1. El pasado 16 de septiembre se conmemoró el 197 aniversario del inicio de la lucha armada de independencia de México respecto al dominio español. Esta lucha duró 11 años: de 1810 a 1821 y fue concluida sorpresivamente: cuando los enemigos de la misma Independencia decidieron que había que terminarla, llevando a la firma del […]
1. El pasado 16 de septiembre se conmemoró el 197 aniversario del inicio de la lucha armada de independencia de México respecto al dominio español. Esta lucha duró 11 años: de 1810 a 1821 y fue concluida sorpresivamente: cuando los enemigos de la misma Independencia decidieron que había que terminarla, llevando a la firma del Plan de Iguala y, más adelante, los Tratados de Córdoba reconociendo el plan anterior. Con ello México conquistó su autonomía después de 300 años de depender del gobierno español, pero también abrió paso a un régimen monárquico encabezado por Agustín de Iturbide quien el 27 de septiembre de ese mismo año, en medio de gran fiesta entró como «Padre de la patria» a México con su Ejército Trigarante y al día siguiente fue nombrado el primer gobierno independiente.
2. Si con ese hecho México (a pesar de que ganaron los enemigos de la independencia) se convirtió en país independiente y autónomo, si logró la soberanía que le permitiera desarrollarse a partir de sus propios proyectos, programas de gobierno y necesidades, es un problema que seguirá a discusión con un gran predominio ideológico. La realidad es que cada país depende de un contexto internacional y sus decisiones no pueden ser ajenas a los compromisos, necesidades y requerimientos de otros países; mucho menos si el país (como México) para salvar problemas ha tenido que firmar acuerdos con naciones más poderosas. Más aún: así como los países sojuzgados dependen del imperio éste a la vez depende de los pequeños. Hay una relación de asociación y competencia, de dependencia y soberanía.
3. La economía de la Nueva España a fines del siglo XVIII, en los días del inicio de la lucha de Independencia, se centraba en las grandes haciendas maicero/ganaderas, (despojadora de tierras de los campesinos) y en la producción comunitaria. Esas haciendas luego fueron henequeneras, azucareras, etcétera. El cultivo del maíz y otros cereales dependían de las lluvias, pero también de las sequías, inundaciones e inconsecuencias de los fenómenos naturales. En las haciendas se tuvo con los trabajadores una relación de esclavitud y peonaje, un sistema de control por medio de endeudamiento, préstamos y de tiendas de raya. La minería fue un sistema de intensa explotación y su producto se exportó a España. El taller artesanal indígena era de pequeña dimensión con gran atraso tecnológico; el taller urbano gozaba de ciertas ventajas de producción y de comercio.
4. La independencia de México estuvo ligada con la de los países del continente. Con libertadores como Bolívar (liberó Venezuela, Colombia, Ecuador), San Martín (Argentina, Chile), Sucre (Perú), así como de otros hechos mundiales que la hicieron posible. Habría que valorar hechos determinantes. ¿Cuál fue el papel del Borbonismo desde 1761, la ilustración en España, la expulsión de los jesuitas; del Enciclopedismo (1751/72), la Independencia de EEUU, la Revolución Francesa, la invasión de España ordenada por Napoleón, los agentes de Inglaterra, EEUU y Francia que llegaban a Nueva España para promover su independencia o la implantación del régimen liberal en España en 1820? ¿Pudo estallar la Independencia sin estos antecedentes? ¿Esto explica el papel de la Europa centrismo y la importancia de las ideas?
5. En 1822 México era, al parecer, el país más extenso de América, tenía 4.665,000 kilómetros cuadrados antes que EEUU se apropiara de más de 2 millones y que algunos países del sur como Belice, Guatemala, Honduras, se separan, pero con sólo siete millones de habitantes. Hacia mediados del siglo XIX, México tenía menos de ocho millones de habitantes (EEUU 23 millones, España 21.5, Alemania y Francia más de 35 cada una, Italia 24 y Gran Bretaña 21) El 90 por ciento de la población era rural, el 10 por ciento sabía leer y la esperanza de vida era de 24 años. En el México de 1910, cuando estalló la Revolución, el país tenía 15 millones y en 1921, 14 millones de habitantes. Estos datos nos permiten ubicarnos en aquel contexto histórico y valorar lo que sucedía entonces.
6. En estos momentos México, sin proyecto, tuvo la urgente tarea de construir su Estado/nación. Las únicas ideas y experiencias venían del extranjero (Europa y los EEUU que tenían sus Constituciones) La República poseía apenas siete millones de habitantes en el centro del país y un norte abandonado. Su primer conflicto internacional: tejas (1836) ocupada por colonos de EEUU que reclaman su independencia. Dos años después Francia inventa un enfrentamiento. Luego, en 1845, EEUU nos invade y nos obliga a reconocer tres años después, en 1848, la pérdida de más de la mitad de nuestro territorio. Después otra vez Francia nos invade, en 1862, y nos impone un gobierno imperial que (aunque tan liberal o más avanzado que el gobierno de Juárez) es derrotado en 1867.
7. Al inicio de nuestra nación independiente las logias masónicas jugaron el papel de partidos. Los más altos personajes de la política y de propiedades, para defender sus poderosos intereses se organizaron en logias muy localizadas: la escocesa que representaban el proyecto del imperial, generalmente respaldado por la vieja Europa, y la de los yorkinos, encabezados por el yanqui Poinsset, que defendía hábilmente el federalismo estadounidense y lo que meses después sería la Doctrina Monroe. Por otro lado estaba la batalla intelectual que se centró en Lucas Alamán que desde la derecha defendió con pasión el proyecto aristocrático que venía de Europa y el Dr. Mora y Gómez Farías que buscaban poner en práctica las nuevas ideas que también venían de Europa, pero que en este momento eran representadas por los EEUU.
8. Durante el período que va de 1823 a 1911, casi 90 años, tendrían un gran significado las personalidades de hombres fuertes como Antonio López de Santa Anna, Benito Juárez y Porfirio Díaz; los tres muy distintos, pero liberales al fin, que actuarían acomodándose a muy particulares circunstancias obligados por viejos «poderes fácticos» encabezados por terratenientes, militares, alto clero y caciques. Mientras el primero se convirtió en factor importante para los conservadores durante 30 años (1823/53), incluso al grado de nombrarlo «Alteza Serenísima» y Juárez se transformó en luchador incansable contra los conservadores, la intervención europea y el Imperio (1856/72), Díaz se consolidó en dictador al servicio de los más poderosos hacendados, terratenientes y nuevos capitalistas (1976/1911)
9. México, después de lograr su independencia de España, fue saqueado por los grandes inversionistas extranjeros encabezados por los EEUU, Inglaterra, Francia, Alemania. A pesar de nuestra gran revolución de 1910/17, que fue burguesa, pero también nacionalista, antiterrateniente y antiimperialista, nuestra dependencia del gobierno y de los capitales yanquis se hizo mayor. De todas maneras ya la independencia, la autonomía y la soberanía de nuestra nación no se discute porque parece un asunto difícil
de superar. Desde 1867, año en que fue fusilado el emperador Maximiliano, no nos han gobernado virreyes, emperadores, príncipes o políticos españoles, yanquis o de otro país. Hoy nos gobiernan mexicanos que representan intereses de poderosos empresarios locales y de inversionistas norteamericanos que de independientes no tienen nada.
10. Sin embargo, en el contexto de la llamada globalización, todavía debemos revisar el significado de soberanía, autonomía, nacionalismo, frente al internacionalismo que Marx proclamó hace más de 150 años cuando planteó que los obreros no tienen patria y que los proletarios de todo el mundo deberían unirse contra el capital internacional. Urge revisar la ideología del «progreso» capitalista como impulsora de la competencia y la eficiencia productiva que tanto exigen los explotadores. O la realidad es, como dice Bonfil, «el surgimiento y consolidación de México como un Estado independiente, en el transcurso del turbulento siglo XIX, no produjo ningún proyecto diferente, nada que se aparte de la intención última de llevar al país por los senderos de occidente. Las luchas de liberales y conservadores expresan sólo concepciones distintas de cómo alcanzar esa meta, en ningún momento la cuestionan».