La expresión popular «tener muchos fierros en la lumbre» significa tener muchos asuntos urgentes que atender al mismo tiempo. La frase es perfectamente aplicable al presidente López Obrador. Son muchos y muy urgentes los problemas que reclaman su atención. Y para resolverlos se requiere habilidad y serenidad. Con estas cualidades se han resuelto muchos y […]
La expresión popular «tener muchos fierros en la lumbre» significa tener muchos asuntos urgentes que atender al mismo tiempo. La frase es perfectamente aplicable al presidente López Obrador. Son muchos y muy urgentes los problemas que reclaman su atención. Y para resolverlos se requiere habilidad y serenidad.
Con estas cualidades se han resuelto muchos y difíciles problemas. Fue, por ejemplo, el caso del huachicoleo. Se trataba de un problema mayúsculo que se resolvió perentoriamente. Y lo mismo pasó con el muy breve asunto del desabasto de gasolina.
Luego vino el problema de las caravanas de migrantes y la negativa de Estados Unidos de abrirles el paso a territorio yanqui. Parecía una cuestión insoluble. Pero es obvio que la modalidad de las caravanas va perdiendo gas, aunque la derecha y sus medios de comunicación afines se empeñen en inflarlo artificialmente.
Y también es obvio que habilidad y serenidad han hecho innecesario acudir al empleo de la fuerza y la violencia, la que en lugar de resolver los problemas sólo los extiende y agudiza. Estos rasgos del gobierno de López Obrador explican el permanente apoyo de la población, respaldo que se mantiene en 70 de cada cien.
Habilidad, serenidad y la permanente negativa a hacer uso de la fuerza son los recursos que López Obrador esta utilizando para, ahora mismo, enfrentar el problema de los paros de actividades en la Universidad Nacional.
Será la propia comunidad universitaria la que habrá de resolver el problema. Y al gobierno sólo quedará la difícil tarea de no caer en las provocaciones de los interesados en que prenda la violencia, entre los que se cuentan una buena parte de la mismísima alta burocracia universitaria y personajes del antiguo régimen desplazados por la Cuarta Transformación.
Vándalos, provocadores y medios de comunicación de derecha hacen su mejor esfuerzo por generar una respuesta violenta de López Obrador. Pero ante la falta de ésta el problema de los paros empezará a perder fuerza. La clave de la solución se encuentra en no echarle gasolina al fuego.
Es obvio que quienes claman por el uso de la violencia gubernamental no conocen a López Obrador. No entienden que ni le gusta ni tiene necesidad de ella. Y que para gobernar le basta con el mayoritario apoyo del pueblo.
¿Qué ganaría López Obrador con el uso de la fuerza? Sólo desprestigiarse, agravar los problemas y asemejarse a sus adversarios pripanistas de tan ingrata memoria.
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