1. Pienso que el programa radial de Carmen Aristegui y de su valiosísima reportera San Juana Martínez nos pueden ayudar a sacar a nuestros jóvenes presos que protestaron contra la visita de Bush. Después de los magníficos reportajes hechos por esa pareja sobre la pederastia y el encubrimiento de Norberto Rivera, y la batalla que […]
1. Pienso que el programa radial de Carmen Aristegui y de su valiosísima reportera San Juana Martínez nos pueden ayudar a sacar a nuestros jóvenes presos que protestaron contra la visita de Bush. Después de los magníficos reportajes hechos por esa pareja sobre la pederastia y el encubrimiento de Norberto Rivera, y la batalla que hoy libran Carmen y San Juana por desenterrar y aclarar el crimen cometido por el ejército contra la mujer de Zongolica, Veracruz, y, sobre todo, ante la total carencia de medios de información independientes, no sometidos a las órdenes del gobierno panista y los empresarios, ese destacado programa, así como diario La Jornada y el semanario Proceso, pueden ser de gran utilidad para arrancar de la prisión a nuestros 24 jóvenes presos. Nuestros mítines diarios deben continuar, pero el proceso parece estancarse.
2. A 22 días en los «separos del Centro de Rehabilitación Social (cereso)» de Mérida, Yucatán, nuestros 24 jóvenes presos -herencia de las protestas contra la visita del asesino presidente Bush a México- con excepción de quienes siguen en prisión sin haber participado en nada, se mantienen con una altísima convicción ideológica. Estuve con ellos hace dos días y durante nuestra charla parecía -por la alegría y las burlas- como si estuvieran fuera de las mazmorras. Obviamente jamás imaginé que estuvieran arrodillados, arrepentidos, acongojados pensando en sus padres o sus novias; pero como jóvenes creí que estaban esperando que un «discurso orientador» les haga menos pesado su encarcelamiento. Es importante aclarar que durante cinco años (1966-71) visite, semana tras semana, a presos políticos adultos en Lecumberri, Ciudad de México.
3. Después de que me condicionaron cortarme la «colita» de cabello para entrar al penal, me recibió mi queridísimo amigo Carlos «Bexa» (Carlos Miguel) quien ya estaba reunido con su madre y dos familiares. «Cabexa» es estudiante muy querido en la facultad de Antropología de la Universidad Autónoma de Yucatán (AUDY). Un joven singular por mantener convicciones firmes, ser muy estudioso pero, sobre todo, por estar muy atento por los problemas políticos y económicos de México y del mundo. Sus orígenes totalmente humildes lo han llevado a mantener convicciones firmes que la burguesía gobernante difícilmente podrá cambiar. Bexa no rompió nada ni agredió a nadie, pero participó con sus compañeros en la lucha contra el aumento de tarifas en los autobuses y en las protestas contra la visita de Bush. Continuará luchando.
4. La reunión con Rigo (Rigoberto) fue más amplia. Estuve en su cuchitril de 1.50 por dos metros -como todos los demás- donde diariamente duermen seis presos en un catre y tres hamacas colgadas hasta una altura de de 2 metros con un calor infernal. Pero allí estaba Rigo, uno de los dos cancunenses, el músico (que nada sabe ni nada hizo) y otros compañeros que escapan a mi memoria, pasando el día juntos. «El Rigo», estudiante de biología en la UADY, lleno de experiencias y conocimientos sobre la cultura urbana, tocadas, participante junto a «Cabexa» en el periódico estudiantil «Conciencia» y siempre dispuesto a participar en proyectos autogestivos y acciones políticas que beneficien a los explotados, no deja de platicar sobre sus experiencias en los 22 días en prisión y la manera en que brutalmente le rompieron la nariz por la policía.
5. Pocos días antes de esa visita a los «separos del Cereso» un grupo de compañeros nos presentamos ante la jueza para «entregarnos» por haber cometido el «delito» de haber marchado contra la visita de Bush, por pintar mantas contra él y haber participado en la manifestación en la que fueron apresados injustamente los 24 jóvenes que en este momento están encarcelados. La jueza nos recibió y con un gran cinismo nos dijo que a los jóvenes los habían encarcelado por pintar muros, romper vidrios y una puerta. Le aclaramos que «aceptando que los hubieran hecho», el costo de los daños materiales era ridículo, pues no representaban ni 15 mil pesos y que los habían evaluado en 83 mil para justificar la «formal prisión» contra los jóvenes. Que la acusación de posesión de armas era absolutamente falsa y que se buscaba una venganza contra los jóvenes. A la jueza le importó un bledo.
6. Los otros presos el martes 13 estaban en crujías distintas pero podía vérseles sin congojas o arrepentimientos. Es idéntico el comportamiento combativo de las compañeras mujeres que fueron visitadas por sus amigas ese domingo 31. ¿Qué pretende con ese encarcelamiento el gobernador Patricio Patrón y el presidente Calderón? Lo que buscan es demostrar su fortaleza y su mano firme pero lo que logran es demostrar lo contrario: que se zurran de miedo cuando ven a los jóvenes y a los luchadores sociales en las calles exigiendo justicia. En vez de enfrentar el descontento buscando dialogar y tratando de resolver los problemas, acuden a medidas fáciles: convocar a las fuerzas policíacas y militares para reprimir y encarcelar al pueblo. No cabe duda de que el resentimiento y el descontento crecen contra el gobierno.
7. Nuestros abogados, los compañeros Rodolfo Macossay, Villevaldo Pech y Jorge Fernández, han hecho todo para demostrar la inocencia de los 24 jóvenes encarcelados; sin embargo dado que los jóvenes están presos por consigna política del presidente Calderón y del gobernador Patrón Laviada -quienes con ello buscan amenazar e imponer miedo a los jóvenes y a sus padres- parece que el asunto es plenamente político, tal como es el caso Atenco, el de los mineros y el caso de los oaxaqueños. Por eso para los presos de Yucatán es indispensable que se conozca su caso en todo el país y en el mundo con el fin de recibir solidaridad para su excarcelación y para las luchas futuras en el estado. Fue la herencia de la visita de Bush a México: muchos golpeados y encarcelados, pero por otro lado el desarrollo de la conciencia de lucha.
8. Yucatán el estado pacífico, el de las «buenas costumbres y modos», el que en su historia ha demostrado escasa participación en la defensa de sus intereses, parece que ha comenzado a despertar. Ese Yucatán, espacio de «la gran cultura maya» que durante siglos se ha dejado someter por explotadores y opresores, ha empezado a dar muestras de capacidad e inteligencia al asumir que la educación que reciben es posible por el trabajo del pueblo. A pesar de que el rector de la UADY no ha defendido a sus estudiantes ni a la misma institución contra notas calumniosas publicadas, un importante sector de estudiantes, sobre toda de Literatura, Historia y Arqueología, han estado apoyando a sus compañeros presos. Dado que en Yucatán no hay intelectuales, los pocos académicos de nivel superior que existen no se manifiestan por miedo a perder privilegios