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Por gobiernos y educación gratuita e internados para los trabajadores

Fuentes: Rebelión

1. En 1979, siendo investigador del Hideyo Noguchi de la Universidad de Yucatán, publiqué un ensayo sobre el gobierno de Tomás Marentes Miranda (1/II/1952-16/VI/53), es decir escasos 16 meses de gobierno de los seis años que le correspondía. ¿Por qué tan pequeño período? Porque él como todos los gobernantes de México, era producto de una […]

1. En 1979, siendo investigador del Hideyo Noguchi de la Universidad de Yucatán, publiqué un ensayo sobre el gobierno de Tomás Marentes Miranda (1/II/1952-16/VI/53), es decir escasos 16 meses de gobierno de los seis años que le correspondía. ¿Por qué tan pequeño período? Porque él como todos los gobernantes de México, era producto de una designación del presidente de la República en funciones (Miguel Alemán, entonces) y en Yucatán el grupo político del gobernador (José González Beytia) era fuerte y en la Presidencia no se aceptaban a sus candidatos propuestos. El PRI -que llevaba 23 años gobernando- dominaba totalmente la escena, el PAN era casi inexistente, los sindicatos obreros y los campesinos mediatizados y controlados.

2. Alemán, que en 1952 concluía su gobierno, aprovechó que su amigo Marentes era conocido como director de la Lotería Nacional para mandarlo como candidato del PRI al gobierno de Yucatán; sin embargo los mismos priístas yucatecos no lo aceptaron con un argumento baladí, ridículo, pero movilizador: «no era de Hunucmá Yucatán sino de Tenabo Campeche». No existía en la mente de los yucatecos las clases sociales, si la inmensa mayoría del pueblo era miserable y explotado, si el pleito era sólo por cuestiones de poder. ¿Quién iba imaginar que el «Che» Guevara, argentino, lucharía por una revolución en Cuba y luego sería el segundo hombre en importancia en el gobierno, situación que abandonó para luchar luego en Bolivia?

3. Aparecieron en Yucatán veintenas de líderes priístas que nunca pronunciaron la palabra liberación, explotación, miseria; no criticaron al PRI ni al sistema de gobierno; nunca hablaron de la miseria del campesino maya ni de la explotación de obreros cordeleros. Decían que Yucatán no podría ser gobernado por un campechano habiendo tantos yucatecos dispuestos a «sacrificarse» por su estado. Antes y después del «campechano» Marentes todos los gobernadores de la entidad fueron yucatecos, pero ninguno estuvo al servicio de los pobre sino de los poderosos empresarios también yucatecos. Pero la consigna pegó extendiéndose y Marentes fue renunciado por el nuevo presidente Ruiz Cortines

4. En 1952 el Internado Secundaria Federal (ISF), la escuela cardenista para hijos de trabajadores, cumplió 15 años de su fundación. Octavio Paz estuvo en 1937 entre sus funcionarios fundadores, pero sólo de tránsito porque llegó «huyendo» de confrontaciones con grupos de intelectuales defeños y se fue a los tres meses a España para asistir a un congreso. Yo estuve interno mis tres años de secundaria (1954-57) y solamente existían las secundarias del estado: Adolfo Cisneros, Agustín Vadillo y Eduardo Urzaiz; estaban también la Carlos Marx de Progreso y una o dos de carácter privado. Su edificio (hoy comercio y estacionamiento público) estaba en la acera poniente de la calle 62 entre 57 y 55.

5. Me ha contado mi querido amigo Glicerio (también Echeverría) una anécdota valiente y solidaria de los estudiantes del Internado tres años antes que yo ingresara: Ante una gran huelga de estudiantes de la Universidad de Yucatán por luchar por sus derechos y el bloqueo de muchos días que sufrían de parte del ejército, la comunidad del Internado decidió introducir comida, agua, pan que recibían, a los estudiantes de la UY (UN del S) usando los techos, dado que uno de nuestros maestros tenía una casa en la 57. El ejército llegó a descubrir esa solidaridad y bloqueó también el Internado después de querer destrozar con balloneta la puerta del zaguán de entrada. Se dice que cuando el general Ladrón de Guevara gritó que sus «soldados entrarían a la universidad, los estudiantes le respondieron que primero tendrían que pasar por la primaria».

6. Recordando la situación de 15 años antes: En 1935 se obligó al gobernador Alayola Barrera a renunciar en medio de algunas movilizaciones y un congreso obrero; en 1937 se obligó al gobernador López Cárdenas a renunciar en medio de una gran batalla de taxistas contra camioneros foráneos -paralizando por unos días la ciudad- porque les impedían a los taxis transportar pasaje. Ascendió al cargo de gobernador Palomo Valencia, pero en febrero de 1938 fue sustituido por el gobernador electo Canto Echeverría quien se encargaría de aplicar la llamada Reforma Agraria Cardenista en Yucatán. Toda esta situación descompuso la economía henequenera que sería la base de la renuncia del gobernador Marentes Miranda.

7. En octubre de 1951 casi todos los priístas yucatecos (de los tres sectores) de uno u otro bando ya habían aceptado, o se habían alineado, con el presidente de la República a la nominación de Marentes como candidato. La «lucha opositora» apenas duró unos 40 días. El 23 de abril se celebró una manifestación estudiantil, paros en cines y mercados; por la FEY hablaron Davy López y Jesús Viana. Por el «Comité Coordinador de Lucha por un gobernante yucateco» estaban Juan Duch, Raúl Maldonado, Davy López, Federico Canto, Clemente Carvajal, Álvaro Palma y Francisco Canto. Luego este comité propuso a Mediz Bolio para gobernador.

8. La realidad es que Marentes se vio obligado a renunciar por los graves problemas que su registraban en la economía henequenera. En febrero de 1952 asumió el cargo presidencial Adolfo Ruiz Cortines, quien en 1956 ordenaría el cierre del internado del Politécnico Nacional creado en 1937 por Lázaro Cárdenas; en 1958 iniciaría Ruiz Cortines la gran represión contra los maestros othonistas y la Nacional de Maestros, así como contra los ferrocarrileros vallejistas llevando a más de tres mil obreros a la cárcel; misma política que continuaría en 1958-60 el nuevo presidente López Mateos.

9. Las décadas que rodearon la creación y los aproximadamente 25 años de vida que determinaron a nuestro Internado Secundaria Federal fueron difíciles para una institución creada para los hijos de los trabajadores con escaso presupuesto. La mayoría de mis compañeros -tan jodidos económicamente como yo- decidió irse a las normales rurales de Tekax, Yucatán o de Hecelchakán, Campeche; otros fueron al Colegio Militar o a la Marina; muchos marcharon al Politécnico y gentes como yo a la escuela preparatoria de la ciudad laborando paralelamente para obtener un salario. Sólo así pude hacerme inicialmente profesor de educación primaria.

10. No entendíamos nada de lo que sucedía en política y economía. De los 14 a los 17 años sólo se hablaba de deportes, de novias y de tareas escolares: sobre todo de sueños. Logramos la publicación de un número de una revista y de un periódico y conviviendo noche y día con 100 o 200 compañeros nos hicimos muy hermanos. Aunque han pasado más de 50 años sin vernos o saludarnos, recordamos a casi todos que hoy cumplen alrededor de 70 a 80 años. Así pasan los años, mi amigo Glicerio y mil nombres de hermanos. Así se va la vida y viene la muerte «…tan callando que da dolor», como ha dicho el poeta. Pero mientras tanto sigamos luchando para que haya más internados, normales rural y escuelas gratuitas para hijos de trabajadores.

11. Estos años que mensualmente nos hemos podido sentar a desayunar juntos como aquellos tiempos del Internado, incluso con hermanos del ISF que viven lejos de Mérida, en Campeche, incluso en el DF., hemos estado tan a gusto que hablamos más de nuestro Internado que de nuestros problemas cotidianos. No se ha manifestado ninguna agresión ni discriminación como los viejos tiempos de las «novatadas». ¿Cómo puede ser de otra manera si en términos generales tuvimos el mismo origen social a pesar de que a algunos les haya ido mejor que a otros? Muchos han fallecido y los hemos registrado como fenómeno natural. Lo hemos lamentado pensando que sólo se nos adelantaron.

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

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