Considero la teoría económica como un bufé, en lugar de un menú fijo, y creo que la fusión crea siempre mejor sabor que el monocultivo. (Ha-Joon Chang, economista)
“Si no ganamos en octubre, Argentina va a volver a la enfermedad” (Patricia Bullrich, Ministra de Seguridad)
¿La Libertad Avanza o retrocede? es la pregunta que se hacen muchos seguidores del presidente argentino Javier Milei y sus recetas libertarias, que no son otra cosa que un neoliberalismo autoritario lindando con el fanatismo. Se pensó en resultados rápidos y beneficiosos para la economía y la población, como la baja de la inflación, déficit fiscal y gasto “improductivo”, eliminación del “cepo” cambiario para dolarizar y la atracción de inversión extranjera, especialmente con la llegada de grandes empresas al crearse lo incentivos para ello. La expectativa a cerca de dos años de mandato, no es lo esperado.
Javier Milei, en su discurso de toma de posesión manifestó que “durante más de 100 años los políticos han insistido en defender un modelo que lo único que genera es pobreza, estancamiento y miseria, un modelo que considera que los ciudadanos estamos para servir a la política y no que la política existe para servir a los ciudadanos. Un modelo que considera que la tarea de un político es dirigir la vida de los individuos en todos los ámbitos y esferas posibles, un modelo que considera al Estado como un botín de guerra que hay que repartir entre los amigos.”[1]
El problema es que Javier Milei es contrario -de entrada- a todos los políticos y académicos que están a favor de la intervención del Estado en la economía, por focalizada y regulada que sea; son parte de la “casta” de la clase política parasitaria que solo llega a robar a costa de los ingresos de los ciudadanos, empobreciendo a la gente con tasas de inflación altas no sostenibles, causada por el exceso de gasto en la economía manifiesto en un alto déficit fiscal que tiene su raíz en la mayor emisión monetaria del Banco Central sin respaldo y la generalización de controles cambiarios que distorsionan los principales precios de la economía como el tipo de cambio y las tasas de interés.
No concibe que puedan existir empresas públicas eficientes manejadas por el Gobierno, ni que ciertos servicios públicos se presten a la población sin recurrir a préstamos leoninos para la economía y la sociedad. Igualmente, que las conquistas sociales alcanzadas por obreros, maestros, estudiantes y jubilados son un derecho adquirido respaldado por la Constitución del país.
Curiosamente, no rechaza políticas de compensación social exigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en los convenios de préstamos, pero se muestra contrario al gasto en investigación y desarrollo (I+D), en un país denominado líder en este campo a nivel latinoamericano. Sin embargo, da a entender que la “casta” de políticos ligados al capital no es corrupta porque tienen más, y que no se prestarán al robo de los fondos públicos vía “coimas” y venta de insumos y entrega de servicios por sus empresas al propio Gobierno.
Javier Milei tomó posesión en diciembre de 2023 y uno de sus mayores retos y logros publicitados es la reducción de la tasa de inflación mensual, de 12.4% en agosto de 2023 a 1.9% en agosto de 2025. Igual habla de una reducción de la pobreza por el efecto precio en los salarios; o sea, mayores salarios y mayor capacidad de compra, especialmente de las familias en situación de pobreza. En su discurso habló que recibió “un país en donde la mitad de la población es pobre, con el tejido social completamente roto, más de 20 millones de argentinos no pueden vivir una vida digna porque son presos de un sistema que lo único que genera es más pobreza”[2]
Hay quizá un triunfalismo previo, como parte de una estrategia para valorar las acciones del Gobierno como las mejores y con resultados visibles. Se habla desde el Gobierno que han salido de la pobreza 12 millones de argentinos, o sea cerca del 60% en menos de dos (2) años de gobierno, cuando en realidad es un poco más de 6 millones de argentinos (Erika Cabrera, AMBITO, 12/10/2025), que dejaron de ser pobres, o sea el 30%. El presidente Milei y ministros pueden argumentar que este porcentaje es válido, ya que no se cumplen todavía sus dos (2) años de mandato, pero que, aunque reconoce su derrota en las elecciones recientes de su partido, desvaloriza que pueda tener una explicación fundamental en el mal manejo de la política económica, con un ajuste draconiano en contra de los mismos pobres.
No obstante, esta desvalorización en ascenso para las elecciones de octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) brindó un respaldo incondicional a la gestión institucional del Gobierno de Javier Milei, apoyando no solo su plan económico, sino también la revalorización de sus políticas por la vía del ajuste de los salarios, el gasto social y la pérdida de nivel de vida de los adultos mayores. Es parte de una ideología de sustento al modelo neoliberal de política “justa” que, entre otras cosas, más tarde que temprano encausara al país por la senda de crecimiento económico (rápido y sostenido) sustentado en la inversión extranjera y los buenos argentinos que todavía apuestan al desarrollo del país.
El monto del préstamo del FMI al Gobierno de Javier Milei, denominado “rescate”, asciende a unos 20.000 millones de dólares, pero puede aumentar en la medida que las políticas económicas contractivas surtan efecto y se liberen recursos para el pago de la deuda, desregule la economía al capital y se reduzca al mínimo el gasto social y las bonificaciones a población en situación de riesgo, como los ancianos, entre otras.
“Con 22 préstamos del FMI desde 1958, Argentina debe al fondo más de 40-000 millones de dólares (36.000 millones de euros). La mayoría de estos fondos han sido utilizados para devolver dinero al propio FMI, lo que ha generado argentina. Muchos responsabilizan al organismo por la histórica crisis económica”. (Eleonor Buther, Euro News, 09/04/2025) Si usted encuentra un similitud con países de la región centroamericana, sobre todo Honduras, no crea que es simple coincidencia, es una política deliberada de dependencia y control financiero y, por qué no, hegemónico.
El problema de Javier Milei es que no solo debe preocuparse por garantizar los objetivos y metas pactadas con el FMI, a costa de una mayor impopularidad, sino también de la oposición política. Esta no solo viene de los “ventanazos” de Cristina Kirchner, presa en su casa en el barrio porteño de Constitución, ni de su futuro contendiente a la presidencia de la República, Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Para él, Milei “va a tener que rectificar el rumbo. Las urnas le dijeron al presidente Milei que no se puede frenar la obra pública. Las urnas le explicaron que no se les puede pegar a los jubilados. Las urnas, con 13 puntos de diferencia, le explicaron que no se puede abandonar a las personas con discapacidad. Las urnas le gritaron que no se pueden desfinanciar ni la salud ni la educación ni la universidad ni la ciencia ni la cultura en la Argentina”.(Axel Kicillof, Legislatura Provincial, 9/09/2025).
La preocupación es mayor. Javier Milei está obligado a hablar y negociar con Mauricio Macri, ya que no puede darse el lujo de perder las próximas elecciones. Cuando se enfrenta un líder de un partido político a un poder económico y dirigente de otro partido político, es poco probable que salga vencedor el primero, al menos que ceda demasiado. Hay que recordar que Macri, además de sobreendeudar a la Argentina con un préstamo de más de 50.000 millones de dólares, el más grande de todos los tiempos, con el FMI, sigue siendo la figura más visible dentro de la oposición política al peronismo.
Milei ha dicho que no retrocederá ni un milímetro en su plan de ajuste económico, pero los reveses electorales lo pueden hacer cambiar (respaldará con las reservas monetarias la banda y estabilidad cambiaria), pero ya suena mayor presupuesto para salud, educación y jubilados. La consigna es que la Argentina debe apostar al Gobierno, para no volver al pasado, como si no hubiera espacios para discursos y políticas heterodoxas alternativas, donde los excluidos por nacimiento y ajuste económico, sigan siendo los más golpeados.
En Honduras se habla poco del Gobierno Milei y achicamiento del Estado y pérdida de derechos de grupos vulnerables y estudiantes después de la derrota, y se hablará menos si pierde las elecciones de octubre. Hemos dichos que los extremos son malos, caso de fanáticos autoritarios cuyos costos de gestión como gobernantes son muy altos para la sociedad. Ocupamos fortalecer los mecanismos de expresión democrática, como el voto directo, consciente, voluntario y masivo, para avanzar; caso contrario, los pronósticos de que Honduras puede desaparecer como Estado en 2050 aumentan.
Notas:
[1]Discurso de asunción de Javier Milei, Cámara de Diputados de la Nación, 10 de diciembre de 2023.
[2]Discurso de asunción de Javier Milei, op- cit.
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