandes tragedias personales que le acarreó. Por ello creemos que este libro que presentamos es una de las más importantes biografías del siglo XX. Recomendamos su lectura, especialmente para las nuevas generaciones que se acercan al marxismo, así como a las no tan nuevas que siempre encontrarán en esta obra una fuente inagotable de reflexiones y energía.
Algunas opiniones de intelectuales y artistas:
Eduardo Grüner Sociólogo, ensayista.
[…] los líderes pueden hacer mucha diferencia en la historia. Pero la diferencia es en la historia: los individuos y las masas la hacen, en condiciones que no pueden elegir -para hacer una cita canónica-. Tampoco pudo elegirlas Trotsky. Pero sí eligió no traicionar la parte de la historia de la que había sido un protagonista central. Y no traicionarse a sí mismo, ni siquiera -y quizá sobre todo- en el «estilo». También elige, Trotsky, escribir su autobiografía (en 1929, ya en el exilio, del cual sólo saldrá con su asesinato por los esbirros de Stalin en 1940) en primera persona. Y titularla Mi Vida. Ese hombre se piensa a sí mismo como, nuevamente, persona: no deja de lado las singularidades de su existencia, sus pasiones, angustias, placeres, gustos. Sin embargo, lo que ocupa el centro de la escena, prácticamente en cada página, es su persona política: aquellas singularidades «existenciales» nunca dejan de serlo, pero están atravesadas y «sobredeterminadas» por el papel que cree le ha sido dado cumplir en la historia que, lejos de ser un «ya fue» (como reza cierta sintomática jerga actual), es una historia en curso, en la cual hay que «seguir participando», y en la primera línea. (diario Página 12, 16/8/2012)
Noé Jitrik, escritor.
[…] Auerbach [1] escribió entre 1943 y 1945 Mímesis1 y Trotski terminó Mi vida poco después de llegar [exiliado, a Turquía], pero luego siguió escribiendo infatigablemente. Como lo recuerda Gabriel García Higueras en el prólogo a la nueva edición, argentina, de Mi vida, para escribirlo, así como sucedió en Alma Ata, la imposibilidad de recurrir a bibliotecas y archivos lo llevó a indagar en sus archivos, a activar su correspondencia -notoria es la carta que le envía a su primera mujer pidiéndole que ella a su vez recuerde- y, por supuesto, él mismo recordó. Ambos libros, acerca de cuya importancia no hay mucho que añadir, fueron publicados casi enseguida. El de Trotski, en alemán, en 1929 y en varios idiomas, ruso, francés, inglés y en español, al año siguiente. El de Auerbach en 1946 y, muy pronto para estas cosas, en español en 1950 en México. […] «No hay teatros ni cinematógrafos. Los automóviles están prohibidos. ¿Hay muchos lugares como éste en el mundo? Nuestra casa no tiene teléfono. El rebuzno del asno es un sedante para los nervios. Ni por un instante se puede olvidar que Prinkipo es una isla, porque el mar se ve desde la ventana y no hay lugar desde donde no se le vea», escribe Trotski a modo de despedida según cita García Higueras. Un ideal para un intelectual que no tuviera que tener precauciones, pero él debía tenerlas, o que se hubiera propuesto la gigantesca tarea de recuperar el sentido inicial que había tenido esa Revolución traicionada. (diario Página 12, 5/9/2012)
Gabriel García Higueras, historiador.
[Trotsky] aclara: «No tengo, en absoluto, la intención de escribir un ‘trabajo académico’. Lo que quiero, ante todo, es dar, o mejor aún, mantener un sentido de la perspectiva, porque la guerra y la revolución han dejado de lado el pasado, incluso lo han ignorado, a tal punto que las nuevas generaciones no buscan ninguna explicación de los acontecimientos a largo plazo. Esto provoca particularmente vulgares distorsiones del período que precede a la guerra.» Por otro lado, Trotsky afirma que la segunda parte de sus memorias versará sobre la Unión Obrera del Sur de Rusia, las prisiones que habitó y, en general, todo el período del exilio siberiano. También comunica que ha redactado párrafos extensos de la primera parte y que, si bien aún no se ha adentrado en el trabajo de la segunda, viene reuniendo los materiales para su realización. […] Entre sus principales aportaciones en la esfera política, dicho trabajo [Mi vida] establece con meridiana claridad la continuidad del marxismo revolucionario y el programa que la Oposición de Izquierda postuló en la década de 1920. Éste perseguía regenerar al Partido Comunista de sus excrecencias burocráticas y autoritarias y reconducirlo por las vías de la democracia obrera. Estas formulaciones constituirían los fundamentos del naciente trotskismo. En lo que concierne a la dimensión literaria, Trotsky consiguió un adecuado equilibrio entre la riqueza de información y la belleza de la expresión narrativa. Con un sentido de la estética y del ritmo, escribió páginas vigorosas de evocaciones históricas, de finos análisis políticos, sociales y psicológicos en una prosa diáfana y elegante. («Historia de una autobiografía», en León Trotsky, Mi vida, Bs. As., Ediciones IPS-CEIP «León Trotsky», 2012).
Notas:
[1] Erich Auerbach (1892-1957): Filólogo y crítico de literatura. La obra citada: Mímesis: La representación de la realidad en la literatura occidental, es una historia de la representación en la literatura occidental desde la antigüedad hasta los tiempos modernos, frecuentemente citada como un clásico en el estudio de realismo en la literatura.