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Entrevista a Alfredo Caro Maldonado sobre técnicas aplicables a embriones humanos

«Poder modificar la información genética de un embrión que puede ‘engendrar’ a un ser humano es una forma de eugenesia»

Fuentes: Rebelión

Alfredo Caro Maldonado es investigador del instituto CICbioGUNE del País Vasco.

Me has, nos has, dado cuenta de un artículo que creo reciente: http://www.nature.com/news/chinese-scientists-genetically-modify-human-embryos-1.17378?WT.ec_id=NEWS-20150423-

Te pregunto sobre él. Antes: se ha publicado en Nature. ¿Qué revista es esa? ¿Una de las Biblias de la ciencia?

Nature es de las revistas científicas más prestigiosas, principalmente porque solo publica artículos de una alta calidad y fiabilidad. Sin embargo, en este caso, Nature no ha publicado ese artículo sino que lo ha sacado en su sección de noticias para llamar la atención sobre el mismo. El artículo en cuestión está publicado en una revista electrónica de acceso abierto: «Protein and Cell» por Puping Lian et al, autores chinos.

Habla de ingeniería genética. Sé que sabemos de qué hablamos en general pero ¿nos puedes aproximar al concepto? ¿Cómo definirías tú la ingeniería genética?

Diría que es la tecnología que nos permite modificar de manera controlada la información genética de cualquier organismo. Hasta cierto punto la información genética determina la fisonomía de un organismo. Como si trabajáramos sobre los planos de un coche, podemos quitar, modificar o añadir información de esa secuencia. Esto nos permite alterar las funciones de los seres vivos, generar unas nuevas o recuperar otras alteradas. A mí me gusta poner el ejemplo de la insulina, hoy somos capaces de generar insulina humana en bacterias. Se ha cogido la secuencia del gen de la insulina humana y se ha metido en una bacteria que la utiliza para sintetizarla. De esta manera la podemos hacer en bidones de miles de litros.

¿Quiénes son los autores del artículo? ¿Tienes buenas referencias?

Una de las cosas positivas del método de revisión por pares es que en principio no importa quiénes sean los autores si la publicación es correcta.

Se habla de una técnica novedosa aplicable a embriones humanos… ¿A embriones humanos?

Sí, son embriones resultado de inseminación in vitro que no pueden implantarse porque son no-viables.

¿Dónde reside la novedad de esa técnica?

Es bastante complejo de explicar, pero básicamente lo novedoso de esta técnica es que es capaz de hacer un corta-pega de un gen en concreto, de la secuencia que se quiera. Se puede eliminar esa secuencia o meterle otra, modificada o no. Hasta hace poco eso no se podía hacer sin insertar genes no humanos al embrión, y era muy difícil hacerlo de manera específico y dirigido.

Te copio: «Estos son «no-viables» pero por cuestiones éticas, no técnicas». ¿Y eso qué significa?

Los investigadores no quisieron saltarse las convenciones éticas que impiden hacer ingeniería genética en humanos, por eso utilizaron unos embriones procedentes de inseminación artificial cuyos óvulos habían sido fecundados por más de un espermatozoide. Esto los hace inviables. De hecho, la revista Nature rechazó publicar el artículo original por considerar que ese hecho (el tener 3 núcleos) invalidaba las conclusiones del mismo.

¿Será entonces totalmente viable quitar y poner genes en embriones humanos y ser implantados? Si fuera así, ¿con qué finalidades?

Sí, lo es. Lo interesante de esta publicación es que demuestran que no es nada seguro ni específico. Ellos dicen que aquellos que sueñan con eliminar enfermedades genéticas mediante esta técnica tendrán que esperar.

En teoría se podrán sustituir genes mutados por otros «sanos» (como si una molécula pudiera estar enferma o sana). Pero también otros como el color de los ojos, o cualquier gen o genes que el consumidor desee.

¿Y eso es bueno o es una barbaridad? ¿Hacia dónde puede llevarnos?

En mi opinión, poder modificar la información genética de un embrión que puede «engendrar» a un ser humano es una forma de eugenesia. Si Aldous Huxley, el autor de Un mundo feliz levantara la cabeza…

En este caso, a diferencia de la ingeniería genética en plantas o animales, me parece una aberración. Me voy a extender aquí, para que se entienda bien.

Adelante

Los autores ponen como ejemplo una enfermedad genética llamada Beta Talasemia, muy común en la Europa mediterránea. Esta produce una forma de anemia leve, porque es «recesiva». Sin embargo, cuando las dos copias del gen están mutadas (homocigosis), entonces la anemia es grave y para que la persona viva tiene que estar recibiendo transfusiones sanguíneas constantes. En la actualidad un transplante de médula es curativo.

¿Cómo puede pasar esto, la homocigosis? A la fuerza los dos padres tienen que tener la forma leve de la anemia para que eso pase. Se entiende entonces que en ese caso es del todo evitable el nacimiento (y sufrimiento) de un niño con la forma grave. Aquí, en mi opinión, se dan tres opciones: Que no tengan hijos, por responsabilidad. Que si los tienen, los embriones sean seleccionados para que no sean homocigóticos, aunque seguro que tendrán la forma leve de la anemia. Y en el caso de que nazca, pues poner todos los medios sanitarios disponibles para aliviar la enfermedad.

¿Y tú por qué opción estás?

Yo, y es muy personal, estoy por la primera opción. Somos más de 7000 millones de personas y pongo en cuestión que el derecho a la reproducción esté por encima del derecho a una vida digna.

No se me ocurre ningún caso donde la modificación genética de embriones humanos sea necesaria, o beneficiosa.

Después surge otra cuestión. ¿Cómo se regularía una cosa así? La ley no puede regular la modificación genética de embriones humanos. O lo prohíbe o lo acepta. ¿Por qué sobre la Beta Talasemia sí, pero sobre el sexo, el color de ojos o la resistencia física no? ¿Cuándo sería válido?

Entiendo los dilemas que planteas. ¿Qué relaciones deberían presidir el dueto ciencia-ética?

La ética tendría que estar por encima de la ciencia. En la actualidad no lo está. Y yo creo que es por algo que repito siempre, el fetichismo de la tecnología. Nuestra in-civilización está obsesionada por la tecnología. En mi campo de investigación, en muchísimas ocasiones se buscan las preguntas que nos van a hacer utilizar determinada tecnología súper novedosa, y no al revés.

Primero nos compramos el móvil, después vemos para qué lo queremos. ¿Nos hemos preguntado por qué, y para qué, queremos tener una descendencia guapa, sana y esbelta, prediseñada según determinados estándares? ¿Qué pasaría entonces con los que nazcan feos o enfermos, se convertirían en ciudadanos de segunda?

Excelentes preguntas. ¿Qué puede hacer la ciudadanía ante casos como el que estamos comentando? ¿Informarse, reflexionar… qué más?

Claro, reflexionar y aprender sobre eso es importante. Pero también lo es que las personas organizadas, y las organizaciones políticas transformadoras no dejen el asunto de la ciencia, la investigación y la medicina en el fondo del cajón, para más tarde. Es un asunto urgentísimo, no solo por la biomedicina, sino por la crisis ambiental.

Cambio de tercio. Perdona la extensión:

«Pandemia de Patentes: OMPI y OMS ponen en riesgo el sistema mundial de acceso a medicamentos» leo en el Observatorio Sudamericano de Patentes. Según especialistas del sector farmacéutico chino, tomo base en ello, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y la OMS «ponen en riesgo la salud de los pacientes pues fomentan un sistema de patentes y de aprobación de medicamentos que provoca el aumento de precios de los nuevos fármacos». Hu Liun, un doctor experto en temas de propiedad intelectual y fármacos, ha afirmado que «estas organizaciones globales están controladas por laboratorios de Estados Unidos y promueven un mecanismo perverso de patentes de medicinas esenciales para el tratamiento de enfermedades en todo el mundo, pero que en lugar de ponerlos a disposición de los gobiernos para salvar vidas, negocia precios altos para salvar a las empresas farmacéuticas que elaboran medicamentos patentados».

Sigue: «Gilead, Pfizer, Novartis y muchas otras están patentando nuevos principios activos para medicamentos contra la hepatitis C o el cáncer imposibles de pagar para decenas de Estados en el mundo y en varios casos negocian de manera poco transparente con gobiernos que si pueden pagar».

El caso del ébola ha sido bochornoso en su opinión: no hay un medicamento en el mercado pero el gobierno de los Estados Unidos posee la patente US20120251502 A1, basada en el aislamiento y la identificación de una nueva especie de virus de Ébola en humanos, el «EboBun», que fue aislado de los pacientes que sufrieron de fiebre hemorrágica en un brote en Uganda». «La OMPI es un organismo que hace lobby a las oficinas de patentes de los países para que favorezcan el patentamiento de los fármacos que 2 0 3 años después serán aprobados por las agencias de medicamentos de estos países. Este es el 2do looby orquestado por la OMS para aprobar los medicamentos en las agencias nacionales. Más tarde los laboratorios negocian con el ministerio de salud de cada país para lograr un precio conveniente para el laboratorio multinacional».

Más aún: «El caso de la hepatitis C es típico la OMS lanza el alerta mundial, indicando supuestas estimaciones de casos de enfermos en cada país, las ONGs de los pacientes financiadas por los mismos laboratorios comienzan los reclamos que son propagados por los medios de comunicación, días después aparece la noticia del descubrimientos de una nueva droga patentada dos o tres años antes en los Estados Unidos (y que espera ser patentado en el resto de las oficinas del mundo) y en pocas semanas aparece la aprobación sanitaria de los medicamentos por los Estados», avanza Hu Liun en como funcionan los lobbies farmacéuticos y como actúan los gobiernos como cómplices. Finalmente vemos como algún presidente anuncia con su ministro de salud la compra de vacunas o de un nuevo medicamentos para «salvar vidas», o una sociedad entre un laboratorio extranjero y el Estado para producir en el país esas vacunas, sin embargo, el negocio ya fue hecho y el dinero lo paga el gobierno a precios muy superiores a los razonables», sentenció el especialista chino».

Su conclusión: «Todas estas políticas de hiperpatentamiento retrasan la aparición de medicamentos genéricos y de precios accesibles para poblaciones de menores recursos, es un pandemia pero de patentes». ¿Qué opinión te merecen las reflexiones de esta investigador chino?

No sé, yo lo veo muy sencillo. El acceso a la salud es un derecho humano universal. Si el lucro de unos pocos impide ese derecho humano, el lucro debería estar prohibido.

Primero prohibiría la comercialización de patentes. Si estas existen, deben pertenecer a aquellos que han desarrollado la tecnología.

Los liberales defensores del sistema de patentes dicen que es una manera de fomentar la investigación. Esto es una barbaridad, si cualquier forma de lucro es lo que fomenta el arte y la ciencia, esta, a la fuerza, será mediocre. No conozco ningún investigador decente que haga su trabajo para enriquecerse, sino por el mero hecho de conocer, de descubrir, de mejorar la salud. Así como el buen artista no lo hace para ganar dinero, el buen científico tampoco.

¿Quieres añadir algo más?

Creo que los dos temas son muy pertinentes y van ligados. El principal mal de nuestra época es la economía de mercado, que pone las cosas por encima de las personas. Además aplicamos estándares de consumo a los seres humanos. Nos hacen despreciar aquello «imperfecto», ya sea cosa, animal o persona, y con ese fetichismo de la tecnología se justifica la selección artificial de los seres humanos.

El artículo tiene un problema, cuestiona la ética en el uso de la técnica CRISP por su imperfección. ¿Entonces cuando sea perfecta sí?

En la diana. Gracias una vez más.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.