Mujeres y hombres dirigentes Morenistas y simpatizantes de ese partido movimiento pidieron a Andrés Manuel López Obrador dejar de desestimar y reconocer que existe la violencia contra las mujeres, piden justicia de género, reconocimiento a las feministas, desarrollo de proyectos y programas que saquen a las mexicanas de la familia patriarcal y misógina, de la desigualdad social y económica.
Asimismo, reclaman al Jefe de Estado mexicano un gobierno empático con el feminismo, tal como lo ofreció su partido durante las elecciones de 2018.
En un comunicado que firman más de 300 personas, promovido por 43 integrantes de la Red Feminista para la Transformación, recuerdan al gobernante que es un imperativo ético para MORENA el que mujeres y niñas tengan acceso a la justicia, puedan vivir sin miedo, libres de violencia estructural y la perpetrada en más de la mitad de la población sólo por ser mujeres, así como evitar su exclusión, reconociendo los privilegios masculinos. Advierten que el bienestar social no es suficiente para hacer justicia a las mujeres.
Destacan las adhesiones de Carol B. Arriaga, secretaria de Mujeres en el CEN de Morena; María Teresa Meráz Arellano, secretaria de Mujeres del CEE de Chihuahua; Paula Adriana Soto Maldonado, diputada en el Congreso de la Ciudad de México; Laura Romero Jiménez, secretaria de Mujeres del CEE de Morena Querétaro; Lucero Raquel Cerón Ordóñez, responsable estatal Hidalgo del Instituto de Género «Elisa Acuña Rosetti»; Donaji Alba, secretaria de Organización de Morena Ciudad de México y la activista Frida Guerrera, de Rafael Barajas «Fisgón» (Presidente del Instituto Nacional de Formación Política) y el periodista Pedro Miguel Arce (Navegaciones).
Piden reconocer el llamado legítimo del movimiento amplio de mujeres, el que exige sensibilidad gubernamental frente a temas tan delicados y dolorosos como las alarmantes cifras de violencia contra mujeres y niñas, problema que no es única responsabilidad del ejecutivo federal, sino de todo el Estado mexicano y de todas las instituciones que lo conforman.
Sostienen con cifras de 2019 que el 44 por ciento de los feminicidas son parejas de las víctimas; que cada 15 minutos es violada una mujer; reconocer que el 75 por ciento de los abusos a la infancia se cometen dentro de los hogares mexicanos; que las mujeres reciben 21 por ciento menos de salario en tareas semejantes a las de los hombres y que sólo el 48 por ciento de las mujeres tienen un ingreso propio frente al 78 por ciento de los hombres; que en las agresiones sexuales contra la niñez en 30 por ciento son perpetradas por abuelos o padrastros, 13 por ciento por tíos, 11 por ciento por padres biológicos, hermanos o primos.
Afirman admitir que es una realidad el embarazo en adolescentes, que nace en la familia y que se comprenda que en México «no estamos seguras ni en los espacios públicos, ni en los hogares». Califican a la familia mexicana, de institución machista y misógina, «institución» rota y corrompida por «la voracidad de la larga noche neoliberal», dicen y afirman que así lo demuestran las cifras.
Dejan en claro su posición como «simpatizantes y militantes de Morena, mujeres feministas de izquierda» por lo que abrazan el proceso de transformación pacífica y democrática de México.
Advierten, no obstante, que en los estatutos de Morena se establece que ha de buscar «en todo momento» la garantía a una vida digna y derechos plenos a todas las personas», por lo cual reiteran debe aplicarse «la justicia, se viva sin temor y no haya exclusiones ni privilegios» en una sociedad que sólo reconoce a los hombres.
Recuerdan que, si se votó por Morena, ello obliga al gobierno a «comprender que el trasfondo de la violencia contra mujeres y niñas no es la delincuencia común o la descomposición social, sino el sistema patriarcal machista y misógino» que hace que la condición de mujeres y niñas sea de clara desventaja y desigualdad frente a los hombres.
Por ello, «las convierte en objetos tocables, consumibles, violables, matables y desechables», como lo evidencian las cifras:
El 41,3 por ciento de las mujeres mayores de 15 años ha sido víctima de violencia sexual alguna vez en su vida (ENDIREH, 2016).
En 2019 cada dos horas con 15 minutos, en promedio, se denunció una violación (Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública).
El 44 por ciento de las mujeres ha sido víctima de violencia en la pareja (ENDIREH, 2016).
El 40 por ciento de los feminicidas era pareja de las mujeres víctimas y perpetraron el delito en los hogares; el 60 por ciento de las víctimas padecía violencia familiar (INEGI, 2019).
Los principales perpetradores de agresiones sexuales contra la niñez son en el 30 por ciento de los casos los abuelos o padrastros, en el 13 por ciento los tíos, en el 11 los padres biológicos, en el 10 los primos y en el tres los hermanos, lo que colocó al país, según la OCDE, como el primer lugar en abuso sexual infantil en 2019.
El 75 por ciento de los abusos contra las infancias se comete en el entorno del hogar (Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, 2019).
Muchos casos de embarazo adolescente son producto de la violencia sexual contra niñas y jóvenes, pues el 27,6 por ciento de las menores de entre 10 y 14 años que tuvo un hijo o una hija, en 2016, informó que los hombres con las que sostuvieron la relación sexual tenían entre 20 y 29 años (IPAS, 2018).
El ingreso promedio mensual por trabajo de las mujeres es 21 por ciento menor que el de los hombres (INEGI, 2019).
Apenas el 48,9 por ciento de las mujeres de entre 15 y 64 años tiene un ingreso por el trabajo que realiza, frente al 78 por ciento de los hombres en el mismo rango (INEGI, 2019).
El 82,5 por ciento de los 13.8 millones de personas sin ingresos propios son mujeres (INEGI, 2018).
El 76,7 por ciento del tiempo destinado a labores en el hogar, sin pago alguno, lo cubrieron las mujeres (INEGI, 2017).
Lo instan a reconocer el tamaño de la violencia contra las mujeres, las condiciones de injusticia de género, pero ese es apenas el primer paso, sostienen. Y urgen a convocar la concurrencia de distintos sectores, además del gubernamental, para iniciar el proceso en el que se revierta la desigualdad oprobiosa contra la mitad de la población en el país por el simple hecho de ser mujeres.
En la transformación y la procuración de justicia en el país, señalan, tienen que participar todas y todos, las Fiscalías Estatales, la prevención de delitos y la seguridad pública de los estados, tanto como la academia y la iniciativa privada. Consideran fundamental frenar la violencia en todos los espacios, y llaman a evitar «a toda costa la reproducción de estereotipos de género que vulneran la dignidad de mujeres y niñas».
Luego de señalar que se recibió un país en deterioro; dicen que es claro que solamente la Cuarta Transformación puede dar respuestas y acompañar al movimiento feminista en sus demandas.
Luego advierten: «no podemos permitir que haya quien con sus intereses mezquinos quiera capitalizar políticamente un movimiento legítimo que lucha por la dignidad de las mujeres», para afirmar que la violencia y las injusticias vinieron de otros partidos, que la desataron durante décadas.
Reiteran que es obligación de Morena hacer visibles las problemáticas de género; como partido de izquierda en el poder. Y recuerdan los términos del Plan Nacional de Desarrollo que está en contra de la ley del más fuerte».
Al final de la carta le dicen «le tomamos la palabra respecto a que hay que dar un paso atrás para que las personas especialistas, en este caso las feministas, dicten los cursos de acción en materia de género» y aseguran que «podremos mostrar el oportunismo de la derecha, para quienes la vida de las mujeres y niñas no tienen importancia» e insisten en la importancia de atender » los llamados legítimos del amplio movimiento de mujeres que exige sensibilidad gubernamental frente a temas tan delicados y dolorosos como las alarmantes cifras de violencia contra mujeres y niñas, dejar de desestimar y reconocer que existe un problema que no es única responsabilidad del Ejecutivo Federal, sino de todo el Estado mexicano, es decir de todas las instituciones que lo conforman».
El bienestar social es fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad y en el caso de la sociedad mexicana es prioritario. Sin embargo, podría ser que garantizándose este aún no sea una realidad la justicia de género, por ello debemos recordar nuestra máxima de «no dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera», pues podríamos trascender la larga noche neoliberal pero permanecer en la histórica y milenaria noche del machismo en el que las mujeres y niñas se ven sometidas a múltiples formas de violencia que les imposibilitan desarrollarse plenamente. Le tomamos la palabra, hay que dar un paso atrás para que las especialistas feministas hablen.