1. Desde los años setenta comencé a enterarme de la existencia de una economía informal (también le decían subterránea o emergente) que iba desarrollándose en el mundo capitalista. Sólo había una explicación: la necesidad de la gente, de las familias, de comer, de tener un ingreso ante el brutal incremento del desempleo. El apoyo (no […]
1. Desde los años setenta comencé a enterarme de la existencia de una economía informal (también le decían subterránea o emergente) que iba desarrollándose en el mundo capitalista. Sólo había una explicación: la necesidad de la gente, de las familias, de comer, de tener un ingreso ante el brutal incremento del desempleo. El apoyo (no limosnero) a todos los necesitados siempre lo consideré una obligación. Por ello jamás condenaré a aquellos que roban o asaltan por necesidad de comer o vivir; aunque siempre combatiré con todas mis fuerzas a los explotares, a los políticos desfalcadores del erario y a todos los negociantes de «cuello blanco», sean banqueros, industriales y grandes comerciantes. La economía informal ha superados en número de trabajadores a quienes poseen trabajo y salarios fijos; hasta allí nos ha llevado el funesto capitalismo.
2. Cientos de miles en México, por no decir millones de seres humanos, se «buscan la vida» vendiendo lo que sea en las calles para poder comer, pagar renta o vestirse. Es sin duda una muestra de la incapacidad del capitalismo para asegurar ingresos suficientes a sus trabajadores, para proporcionar empleo a todos los que lo necesitan. ¿Conoce alguien alguna ciudad en el mundo capitalista donde no haya vendedores ambulantes y semifijos que sufran todas las inclemencias del tiempo y que no estén huyendo de la persecución policiaca? La realidad es que no es nada agradable pasarse todo el día en condiciones desastrosas cuando el trabajo debe satisfacer la vida de los seres humanos; pero esto nunca será en el capitalismo. ¿O alguien cree que vender en las calles es agradable, más que tener un cómodo empleo y recibir un pago que alcance para vivir con decencia?
3. Los grandes comerciantes establecidos se han dedicado a combatir a la vendedores ambulantes pidiéndole a la policía que los persigan y exigiendo que paguen impuestos; repiten que si no se trabaja en combatir la economía informal, no habrá esquema fiscal que funcione. ¿Olvidan acaso que el 70 por ciento de las mercancías que revenden los «ilegales» se las venden en los grandes comercios? Pareciera que se construye una escala: los que se transforman en comerciantes fijos se convierten en los primeros en gritar contra los ambulantes y semifijos. Actualmente más del 60 por ciento son trabajadores informales y por ese hecho son combatidos; pero se da el caso que cuando éstos logran la formalidad se convierten automáticamente en enemigos de sus excompañeros; ésto se prueba cuando exigen que no haya vendedores ambulantes frente a sus nuevos puestos fijos.
4. Mi amigo Lorenzo Peraza me ha enviado esto: El centro histórico de Mérida lo están limpiando de ambulantes, (y hablar de limpiar es ya insultante) y cientos de personas se están quedando sin el espacio para conseguir el sustento diario. ¿Serán los artesanos los -que se mantienen en el parque Hidalgo los jueves y domingos- los últimos? Han sido levantados por la policía los venteros: marques teros, perreros, guayaberas, abanicos, hamacas; los chiapanecos son perseguidos y por las noches los vemos escondidos en calles aledañas y tras los matorrales de los parques. Hay grupos que no son dueños del carrito ni de las prendas que venden, pero son afectados al quedarse sin lo poco que les pagan. La prensa ha justificado la persecución «limpieza» del Centro Histórico. El problema es que piden ayuda pero no luchan, no asisten a las reuniones; prefieren buscar padrinos, favores, incluso creen que si cumplen con algunas cosas como estar callados remediarán su problema.
5. En la ciudad de México, con casi 15 millones de habitantes más los conurbados, los ambulantes que son millones, saben defenderse muy bien; han logrado un grado de organización que cuando deciden enfrentar a la policía la hacen correr. Más aún han obligado a los gobiernos a construirles locales donde puedan vender. En México hay decenas de líderes -generalmente mujeres- que les cobran cuotas por pertenecer a una organización que al primer «grito» o aviso, se plantan cientos para enfrentar a la policía. ¿Cuántas veces a la semana, al mes, los tepiteños, lagunilleros, los de la Merced o Xochimilco, deben defenderse con palos, piedras, incluso armas de fuego, de la policía, incluso del ejército? ¡Qué chistoso! El capitalismo crea el desempleo y luego el mismo capitalismo los reprime y asesina porque son ambulantes, contrabandistas o ladrones.
6. Los ambulantes o semifijos son acusados por los grandes comerciantes, por los medios de información y por el gobierno, de vender mercancías ilegales. ¿Qué mercancía venden? Un 70 por ciento es la que compran en los grandes comercios establecidos, un 20 por ciento es artesanía que ellos mismos fabrican y otro 10 por ciento es mercancía de origen extranjero que entra legalmente, con autorización del gobierno, a México. Los acusan de no pagar impuestos ¿De dónde pagar impuestos si tienen que dar «mordidas» a inspectores y vigilantes, además que no ocupan un piso fijo? A mi me parece que es una campaña sucia contra ellos porque son la clase explotada y marginada que busca desesperadamente de qué vivir. Sin duda hay algunos que han convertido el ambulantaje en un gran negocio, pero es una minoría.
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