1. El corruptísimo gobierno mexicano sólo informa de sus salarios nominales de 200 mil o 250 mil al mes; pero siempre guarda la enorme cantidad de dinero que recibe como compensación obligatoria mensual (que suele ser mayor) y las enormes cantidades extras que el gobierno les entrega por comisiones, por aprobar leyes importantes y como […]
1. El corruptísimo gobierno mexicano sólo informa de sus salarios nominales de 200 mil o 250 mil al mes; pero siempre guarda la enorme cantidad de dinero que recibe como compensación obligatoria mensual (que suele ser mayor) y las enormes cantidades extras que el gobierno les entrega por comisiones, por aprobar leyes importantes y como premios a otros trabajos y regalos. El legislador Monreal denunció que devolvió 15 millones de pesos que recibió para su bancada por votar una ley; según dijo le ha parecido una burla esas entregas que él ha devuelto en nombre de su partido «Movimiento Ciudadano».
2. Recuerdo que el diputado Noroña declaró haber renunciado a la mitad de su salario: no conozco a otro que la haya hecho. El salario mínimo del trabajador en México es de alrededor de 65 pesos, es decir, cinco dólares al día (150 dólares al mes); en tanto los jueces de la Suprema Corte, los comisionados del INE, el presidente de la República -como si fuera una mentada de madre- ganan entre 500 mil a 600 mil pesos al mes, es decir, arriba de 50 mil dólares. Monreal, junto a Bartlett, Encinas, Sansores y Padierna, parecen lo únicos que defienden -aunque con cierta tibieza- posiciones populares en esta legislatura; los demás levantan el dedo y cobran.
3. Se informa conservadoramente que además de su salario nominal, cada legislador recibe un fondo de ahorro de 10 por ciento de la dieta, porcentaje que aporta la cámara; 55 mil pesos para asesores; ayuda para traslados, en promedio 30 mil pesos (este rubro sustituyó al pago de boletos de avión); asimismo, para cumplir su agenda legislativa se les pagan 50 mil pesos y 28 mil más para atención ciudadana. Todo esto por mes suma 219 mil pesos a cada diputado. Al presidente de comisión, se paga un monto mayor para el pago de secretaria, un ayudante, chofer y un automóvil nuevo. Además de extras por comisiones.
4. En su largo dominio el PRI, aunque también el PAN, ha registrado a algunos legisladores con capacidad polémica y oratoria para defender el poder y los intereses de la clase empresarial (Penchyna, Lozano, Ceballos). A estos derechistas seguramente les ha resultado más difícil defender la explotación, la desigualdad, en enriquecimiento ilícito, pero no les ha resultado imposible hacerlo porque hay todo un Estado fuerte y los medios de información a su servicio para respaldarlos. La realidad es que no son tan imbéciles para confesar que son parte del poder; siempre lo han hecho y lo harán en nombre de la mejoría, del bienestar del pueblo.
5. Espero que los próximos legisladores del partido Morena inventen estrategias diferentes para que no se sumen a los lloriqueos tradicionales, históricos, muy lastimeros, de los otros socialdemócratas. Cuando se fundó en 1989 el PRD se pensó que las cosas cambiarían y que sería un partido diferente; se creyó que pondría al movimiento de masas delante de los legisladores para respaldarlos. A los pocos años, no más de nueve, se pudo ver que era más de lo mismo. Los legisladores se metieron a competir con el PRI y el PAN, se dedicaron a negociar cargos y dinero y resultaron unos pobres corderitos que se entregaron con manos y pies atados.
6. Han transcurrido 37 años desde aquel 1977 que López Portillo y Reyes Heroles pusieron en marcha la llamada «reforma política electoral» que comenzó a repartir diputaciones, senadurías, gubernaturas, presidencias municipales; enormes subsidios económicos para locales, vehículos, viajes, a partidos de derecha, socialdemócratas y de centro, así como tiempos gratuitos en radio y televisión para todos aquellos que se registren. Por todos lados surgieron legisladores para uno u otro partido y el gobierno del PRI recobró la estabilidad que tanto deseaba; gritaba entonces: «vale más un voto en contra que una abstención». Fue un histórico logro.
7. En 37 años los cambios han sido para atrás, visto con la concepción de trabajadores. En 1976 -cuando el candidato del PRI no tuvo oposición- sólo existían cuatro partidos legales: PRI, PAN, PPS, PARM; en 1977 fueron registrados el Partido Comunista Mexicano (PCM), el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y el Partido Demócrata Mexicano (PDM). De los siete sólo quedaron el PRI y el PAN, pero hoy -37 años después- está registrados diez partidos que reciben miles de millones de pesos del presupuesto público para sus gastos. Diez partidos no son muchos ni pocos: depende de los bien o mal que le hagan a la sociedad.
8. La realidad es que no ha cambiado el total dominio del PRI y su acólito el PAN, pero sí la izquierda, en un 90 por ciento, se transformó en partido electoral. Aquellos movimientos sociales, huelguísticos (Spicer, soldadores, Tendencia Democrática, Sutin, SPAUNAM) de trabajadores, que apoyaba la izquierda, se desplomaron y algunos de sus dirigentes más notables -incluso «intelectuales»- organizaron nuevos partidos para entrar a las cámaras como legisladores. Todo lo que hoy se observa del PRD, del lópezobradorismo, incluso de algunos del PRI, es parte importante del desgajamiento de sectores de izquierda que de jóvenes aún soñaban.
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