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Apoyo popular a Luis Arce

Nunca más un golpe de Estado en Bolivia

Fuentes: Rebelión / CLAE

La movilización popular fue convocada por el llamado «Pacto de Unidad», que reúne a los sindicatos y organizaciones de campesinos e indígenas afines al gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS).

El presidente de Bolivia, Luis Arce, advirtió que “jamás vamos a permitir, sobre nuestro cadáver, un golpe de Estado”, al encabezar junto con el vicepresidente David Choquehuanca y Evo Morales, ex mandatario que fuera depuesto por un golpe en 2019, una multitudinaria marcha unitaria por la reconstrucción económica y contra los intentos de desestabilización en el país.

En su alocución, el presidente subrayó la necesidad de la defensa de los recursos naturales y habló de desigualdad. «Todos los humillados no quieren volver a ese país de discriminación», dijo. Por su parte, Evo señaló que “La unidad es el triunfo del pueblo y la derrota del imperio. Nuestra tarea y responsabilidad es garantizar la unidad de nuestras organizaciones sociales ante afanes divisionistas de la derecha interna y externa, que bajo direccionamiento externo intenta provocar y desestabilizar.”

La movilización popular fue convocada por el llamado «Pacto de Unidad», que reúne a los sindicatos y organizaciones de campesinos e indígenas afines al gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS), a la que se unieron varios legisladores oficialistas como el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez.Estos sectores consideran que el gobernador de la región oriental de Santa Cruz, el opositor Luis Fernando Camacho, quiere desestabilizar el país y propiciar un golpe de Estado en contra de Arce como ocurrió en 2019 contra Evo Morales tras la crisis poselectoral.

Esta es la segunda movilización que realiza el gobierno en las recientes semanas bajo la convocatoria de al menos 100 organizaciones. “El pueblo no se dejará sorprender nuevamente, sabe las consecuencias de estar bajo un gobierno de derecha y golpista, hemos sufrido encarcelamientos, muerte”, aseguró Arce en la plaza de San Francisco, en La Paz, ante miles de trabajadores, mineros campesinos, indígenas y organizaciones simpatizantes del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).

En noviembre de 2019, Evo Morales fue obligado a renunciar por la cúpula de las fuerzas armadas en medio de protestas impulsadas por la derecha, que sin pruebas, y con el respaldo de la Organización de Estados Americanos, alegó que hubo fraude en las elecciones en las que el líder aymara ganó un cuarto mandato presidencial. Tras el golpe de Estado, Jeanine Áñez asumió el Poder Ejecutivo, acción por la que desde marzo del año pasado se encuentra encarcelada.

En un año, el gobierno de Áñez desmanteló las empresas públicas y dejó un Estado en quiebra. En plena emergencia sanitaria por la pandemia se descubrió que su gobierno compró con sobreprecio en España respiradores para pacientes con coronavirus que hubieran podido salvar la vida.

Arce señaló que desde este acontecimiento el pueblo boliviano aprendió que la derecha sólo tiene cantos de sirenas para ellos, no realidades, carece de un programa, no posee un perfil del país que está construyendo, porque no les interesan esos temas.

Arce enfrentó dos recientes paros en la región de Santa Cruz, considerado motor económico del país y bastión opositor, como medidas de protesta por la postergación del censo poblacional, previsto para este año y postergado hasta el 2024 por retrasos técnicos. Santa Cruz sostiene que tiene más población que las estimaciones oficiales por lo que debe recibir más dinero estatal, y exige que el censo se efectúe en 2023, pues el aplazamiento del conteo de habitantes perjudica la distribución de fondos públicos.

Los oficialistas también cuestionan los reclamos de campesinos cocaleros opositores de Adepcoca para instalar un mercado paralelo de distribución de la planta y que es otra de las aristas desestabilizadoras. La Paz ha sido escenario las pasadas tres semanas de choques callejeros, en una disputa por el control del millonario negocio de venta de hoja de coca.

Al culminar la movilización, Arce tuiteó: Una vez más, la madurez y sabiduría del pueblo boliviano se imponen para defender la democracia en esta histórica marcha. Los bolivianos no quieren más golpes de Estado, quieren trabajar e industrializar el país. ¡Muchas gracias, Bolivia! ¡Los golpistas no pasarán!

Por parte, la Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano (CIDOB) advirtió que no se permitirá más intentos de desestabilización al gobierno y a la democracia.

El presidente de la organización, Justo Molina, afirmó que los pueblos indígenas estarán “siempre” en pie de lucha para defender la democracia lograda en las urnas en 2020 y al Gobierno nacional legítimamente constituido con más del 55% de los votos (…) Se van a encontrar con el pueblo unido, las organizaciones sociales y los pueblos indígenas de las 36 naciones”, expresó el dirigente.

La derecha y el litio

La ejecutiva de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia Bartolina Sisa, Flora Aguilar, alertó que la derecha boliviana quiere, con sus acciones golpistas, poner sus manos en el litio. “La mirada de esta derecha fascista está en el litio. No es otra cosa. A ellos no les importa el bienestar de los bolivianos. Tampoco les importa el crecimiento económico, a la derecha le interesa el crecimiento económico de sus bolsillos”, afirmó Aguilar.

En el marco de la política de sustitución de importaciones, Bolivia encara de manera soberana la industrialización del metal blanco a través de plantas a escala piloto e industrial de materiales catódicos, baterías, cloruro de potasio y carbonato de litio. La estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) está al frente de esta labor.

Boris Acosta Reyes. Sociólogo y periodista bolivano, colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.