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Para el FBI, la cacería de ‘hackers’ es global

Fuentes: The Wall Street Journal

ANKARA, Turquía – El 16 de agosto de 2005, un noticiero de la cadena estadounidense CNN alertaba a la audiencia de que las computadoras de sus oficinas en Nueva York y Atlanta habían sido infectadas por un nuevo virus llamado Zotob. Poco después, compañías estadounidenses de costa a costa habían sido atacadas.Al otro lado del […]

ANKARA, Turquía – El 16 de agosto de 2005, un noticiero de la cadena estadounidense CNN alertaba a la audiencia de que las computadoras de sus oficinas en Nueva York y Atlanta habían sido infectadas por un nuevo virus llamado Zotob. Poco después, compañías estadounidenses de costa a costa habían sido atacadas.
Al otro lado del mundo, en Turquía y Marruecos, dos hackers se asustaron por la intensidad de la cobertura mediática, pero igual se burlaron de la capacidad de las autoridades para dar con ellos. «No pueden encontrarme», escribió Atilla Ekici, un joven turco de 23 años en un email a su cómplice, un marroquí de 19 años llamado Farid Essebar. «Ja, ja, ja,» contestó Essebar.
Sin embargo, la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos, o FBI, les seguía la pista de cerca. El FBI, fundado hace 98 años, se ha centrado tradicionalmente en crímenes locales, pero está ampliando su alcance más allá de las fronteras estadounidenses y aumentando la colaboración con otras agencias gubernamentales en la persecución de los delincuentes cibernéticos, de manera parecida a lo que ha hecho en la lucha contra el terrorismo.
El cambio refleja la naturaleza global de los delitos informáticos, entre los que se encuentra el desencadenar virus, gusanos y otros programas perjudiciales para las computadoras de las víctimas. A medida que desaparecen las fronteras electrónicas entre países, los hackers en un país pueden cometer delitos fácilmente contra individuos, corporaciones y gobiernos ubicados al otro extremo del planeta.
En la actualidad, el FBI sitúa la delincuencia informática como su tercera prioridad tras el terrorismo y el espionaje. Los delitos informáticos causaron US$14.200 millones en daños a empresas de todo el mundo en 2005, incluyendo el costo de la reparación de los sistemas y la pérdida de negocios, estima Computer Economics, una firma de investigación de EE.UU.
El desarrollo de relaciones con las policías de otros países es «la única manera en la que podemos atacar el problema de manera eficiente», dice Christopher Painter, subdirector del Departamento de Delitos Informáticos del Departamento de Justicia de EE.UU.
El FBI está encontrando problemas en su lucha contra el crimen cibernético. Los delincuentes continúan siendo difíciles de localizar, en parte porque los hackers pueden ocultar sus huellas dando órdenes remotamente a computadoras ubicadas a grandes distancias y dirigir sus actividades a través de varias máquinas esparcidas en varias partes del mundo.
Incluso cuando la agencia logra encontrar a los sospechosos en el extranjero, las autoridades locales carecen de los recursos o las leyes para procesarlos. En su búsqueda de LoveBug, uno de los primeros grandes virus de computadoras, que se extendió por todo el mundo en 2000, el FBI localizó a su creador en Filipinas. Pero éste nunca fue acusado porque en aquel momento las leyes locales no especificaban que las actividades de creación de virus fueran ilegales.
Sin embargo, la agencia está logrando algunos avances, gracias en parte a la ofensiva diplomática para conseguir ayuda de las agencias extranjeras. Ahora tiene unos 150 agentes en 56 oficinas en todo el mundo.
Durante los dos últimos años, el FBI también ha formado los Cyber Action Teams, o CAT, un grupo de unos 25 agentes, expertos judiciales en computación y especialistas en código computacional, según David Thomas, subdirector de la división de ciencia y tecnología del FBI.
Luego de rastrear los correos electrónicos de Essebar y Ekici, el FBI pidió ayuda a las autoridades de Turquía y Marruecos para dar con su paradero. La madrugada del 25 de agosto de 2005, los presuntos autores de Zotob fueron arrestados.
En septiembre de este año, Essebar fue sentenciado en Rabat a dos años de prisión por escritura de virus, acceso ilegal a computadoras y conspiración para cometer fraude con tarjeta de crédito.
El juicio de Ekici en Turquía aún está pendiente.

http://online.wsj.com/public/article/SB116431543139231397.html?mod=spanish_whats_news