Si somos estrictos con los resultados electorales del domingo 17, habría que enfatizar que uno de los grandes perdedores fue el centroizquierdista MAS (que gobernó Bolivia por 20 años), que con Evo Morales proscrito (por Luis Arce), postuló a Eduardo del Castillo, quien alcanzó el 3.20% mientras que Andrónico Rodríguez, de Alianza Popular, obtuvo el 8,20%. Juntos sacaron el 11,40% de votos. Para el destacado analista Pablo Stefanoni, “… al final, no fue la derecha…sino las confrontaciones en su interior – sumadas a la crisis económica – las que convirtieron al poderoso partido campesino…en un espectro de sí mismo, atravesado por un marcado clima de descomposición política …”, (Nueva Sociedad, ¿Podrá Andrónico Rodríguez salvar a la izquierda boliviana?, mayo-junio 2025).
Después, tenemos al simil de Keiko (por lo de eterno candidato), barón del cemento y líder del partido Unidad, Doria Medina, quien era el favorito y terminó cosechando el tercer lugar con el 19.86%. Otro de los grandes perdedores. En primer lugar se encuentra Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano (PDC), con el 34,14%, y en el segundo lugar está Tuto Quiroga, de LIBRE, con el 26,81%. Mientras que Doria y Tuto se caracterizaron por tratar de adecuar la estrategia de Milei para Bolivia, con sloganes como “En 100 días carajo” y “Motosierra, machete y tijera”; Rodrigo Paz, planteaba, mesurada y colectivamente “Cambiemos Bolivia”.
Por su lado, el voto nulo (por el cual hizo campaña el partido Evo Pueblo), sumado al voto viciado, alcanzó un significativo 19%. Hay algunos que piensan que este sería el voto duro de Evo, aunque tradicionalmente el voto nulo a llegado al 6%. Si a este porcentaje le agregamos el voto por las variantes de izquierda arriba mencionadas, pues, tendríamos 31%, una cifra importante, pero insuficiente para ganar el ballotage. Hay que señalar que antes el MAS ganaba en primera vuelta con más del 50% de los votos. Entonces, la crisis económica que alcanza el 17% de inflación acumulada habría pasado factura a la izquierda nacionalista perdiendo más del 20% de votos.
Ni bien se supo el resultado de las elecciones, Evo, declaró que, “Esto para las nuevas generaciones: si quieren hacer política, el que traiciona pierde y el que roba pierde”, (El Reporte Diario, 18/08). Del Castillo, en respuesta, dijo que, “logramos salvar al MAS-IPSP…a quienes traicionaron al instrumento les decimos que los traidores no serán respetados nunca, … hoy son nuevos cuadros políticos los que llevan las riendas del bloque popular”, (Correo del Sur, 19/08). Andrónico, sigue en silencio, después de haber sido apedreado en su centro de votación.
De esta forma, habría ahora una tendencia a que se refuerze la candidatura del hijo del ex presidente del extinto Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Rodrigo Paz, quien se posicionó en el centro derecha con planteos como “Ni estatistas, ni neoliberales”. Con perfil bajo, el candidato del establisment habría tenido una audaz movida política al jalar a su plancha presidencial al que algunos analistas señalan como el outsider y la clave de su victoria : al capitan Edman Lara, quien se hizo popular por denunciar la corrupción en las instituciones castrenses.
Por ahora, Doria Medina, ha llamado a votar por Paz, mientras que Tuto, asesorado por Duran Barba, también estaría girando al centro para ganar el ballotage. Si bien es cierto, el voto del magnate tendría a fraccionarse, pues, su apoyo a Paz Pereira podría ser respaldado por otros candidatos que entenderían que el pueblo no quiere cambios bruscos sino en espirales. Habrá que ver si Evo, Andrónico o Del Castillo cierran filas con el mal menor (Paz sería una especie de Toledo en Perú), o si llamarán a votar nulo para no verse salpicados por las políticas neoliberales del candidato centrista. Habría que tomar en cuenta que Evo se juega su libertad ya que está con orden de captura y Tuto había prometido meterlo preso.
Así las cosas, la marcada tendencia a la derecha en la región sudamericana (Noboa, Milei, Bolsonaro, Kast, Boluarte, etc.), se desenvuelve como un reforzamiento de la política guerrerista de Trump (contra China), que lo envalentona para “invadir militarmente” Venezuela (¿Cuba?), y que observa estratégicamente las elecciones peruanas del 2026. Bajo esta perspectiva, la “izquierda” peruana se equivoca si cree que la crisis se va a resolver en las ánforas, con discursos demagógicos sobre Mariátegui, sin tener un balance objetivo de la crisis de la movilización popular, sin estrategia unitaria de clase o con partidos sin estructura fuerte con los movimientos sociales.
César Zelada. Director de la revista La Abeja obrera. Escritor y colaborador en varios medios de prensa popular.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.