La policía finlandesa, en una operación ejemplar en la persecución de peligrosos delincuentes del copyright, entró en la casa de una niña de nueve años y le confiscó su portátil de Winnie de Pooh, como prueba de los hechos de flagrante violación de los derechos de autor y descarga desenfrenada. El absurdo de la legislación […]
La policía finlandesa, en una operación ejemplar en la persecución de peligrosos delincuentes del copyright, entró en la casa de una niña de nueve años y le confiscó su portátil de Winnie de Pooh, como prueba de los hechos de flagrante violación de los derechos de autor y descarga desenfrenada.
El absurdo de la legislación del copyright parece no tener límite, como bien ha sabido demostrarnos el grupo especial anti-piratería de la policía finesa, denominado TTVK ,que pasó a entrar en la casa de esta pequeña, en busca de dispositivos para compartir archivos «ilegalmente». La CIAPC , Copyright Information and Anti-Piracy Centre, como asociación encargada de gestión de derechos de autor en Finlandia, trató de imponer una sanción de 600 euros a dicha pequeña, por supuestas infracciones de derechos de autoría, que el padre de esta rechazó pagar.
Un caso tan significativo como ejemplar
Al parecer, la pequeña, aficionada a la artista pop Chisu, recurrió a The Pirate Bay, vía Google, dado que en Finlandia está bloqueado el acceso, para pasar a descargarse su música. Cosa que, según el padre de esta no resultó y al día siguiente fueron a una tienda física a adquirir el disco de la discordia, cuestión alegada para no pagar la absurda sanción.
El asunto fue escalando en la absurda pirámide montada por el lobbie de la producción-distribución, hasta llegar a la policía, que orden de registro en mano, no tuvo tampoco empacho en requisar el portátil de Winie de Pooh de la asombrada niña, aleccionado de paso, al mal padre, sobre lo fácil que habría resultado ceder pagando los 600 euros que tan consideradamente pedían los representantes de los derechos de la vulnerada artista.
La propia artista en cuestión, Chisu, se muestra escandalizada por el caso, según comenta en su página de Fans de Facebook y comenta que no tiene intención de demandar a nadie. El asunto escapa al control de los propios artistas, dado que son las entidades de gestión de derechos, CIAPC , en esta ocasión, mas identificadas con la industria que con la creación propiamente dicha, las que llevan adelante todo el proceso, sin reparo alguno, como una maquinaria cegada por el dinero, capaz del mas genuino absurdo y sin sentido alguno del ridículo.