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Primero de mayo, nacionalización y reivindicación

Fuentes: Rebelión

Este primero de mayo el pueblo boliviano celebró el día del trabajador y, simultáneamente, por los 15 años de la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia. Decisión histórica que el 1ero de Mayo del 2006, a través del Decreto Supremo 28701 “Héroes del Chaco», permitió redistribuir los ingresos de la renta petrolera en programas de beneficio social.

Desde entonces, Bolivia obtuvo 41.373 millones de dólares por concepto de renta petrolera hasta mayo de 2019, ingresos que beneficiaron ampliamente a gobernaciones, municipios.

No se puede dejar de mencionar, que ese vendaval de revolución y humanismo que se tradujo en la implementación de cuantiosos programas y proyectos en los sectores de salud, educación, vivienda, empleo, producción de alimentos, bonos y rentas sociales para beneficios de niños y jóvenes (Juancito Pinto); madres solteras (Juana Azurduy) y personas de la tercera edad (Renta Dignidad), fue posible gracias a la redistribución de las riquezas impulsada por el primer presidente aymara en nuestra historia, cuya vocación de trabajo en favor de los sectores más vulnerables de la sociedad fue el común denominador de su gestión.

En esos históricos 14 años, el gobierno de Evo redujo drásticamente la pobreza extrema, generada por gobiernos de la derecha oligárquica que gobernaron 181 años, de 38% el 2005 a 15% el 2019.

Asimismo, tomando en cuenta el Presupuesto General del Estado (PGE), que es el instrumento que sintetiza la política fiscal de un país, en Bolivia los presupuestos después de la nacionalización de los hidrocarburos del 2006, tuvieron la característica de mostrar un país con una inédita e histórica robustez y estabilidad económica, contrario al periodo previo al 2005 (durante el neoliberalismo), cuando el presupuesto evidenciaba un país quebrado ya que el valor del mismo no superaba los Bs 40.543 millones, lo que mostraba por un lado, la escasa capacidad de generación de ingresos y por otro, un Estado que no participaba en actividades productivas y era incapaz de responder a las necesidades de la población. El Estado era tan pobre que los salarios a maestros y médicos demoraban al menos 15 días de cada mes en ser pagados, mientras el Tesoro General de la Nación (TGN)“, pedía limosna internacional”para conseguir fondos.

Desde 2006, con la asunción del Presidente Evo Morales, que como primera medida revolucionaria, nacionalizó los hidrocarburos e inmediatamente implementó el Modelo Económico Social Comunitario Productivo, el Presupuesto General del Estado creció espectacularmente, de 40.543 a Bs 214.650 millones en 2018, cinco veces más respecto al 2005.

Es importante señalar que producto de esa excelente política económica de su gobierno, la inversión pública se multiplicó por 10 (con el mayor énfasis en el sector productivo) y priorizó, como nunca antes, la inversión en salud y educación, que representan las mayores asignaciones presupuestarias del país. El presupuesto en Salud el año 2005 era de un miserable monto de 2.773 Bs, mientras que el 2.018 alcanzó 18.805 Bs. Asimismo en Educación el presupuesto el 2005, era un mísero de 3.500 millones de Bs, el 2018 sobrepasó los 21.000 millones de Bs.

Ese incremento a los recursos para la inversión pública fue posible gracias a la política de austeridad implantada. Mientras que el gasto corriente del gobierno nacional, en 2005 representó el 27% del Producto Interno Bruto (PIB), para el 2018 apenas se incrementó un 1%, es decir a 28%. Pero con la gran diferencia que el 2005, el PIB de Bolivia apenas sobrepasaba los 9.000 millones de dólares, mientras que el 2018 superó los 43.000 millones de dólares.

Gracias a ese manejo responsable de nuestra economía, el gobierno de Evo, no solo se permitió ejecutar una política fiscal expansiva que logró hacer frente a la crisis económica internacional, también logró encumbrar orgullosamente a Bolivia como líder, por seis años, en crecimiento económico de América del Sur, superando a nada menos que a Brasil, Chile, Argentina y todos los países de la región.

Sin duda, la nacionalización del 2006, hizo posible una transformación económica, política y social extraordinaria de Bolivia. Por mencionar un solo ejemplo, en esos años, tres millones de pobres alcanzaron la clase media económica.

Pues bien, haciendo alusión a esta época histórica que vivió Bolivia a partir del 2006, el presidente Luis Arce destacó efusivamente este domingo los 15 años de la nacionalización de los hidrocarburos (2006-2021).

“Nuestra YPFB en sus 15 años de Nacionalización, obtuvo una renta petrolera de $us 41.373 millones, recursos que se destinaron a las regiones, permitiendo la construcción de carreteras, centros hospitalarios, unidades educativas y proyectos productivos”, escribió el hermano lucho en Twitter.

La celebración por el primero de mayo y por nuestra nacionalización, fue aún más significativa, al conocerse, a través del presidente de YPFB, Wilson Zelaya, que la renta petrolera llegará a $us 1.900 millones, lo que equivale a un crecimiento del 35% en comparación a lo acontecido el 2020.

En síntesis, la histórica nacionalización de los hidrocarburos por parte de Evo Morales, generó cambios económicos trascendentales inéditos en el país. Permitió extirpar y/o reducir considerablemente las múltiples miserias heredadas de gobiernos anteriores, como ser la pobreza, el analfabetismo o mortalidad infantil, entre otros males. Pero fundamentalmente, permitió poner fin al olvido secular y desprecio hacia nuestros Pueblos Indígena Orignario Campesinos y Pueblo Afrobolviano, que habían sido dejados fuera por la racista Constitución de 1825, siendo reivindicados felizmente por la Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional, que incorporó en toda su estructura y con todos los derechos a estos nuestros pueblos hermanos, como Naciones.

¡La memoria histórica intacta!

PD. Puedo asegurar que, de no haber sido el criminal asalto a la Casa Grande del Pueblo por un grupo de rufianes en octubre del 2019, hoy el país no estuviera sufriendo una crisis económica y de salud, producto del descomunal saqueo económico y decisiones dañinas e inoperantes del gobierno de facto. A las pruebas me remito.