1. México es un país de 115 millones de habitantes con poco más de 70 por ciento de pobres y, dentro de estos, un 30 por ciento de miserables. Pero del otro lado están algunos miles de millonarios que cada día acumulan más riquezas usando la explotación y los negocios. La clase media, que hace […]
1. México es un país de 115 millones de habitantes con poco más de 70 por ciento de pobres y, dentro de estos, un 30 por ciento de miserables. Pero del otro lado están algunos miles de millonarios que cada día acumulan más riquezas usando la explotación y los negocios. La clase media, que hace 50 años iba consolidándose como tal, con la concentración de riquezas y el creciente desempleo, camina hacia la mayor pauperización. Si la democracia es equidad o por lo menos marcha hacia allá, parece que en México es difícil que se implante porque las desigualdades son extremas. Peor aún si la clase política mexicana, en contubernio con los medios de información, imponen su modo corrupto de hacer política. Y parece que no hay solución.
2. México, país distinguido por ocupar los primeros lugares del mundo en corrupción, aún tiene mucho qué enseñar en los juegos de la democracia. Aquí, desde hace por lo menos un siglo, se llama democracia al acto de obtener los votos de las mayorías, al hecho de que en las urnas estén los sufragios bien contabilizados. ¿Cómo se obtuvieron los votos? No importa que todos, o la mayoría de los votos hayan sido comprados con canastas alimentarias, con dinero sonante o si los medios de información hayan sido comprados por seis años. No debe olvidarse -dice el IFE- que hay sanciones o castigos a los partidos que hayan cometido irregularidades; pero una vez registrados los votos no se puede dar vuelta atrás, no se autoriza hacer nuevamente la elección.
3. De los más de 50 millones de votos, el candidato del PRI y de la empresa Televisa, Enrique Peña Nieto, tiene un poco más del 37 por ciento, y el candidato del Movimiento Progresista, Andrés Manuel López Obrador, tiene poco más del 31 por ciento. La diferencia de votos parece ser de más de tres millones, pero la desigualdad más apabullante es que Peña realizó un intenso derroche de dinero comprando a los medios de información y mediante el mercadeo masivo directo de votos, así como trasladándose en toda la campaña en aviones y helicópteros. Mientras AMLO -sin acusaciones- no compró voto alguno y tuvo a casi la totalidad de los medios en su contra. El cinismo y descaro de las autoridades mexicanas y su «democracia» es total.
4. Esta es la segunda ocasión en que López Obrador es despojado de la Presidencia porque, según la clase dominante, como gente de izquierda, representa una gran amenaza a sus intereses de poder económico y en los negocios. ¿Cómo puede ser democrática una elección extremadamente inequitativa, en la que los medios electrónicos -encabezados por la televisión- mantuvieron en pantalla cuatro veces a Peña contra sola una vez de AMLO? ¿Cuál igualdad democrática si los gobiernos del PRI compraron 2 mil 294 millones en despensas alimentarias familiares en la cadena de tiendas Soriana para repartir entre los electores a cambio de votos? ¿Y los otros materiales repartidos como cemento, láminas, bicicletas y demás?
5. Pareciera que por electoral a Izquierda mexicana ha equivocado el camino; pero no. En México hay una izquierda electoral, centro izquierda o socialdemócrata, más numerosa que hoy tiene en la cabeza a López Obrador; pero también hay una izquierda radical en las guerrillas extendidas en cuatro o cinco estados de la República y otra izquierda radical en el movimiento de masas encabezado por la CNTE; pero también un movimiento juvenil anarco-libertario, independiente de partidos, Estado y empresarios -partidarios del pueblo oprimido- que se manifiesta sin dirigentes, organización fija y sin planes determinados. Se rige por asambleas, reuniones, mesas de trabajo, acuerdos colectivos, que ahora parece representar el Yo soy 132.
6. Lo que ha sucedido es que el Estado -nada tonto- se ha encargado de subsidiar con muchos millones de pesos a todos los partidos registrados, les ha otorgado derechos para ocupar diputaciones, senadurías, gobernaturas y hasta la Presidencia de la República, así como tiempos en la televisión y demás medios. Contrario a ello el Estado ha perseguido y asesinado a los izquierdistas de las guerrillas y se han encargado de reprimir y encarcelar a todos los izquierdistas distinguidos en las luchas de masas. Es por abundante financiamiento por lo que se ha consolidado la lucha electoral nacional, contraria a otras formas de lucha. Pero no debe olvidarse que en la medida que se cierran los cauces electorales crecen las otras formas de batallas.
7. Por ello México tiene mucho que enseñar en los juegos corruptos de la democracia. Aquí con una Constitución Política, un sistema parlamentario y tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) existe la democracia formal, pero estamos a 100 mil kilómetros de la democracia real; existe la legalidad pero no la legitimidad, es decir, se interpretan las leyes de acuerdo a los intereses de la clase dominante y los derechos de la mayoría de la población son casi inexistentes. Por ello es necesario y urgente apoyar cualquier movimiento de protesta de trabajadores en las calles y, aunque muchos izquierdistas no estén de acuerdo con la cosa electoral, hay que apoyar las batallas de López Obrador y de Yo soy 132 para extender los espacios de participación en México.
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