Considerado por muchos el patriarca del rock urbano en el Estado español, Rosendo lleva más de 30 años en el mundo de la música. En los próximos días aparecerá su último disco, ‘Lo malo es… ni darse cuenta’. Este obrero de la música (versionado e imitado hasta la saciedad) ha llevado siempre con dignidad un […]
Considerado por muchos el patriarca del rock urbano en el Estado español, Rosendo lleva más de 30 años en el mundo de la música. En los próximos días aparecerá su último disco, ‘Lo malo es… ni darse cuenta’.
Este obrero de la música (versionado e imitado hasta la saciedad) ha llevado siempre con dignidad un mensaje que no va más allá de sus inquietudes y percepciones, pero que tiene un toque característico que le ha hecho ser uno de los padres del rock urbano. Aferrado a su cigarro se reúne con nosotros para hacernos partícipes de su mundo.
Fiel a su estilo. Rosendo sigue en sus trece, repitiendo banda, productor y estudio. Sólo 10 temas le bastan para firmar un disco que, si bien no será con el que pase a la historia, le ha salido redondo. Deja un (muy) pequeño lugar a la experimentación, con sonidos que no le son propios, a los que da su «toque personal». Tras este disco y sus correspondientes directos, anuncia una parada en el camino para replantearse la fórmula de su sonido actual. Armado con su Stratocaster y acompañado por sus fieles compañeros de viaje de los últimos años, vuelve a convencer.
¿Qué aporta a tu discografía Lo malo es…ni darse cuenta?
He intentado no repetir esquemas porque llevo mucho tiempo y me da la sensación de que te puedes repetir y acabar aburriendo al personal. Estoy satisfecho porque el disco ha quedado potente y, más que innovar, que a estas alturas tampoco voy a hacerlo, me he metido en otros terrenos, hay un tema medio ska, medio reggae que es algo que no hago normalmente.
Tus letras son una de tus señas de identidad más claras. ¿De qué nos hablas en este disco?
A la hora de escribir pienso en las experiencias que he vivido, en lo que me apetece contar; he intentado siempre ser coherente, sentirme bien con lo que digo. No he sido nunca de leer, no he estudiado, no tengo técnica ninguna y lo paso fatal cada vez que me pongo a escribir. Al final me encuentro muy satisfecho cuando veo que he contado las cosas con cierta gracia y que a quien lo escucha le gusta. En este disco cuento la situación que hemos vivido en los últimos años, la historia del PP me ha llevado a decir: «al lorito, que como no te pongas al tanto nos las están colocando constantemente». A mí, que soy mayor y he vivido una etapa que no quiero ni recordar, me parece que estaban recortando una serie de libertades que habíamos conseguido con mucho tiempo y empeño.
Tienes un estilo muy definido y característico. ¿Eres permeable a lo que escuchas?
Lo intento, me apetece y en ocasiones lo provoco. Llevo unos años en los que escucho menos música que antes, no sé si será por la edad. Con esto me pasa igual que al escribir, el único referente que tengo es la música que escucho. Intento no quedarme anquilosado en una fórmula. Por ejemplo, el hip hop me parece una forma de rock&roll muy actual.
Has grabado un vídeo en el Centro Social Seco. ¿Qué tal la experiencia?
Bien, me da buen rollo el tema. Lo que pasa es que ya estoy mayor para estas historias. Es gente que tiene una preocupación interesante, hacen por un barrio lo que no hace la oficialidad y, encima, con una constante persecución que no entiendo, porque una cosa es que ocupes una casa y la utilices como el fumadero del barrio y otra cosa es lo que hace esta gente. Creo que debería potenciarse, es positivo y es envidiable la gente que dedica su energía e ilusión a algo que incluso les da problemas. Tiene un saborcillo que mola.
Dijiste: «Leño ya pasó, ahora estamos en otra historia», pero en tus conciertos siempre hay cabida para temas de Leño. ¿Por qué?
Cuando dejé Leño todo el mundo me lo pedía y yo pensaba que la gente no quería saber nada de mí. Los años que pasé con Leño fueron los mejores de mi vida. Pienso tocar Leño siempre, es algo de lo que estoy muy orgulloso. En la actualidad muchos grupos optan por colgar sus trabajos en Internet para que la gente se los pueda descargar gratuitamente. ¿Qué te parece esta opción?
Me parece una fórmula bastante razonable y, seguramente, si yo estuviera en esa situación también participaría. Preferiría que me piratearan antes de que no me conociera nadie. Soy realista, yo ya he entrado en la dinámica profesional. El rollo de Internet es legal y cada uno apechugamos con lo que nos toca. No sé si se va a implantar en un futuro, pero yo ya llevo unos años en esta compañía y ya me he hecho al funcionamiento oficial de un proyecto, unos presupuestos, un estudio para grabar, etc. A mí me resulta más cómoda esta forma de trabajo y el resultado final es positivo. También sé que estoy en un sitio donde no todo el mundo puede llegar, y me parece una salida muy razonable.
¿Qué te parecen las medidas que la SGAE está imponiendo para luchar contra la piratería?
Yo soy socio de la SGAE, uno de los pocos estamentos que, se supone, defiende los derechos de los autores, y me siento protegido y estoy con ellos. Pero entiendo que ahora todo ha evolucionado y hay una serie de historias contra las que es muy difícil luchar. También entiendo que no está bien que a alguien que compra CD´s para grabar sus trabajos se le cobre un canon porque haya gente que piratee. Está claro que están cambiando los formatos. Internet se debería legislar un mínimo, porque yo no puedo decirle a nadie que no se baje música. Estoy convencido de que quien quiere tener un disco se lo compra. De todos modos, a mí el pirateo nunca me ha afectado excesivamente, de lo que vivo es de los directos, nunca he vendido tanto como para vivir de las ventas.