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¡No mientan! La paz, otra simulación de la 4T en tiempos de guerra

Fuentes: Rebelión

Frente a los recientes ataques paramilitares contra las comunidades zapatistas en el sureste mexicano y los enfrentamientos contra los pueblos originarios que luchan por la vida en todo el país, resulta inconcebible que el mandatario mexicano pretenda minimizar y deslindar su responsabilidad, desde el ejercicio del poder que el país le confirió, respecto a la guerra que el Estado mexicano comenzó en 1994 hace ya casi 30 años contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, sus bases de apoyo y las incontables comunidades que han construido sus autonomías en beneficio de la gente. Una guerra que la sociedad civil detuvo en 15 días y que desde entonces el Ejército Zapatista asumió como un mandato para construir desde la vía pacífica, otras formas de organización de la vida política, social, cultural de los pueblos originarios. Sin embargo, la guerra sigue y todos los gobiernos han sido cómplices, ya sea por omisión o por acción, y subordinados a los grandes patrones neoliberales del capitalismo salvaje.

El Presidente no escapa a esa subordinación y en el circo nacional, manipula los hechos a pesar de que los ataques armados, la existencia y financiamiento de grupos paramilitares con programas clientelares como «Sembrando vida» de la Secretaría de bienestar, sello característico de la 4T, las violaciones a los derechos humanos, los asesinatos, las desapariciones forzadas, el desplazamiento, la persecución, la tortura, el despojo de territorios y la militarización del país, están documentados por cielo, mar y tierra por organismos de derechos humanos y la sociedad civil a nivel mundial. En el limitado análisis desde el púlpito de Palacio Nacional solo hay «los de arriba», «los de abajo», «liberales» o «conservadores» en pocas palabras y muy a la George W. Bush «estás conmigo o estás en mi contra». Desde ahí, estos organismos de derechos humanos, académicos, investigadores, analistas, periodistas, artistas, científicos y todo aquel que siquiera ose cuestionar al monarca, ahora son el enemigo, «los conservadores financiados por Estados Unidos», aunque nunca haya podido comprobar nada. Cuando en la realidad, el gobierno de la 4T no tiene autoridad moral para hablar de ingerencia extranjera cuando tiene a la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (USAID) metida hasta la cocina del engranaje nacional, en prácticamente todos los ámbitos de la vida política, económica, social y cultural del país con programas que van desde los derechos humanos, agricultura, la educación y hasta el combate al narcotráfico (continuación de la Iniciativa Mérida) (https://www.usaid.gov/es/). Estas finísimas personas, pantalla diplomática de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) están catalogadas como «las organizaciones terroristas más grandes del mundo» como a asegurado Noam Chomsky.

En este contexto no es difícil deducir quién es el verdadero patrón y quienes los lacayos, aunque se regodeen diciendo que «primero el pueblo» los hechos demuestran otra cosa y en medio de un enconamiento virulento y provocado para que «liberales» y «conservadores» se den hasta con la cubeta y justificar a la 4T el uso de la fuerza (documentado) y la represión (documentado) contra los pueblos que no se alinean a sus mandatos, mientras sus huestes aplauden como focas. 

En este escenario de guerra civil no reconocida por el gobierno mexicano, reaparece ahora también un organismo, parte de la simulación cuatrotera, de nombre Comisión Bicameral de Concordia y Pacificación conocida como COCOPA, una instancia legislativa nacida en 1995 para facilitar el diálogo entre el Ejército Zapatista y el Gobierno federal (www5.diputados.gob.mx) La COCOPA de hoy en la LXV Legislatura, que no es más que una mala caricatura de la COCOPA de entonces y cuya última reunión ordinaria se registra el 24 de julio del 2019 ¡hace 4 años! se hace de vista y oídos sordos a costa de una guerra en progreso contra las comunidades zapatistas. Sobre los ataques paramilitares de la organización ORCAO en Moisés y Gandhi, a decir del presidente de la COCOPA, el morenista Alfredo Vázquez Vázquez, –quien ha tenido expediente por delitos electorales en el Tribunal Electoral (SRE-PSD-106/2021)– le informó en días pasados al coordinador de la bancada morenista en la Cámara de Diputados, Antonio Mier, que «no habían encontrado nada» (El Financiero, 21 de junio de 2023). Así el diputado Mier, con la información, resultado seguramente de una gran y exhaustiva investigación, tuvo el cinismo de declarar que en Chiapas «no hay nada, no pasa nada» y que las agresiones contra el EZLN son falsas.

Según el Informe 2023 del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (p. 18) «Después de casi 30 años del levantamiento del EZLN, la remilitarización, en el estado de Chiapas, incluye 71 campamentos militares, cuyo despliegue corresponde a 1,504 elementos de la Semar, 3,466 de la GN y 3,536 de la Sedena. A su vez, se han construido 10 cuarteles de la GN…» Así, en el estado de la República donde «No pasa nada», el Presidente en la conferencia mañanera del 23 de junio de 2023, un día después de los últimos ataques paramilitares contra las comunidades zapatistas, sostiene que «… no hay represión… soy el comandante supremo de las Fuerzas Armadas … nunca voy a dar la orden de violar derechos humanos». Entonces, ¿qué hace tanto especialista de la violencia al rededor de las comunidades zapatistas solapando grupos paramilitares? Y cómo es qué, solo por mencionar uno de tantos hechos, «el 15 de octubre de 2020, alrededor de 300 elementos de la policía municipal y estatal, acompañados de la GN, reprimieron la protesta que habitantes de diversas comunidades mayas tseltales de Chilón habían organizado… en contra de la instalación de un cuartel de la GN en su territorio sin una consulta previa.» (Frayba, p 20) Entonces ¿quién dio la orden? la Guardia Nacional esta bajo el mando militar. 

Esto es solo parte del entramado de las estrategias de contrainsurgencia contra los pueblos zapatistas y toda organización o individuo que se oponga a la 4T o simplemente no se quiera alinear a sus políticas neoliberales o sencillamente se les salga del huacal, una cuarta «transformación» que vive en una realidad paralela por la que camina la soberbia, los «abrazos y no balazos», donde la gente «es la más feliz», donde los designios de un patrioterismo decimonónico mandan y avasallan, entre balazos y risas socarronas de algodón de azúcar, a las mujeres y hombres libres, y las raíces más profundas y legítimas de los territorios ancestrales. NO MIENTAN, seguimos bajo fuego.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.