1. Declaran los dirigentes sindicales de las cuatro instituciones de educación superior actualmente en huelga: «El presupuesto a las universidades «no debe regatearse» pues el desarrollo independiente del país no tiene viabilidad sin el impulso a la educación pública en todos los niveles, pero de manera particular en el superior, alertaron las dirigencias sindicales En […]
1. Declaran los dirigentes sindicales de las cuatro instituciones de educación superior actualmente en huelga: «El presupuesto a las universidades «no debe regatearse» pues el desarrollo independiente del país no tiene viabilidad sin el impulso a la educación pública en todos los niveles, pero de manera particular en el superior, alertaron las dirigencias sindicales En una carta al presidente López Obrador, en el cual solicitan audiencia privada, los dirigentes denuncian el establecimiento de un «tope salarial», pero también la enorme desigualdad entre los bajos salarios de los trabajadores y los ingresos muy elevados de sus directivos.
2. Desde que comencé a leer a Marx y sus seguidores hace 60 años, me hice sindicalista trabajando en el SNTE, con los ferrocarrileros, los cordeleros, los huleros y otros en solidaridad, asistiendo a muchas de sus reuniones. Aprendí que los objetivos de los partidos de izquierda eran por la revolución y los de los sindicatos eran diferentes, solamente por salarios, mejores condiciones de trabajo y por elevar la conciencia revolucionaria. Así que los sindicatos no buscaban la transformación social capitalista; sólo servían para luchar contra la explotación y vender ventajosamente el trabajo con el fin de que el salario alcance para la familia.
3. Desde que los trabajadores de la UAM estallaron su huelga me pregunté: ¿Cuántos grandes funcionarios, grandes investigadores y profesores cobran mensualmente más que López Obrador y cuántos trabajadores poseen un salario miserable? No olvido que el gobierno de centro/izquierda, caminando a su radicalización, de López Obrador ha declarado mil veces que lo primero es bajar todos los altos salarios por abajo del salario del presidente y con ello subir los salarios más bajos. El martes hablé con un muy amigo chapinguero: le pregunté cómo estaban los altos salarios de su universidad con respecto a los 108 mil de AMLO. Su respuesta fue «que estaban más o menos igual, pero con los bonos lo superaban con creces.
4. ¿Cómo subir el salario miserable de los trabajadores si hay personajes cobrando enormes percepciones? Dado que los académicos universitarios son de alto nivel académico, con una cultura que debe hacer a un lado los placeres materiales beneficiando a sus semejantes, pienso que sus salarios deben reducirse un 20 o 30 por ciento para que los salarios de abajo -que son un número mayor- puedan aumentar aunque fuera un 10 o 15 por ciento. En el caso de los rectores y altas autoridades de otras dependencias, se les debe exigir como tope 80 mil pesos. ¿Es que acaso el gobierno no lanzará un decreto para que todos aquellos tramposos que pasan agachados, en silencio, se les castigue?
5. He pensado siempre que los estudiosos no tienen tiempo -porque tampoco le dan importancia- para dilapidar sus ingresos. Están tan clavados en sus lecturas y escribiendo, que incluso olvidan el vestido, la comida o los paseos. Lo que sucede es que el Estado, los gobiernos y las universidades los premian con el fin de aprovecharse de su prestigio. Eso de las «autonomías» de las universidades, así como del poder judicial, del INE y otros no debe confundirse. Deben ser autónomos, realmente independientes, en sus principales tareas; pero en los problemas nacionales deben responder a los problemas nacionales. Hay que criticar al lópezobradorismo desde la izquierda para que toda su política sirva al pueblo trabajador.
6. Todos los gobiernos del PRI y del PAN, es decir, los gobiernos neoliberales que vienen desde 1982, siempre hablaron de que México estaba en las mejores condiciones en su economía; fue el repetitivo discurso a lo largo de los últimos 35 años. Sin embargo, contrario a ello, se registró un mínimo crecimiento, falta total de desarrollo, enorme concentración del ingreso y la riqueza, pobreza cada vez más profunda, corrupción exacerbada e impunidad garantizada para los beneficiarios del régimen. Nadie puede negar esa realidad demostrando lo contrario.
7. Se ha recordado que «a principio de la década de los 80, México era catalogada como la octava economía mundial; el modelo neoliberal la hundió al escalón número 15, con todo y los múltiples acuerdos comerciales y las reformas aplicadas, por lo que debe recuperarse lo perdido, pero además de forma sostenible, porque los errores de política económica (el modelito neoliberal) comprometieron el futuro de México». Ello demuestra claramente que los discursos políticos de «solidez de la economía mexicana» han sido tan falsos y sólo han servido para tapar los enormes saqueos.
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