1. He aplaudido emocionado que el presidente López Obrador diga que «se acabó la política neoliberal» y que existe una prensa conservadora y «fi fí» y que, a pesar de la libertad que tienen para publicar lo que quieran, él como ciudadano y presidente, seguirá teniendo derecho a réplica y no lo dejará de hacer; […]
1. He aplaudido emocionado que el presidente López Obrador diga que «se acabó la política neoliberal» y que existe una prensa conservadora y «fi fí» y que, a pesar de la libertad que tienen para publicar lo que quieran, él como ciudadano y presidente, seguirá teniendo derecho a réplica y no lo dejará de hacer; es decir les seguirá llamando a los medios de información y a sus dueños, conservadores y FI Fí, porque eso son. Además, López Obrador en sus discursos ha ido más a fondo en aquello que «el pueblo pone, quita y manda». Algunas veces pienso que en la práctica sus discursos pueden ser más radicales que los que ha usado el marxismo. Más radicales que mis artículos que muchos se niegan a publicar.
2. Sin embargo parece existir una gigantesca contradicción. En tanto el presidente explica con mucha claridad en sus «conferencias mañaneras», demuestra la gigantesca miseria, injusticia, saqueo, que ha vivido el pueblo de México -no solo durante un siglo sino aún peor en los últimos 30 años- casi nada o nada se hace política o jurídicamente para castigar a los culpables. Los 500 ex altos funcionario denunciados, muy conocidos, que están a la vista, no se han robado dos o tres milloncitos de pesos sino han robado de 50 mil a 500 mil millones de pesos o dólares que no están en los bancos sino en algunos de los 100 paraísos fiscales repartidos en el mundo. Sólo con los depósitos de los cinco expresidentes se podrían crear dos millones de empleos.
3. Coño, si López Obrador no los quiere en la cárcel -porque teme que esas instituciones con presos multimillonarios y sus visitas familiares podrían convertirse en los nuevos campos o zonas residenciales de las Lomas, Polanco, Pedregal, Santa Fe, Bosques- pues que entreguen todo lo robado en capitales y propiedades y que siga la política de apapachos o abrazos. Entre tanto hoy nos hemos amanecido con el anuncio de una brutal represión contra los ladrones de carteras y pan para comer. El gobernador del Estado de México dijo que aplicó -con todas las fuerzas armadas- la represión «tipo rastrillo» en su estado el viernes y sábado y metió a la cárcel a 320 pobres y miserables. ¿Es esta la política de «primero los pobres»?
4. El presidente ha repetido, como casi todos los gobiernos, que los extremos se tocan, es decir que la derecha conservadora, los fifís, coinciden con la izquierda radical en su lucha contra los gobiernos de centro. La realidad es que así ha parecido siempre, pero es absolutamente falso. La derecha lucha para que las cosas no cambien, que se conserven en beneficio de la clase millonaria dominante; la izquierda es radicalmente diferente: exige siempre a los gobiernos que beneficien a los pobres, a los explotados y que su objetivo sea la igualdad económica, política, social. Confiamos en que el gobierno de López Obrador camine en beneficio de los pobres y explotados y si así no fuera, la izquierda tendrá la obligación de combatirlo; es un asunto de principios.
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