¿Cuáles son los principales objetivos de la derecha en su lucha política? Fundamentalmente son dos. El primero es criminalizar la protesta social. A ese tema le dedicamos algunas reflexiones en un artículo en un número anterior de Liberación con el título «El gobierno es fruto de los bloqueos de caminos y su traición radica en criminalizarlos». En ese artículo nos referimos al modo como el gobierno de Arce ha reprimido con una saña indescriptible los bloqueos de caminos de los campesinos. Lo ha hecho del mismo modo que lo hicieron los gobiernos neoliberales, es decir, lanzando una campaña mediática abrumadora en la que se estigmatizaba a los indígenas como bárbaros, salvajes, delincuentes, etc, etc. Así también lo hicieron en su momento las oligarquías coloniales con Tupak Katari y las republicanas con Zárate Willka.
El segundo objetivo, al que se refiere este artículo, consiste en proscribir al principal líder popular. Esto resulta muy obvio cuando ampliamos nuestra mirada a la región, donde vemos como la derecha ecuatoriana proscribió a Correa, la derecha argentina proscribió a Cristina, la peruana a Pedro Castillo. Entonces vemos que la proscripción de Evo Morales acá en Bolivia no es ninguna casualidad. Era uno de los principales objetivos de la derecha boliviana, sino el más importante para ellos.
Que el gobierno actuó, por detrás, con esa intencionalidad específica era algo que bien podía suponerse, pero hoy ha quedado evidenciado con pruebas contundentes con el destape que ha hecho la revista argentina Negocios y Política de transferencias bancarias en cuentas offshore de la esposa de Arce al vocal del TSE, Tahuichi Tahuichi. También se descubrieron mensajes en el teléfono celular del ex ministro Siles que demuestran su digitación tanto al Tribunal Constitucional, como al Tribunal Electoral, para la proscripción de Evo.
Obviamente, el gobierno -como es su costumbre- negó que estas denuncias fueran ciertas, pero tratándose de señalamientos tan concretos, el gobierno debería ir al fondo en el detalle para desmentirlos. Como no lo hace, rige el aforismo «es tenido por cierto, mientras no se demuestre lo contrario». Además, la protección que el gobierno ha dado a los magistrados autoprorrogados y prevaricadores de los máximos órganos del poder judicial es, en sí misma, la prueba de que el gobierno actúa detrás y mediante esos despreciables sujetos.
Por todo lo argumentado, tenemos que el gobierno de Luis Arce ha obtenido los dos objetivos más importantes que la derecha tiene en su accionar político: criminalizar la protesta social y proscribir al principal líder popular. Consecuentemente, queda fehacientemente demostrado que el gobierno de Luis Arce ha devenido en un gobierno de derecha, traidor al proceso de cambio.
Ahora bien, el gobierno arcista, con el fin de encubrir este propósito vino anunciando e implementando desde el momento de su emergencia (ahora lo vemos claro) la idea de la necesidad de renovar el liderazgo del proceso de cambio. Reflexionando sobre esto, encontramos una prueba más de su intencionalidad de proscribir al compañero Evo. Inventaron una serie de argumentos para tratar de promover esa visión, por ejemplo la ridícula acusación a Evo en torno a que tenía «angurria de poder», por eso no quería dar paso a la renovación del liderazgo. Ese argumento es en sí mismo, aberrante, dado que todo líder político, más aún el líder del movimiento político más grande del país, para ser tal, debe tener vocación de poder. Si no tiene esa vocación, pues simplemente deja de ser líder.
Entonces nos preguntamos ¿Quiénes representan la renovación de la que tanto han hablado? Nos han presentado varias versiones que hoy se postulan como candidatos: Del Castillo, Eva Copa y Andrónico Rodríguez. Después de iniciada la campaña electoral y publicadas las encuestas (que de ningún modo son verosímiles al 100 %, pero sí constituyen referencias), tenemos que ninguno de ellos tiene el arrastre en los sectores populares, la claridad ideológica, los planteamientos programáticos y menos aún la trayectoria revolucionaria para convertirse en una renovación del Evo, quien como nadie en la historia del país pudo aglutinar a los más amplios sectores populares y emprender el proceso de cambio, que arrinconó a la derecha como nunca antes. Cuando se compara el gigantesco rol que ha jugado Evo en la historia reciente del país con la miseria de los propuestos como renovación, entonces se entiende que solamente fue un ardid para hacer a un lado al líder del movimiento popular de Bolivia. Finalmente lo han logrado momentánemente con la proscripción de Evo para estas elecciones. Por todo lo planteado se concluye que el gobierno de Arce ha servido a la derecha y de ahí su carácter profundamente conservador. En ese sentido es una continuación del gobierno de Añez.
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