Ayer, fue ayer cuándo el horror alcanzó su máxima expresión. La memoria es frágil y los años transcurren despacio, pero olvidar es riesgo, el peligro acecha, se recompone, aguarda, actúa. La humanidad no ha hecho aún su trabajo, unos pocos han conseguido mantener el germen del holocausto y la herida sangra, ya está abierta. La […]
Ayer, fue ayer cuándo el horror alcanzó su máxima expresión. La memoria es frágil y los años transcurren despacio, pero olvidar es riesgo, el peligro acecha, se recompone, aguarda, actúa. La humanidad no ha hecho aún su trabajo, unos pocos han conseguido mantener el germen del holocausto y la herida sangra, ya está abierta. La muerte continúa caminando por un sendero que no es el que le marca la vida, ataja empujada por la avaricia y el egoísmo arrancando millones de esperanzas.
En las páginas de los libros batallan las ideas, en ellas reside el conocimiento, pero sin la razón las palabras sólo son tinta, y la tinta si la bebes es veneno. El pensamiento ha de salir del hombre para llegar al hombre recorriendo toda su humanidad, sin descuidos ni atajos para no caer en ningún charco. Anteayer nació el capitalismo en unos días de crisis y de cambio; por un lado la libertad y el socialismo llamaban a la puerta mirando hacia un horizonte de democracia, pero al mismo tiempo el delirio y la avaricia surgen en el mismo espacio saliendo por la puerta de atrás directamente a imponer el exterminio.
Esto es lo que nos explica Ferran Gallego en su texto, nos abre los ojos con historia, nos entrega armas con datos y el recuerdo de momentos vividos ciertamente, hace muy poco, casi nada. A finales del siglo XIX el mundo está convulso, situación que es aprovechada por algunos para realizar una revolución distinta, la conservadora; se produce todo un movimiento cultural, político y social terriblemente sólido y profundo que terminará convirtiéndose en el mayor genocidio conocido, la Alemania nazi y todo lo que esta supuso.
La espina dorsal del fascismo
En el primer capítulo del libro, el más extenso de todos, el autor firmante concluye al nazismo como consumación del fascismo y se acompaña por otros autores que apuntalan su análisis relatándonos en qué consistía el funcionamiento de los pilares del sistema: la organización del trabajo y la propaganda.
La columna vertebral del nazismo era el trabajo utilizado por un lado para incrementar la producción en una economía de guerra permanente, y por otro para el diseño biopolítico de una sociedad en que éste decidía la inclusión o la exclusión de la comunidad nacional; la organización del trabajo era utilizada, en definitiva, como prueba del darwinismo social, para reforzar las ideas nacionales y rechazar el conflicto de clases. Todo este cuerpo estaba vestido por los que Goebbels denominaba artistas de la psicología popular, los propagandistas que sostenían tanto hacia el exterior como al interior el sistema, disfrazando y ocultando en un sentido mientras que en el otro construían una siniestra pero eficaz coartada.
A lo largo de toda la obra podemos comprobar con qué precisión coinciden muchas de las situaciones detonantes de entonces con otras que están ocurriendo ahora mismo, incluso muchos de los componentes del propio entramado fascista se asemejan preocupantemente en la actualidad a demasiados utilizados en muchas ocasiones en la actualidad.
La advertencia es clara, el fascismo no es una anécdota, ni nada del pasado por que está ahí asomando cada vez más las garras. Hemos de evitar que esta enorme y terrible bestia se despierte totalmente y vuelva a levantarse, para ello hay que frenar su alimento que en estos momentos se llama Neoliberalismo.
______________________________________________________________
Pensar después de Auschwitz es el título del libro de Ferrán Gallego publicado por El Viejo Topo
Más información sobre el libro: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=5818