El proceso de cambios que hoy lidera el MAS se constituye en un desarrollo desde adentro que con sus pro y sus contra ha generado avances innegables para el país. Es en este período de cambios trascendentales que se habría operado un cambio no solo a nivel de las estructuras de producción social, económica y […]
El proceso de cambios que hoy lidera el MAS se constituye en un desarrollo desde adentro que con sus pro y sus contra ha generado avances innegables para el país. Es en este período de cambios trascendentales que se habría operado un cambio no solo a nivel de las estructuras de producción social, económica y política; sino también, al nivel de la esfera simbólico cultural e ideológica. Lo cual permite la identificación de un proyecto hegemónico ideológico de un nuevo proyecto país en Bolivia, como nunca antes se habría dado a lo largo de su historia republicana; y que sin embargo debemos insistir se encuentra hoy en día, ad portas de una confrontación de dos proyectos hegemónicos uno de alcance global y otro a nivel regional. El proyecto de alcance de global del sistema capitalista deviene luego de la mencionada crisis estructural que se vivió con la crisis económica mundial del 2008, en la que se afirmaba que ya no existía nada más que mercantilizar, y que en consecuencia el capitalismo habría llegado a sus límites. Sin embargo coincido con quienes afirmaban que contrariamente a esta visión, el capitalismo se encontraba en una nueva fase de expansión. Actualmente podemos ver que el sistema capitalista ha encontrado un nuevo reducto de mercantilización, la esfera íntima de los sujetos, no solo incidiendo en sus creencias, sus valores, y su moral sino que aún más, ha logrado penetrar su racionalidad, imponiendo la cultura global hegemónica de la clase dominante. De esta manera las crisis no son una amenaza al sistema, sino más bien, una nueva forma de generar ganancias a partir de la destrucción física y psicológica de los sujetos y las sociedades.
Por ello el asumir que Bolivia no atraviesa una polarización de la ciudadanía, sino por el contrario, un desencuentro en virtud de los avances y los logros obtenidos por este gobierno y que son a todas luces innegables, es reducir el análisis a un contexto meramente local y no ubicar el problema en el contexto mundial de cambios. Ciertamente coincidimos en que la oposición carece de cualquier proyecto país, siquiera medianamente equiparable al que ha vanguardizado el partido del MAS; sin embargo, no es una novedad que estos partidos son asesorados por expertos lobbystas de EEUU para conseguir la simpatía de la población a partir de una campaña mediática con un manejo de la información altamente sofisticado y que obedece a estos intereses de grandes corporaciones a la cabeza de este proyecto hegemónico global; y cuyos intereses se confrontan abiertamente con los intereses del proyecto país que impulsa no solamente el MAS en Bolivia, sino también el presidente Correa en Ecuador y el que se promueve en Venezuela con el presidente Maduro, etc.. Este análisis propone una comprensión global del problema que implica la manipulación de la información a través de las redes sociales y su incidencia en la política de los países que se oponen a los intereses de EEUU.
Asumimos en este contexto que actualmente hay una confrontación de dos proyectos hegemónicos ideológicos, uno de alcance regional y otro de alcance global que mantuvo bajo el discurso del neoliberalismo las economías de América Latina en condición de suministrador de materias primas y que postergó a los países de la región al subdesarrollo. Pero aún más que pretende bajo un nuevo discurso de libertad de expresión y democracia continuar con esta exacción de los recursos naturales. El uso de la tecnología a través de las redes sociales resulta a estos fines ser la herramienta más poderosa en tanto es el medio a través del cual se distorsiona la realidad y se somete el razonamiento de los ciudadanos a través de la especulación y el rumor. La difusión de estos argumentos sin fundamento tiene una finalidad social e individual, y es incidir en las decisiones políticas del pueblo en su rechazo a los presidentes de izquierda en América Latina; a través de la defenestración de la dignidad de la persona tanto en el ámbito público como en el privado, utilizando la especulación que sublima el mensaje, a través de la ridiculización, la blasfemia y la exacerbación del morbo. Esto no sólo se viene aplicando con mucho éxito en importantes figuras del ámbito político, sino también en el plano individual a través del bullying cibernético. A nivel político se va a concentrar tanto en la figura de mandatarios como en la de aquellos líderes sociales que se oponen a los intereses políticos de este proyecto en marcha. Por otro lado a nivel individual la manipulación mediática se consolida principalmente en las nuevas formas de relacionamiento virtual de los usuarios y que refleja en sus diferentes círculos sociales e institucionales (colegios, universidades, etc. ) .
En la esfera política, se puede entender esta manipulación mediática en el caso de Argentina, donde una facción de derecha, logró asumir el gobierno, e imponer medidas impopulares y contar con una población confundida que no logra reorganizarse y hacer un frente político común de rechazo a estas medidas. En Bolivia hemos vivido con el referéndum, una prueba de esta manipulación mediática, cuando el pueblo, principalmente en las zonas urbanas, prefirió votar por el No a la repostulación de Evo y Álvaro, dando crédito a la especulación sobre la ausencia de moral del mandatario basada en el rumor, antes que pensar en la estabilidad económica del país. Lo vemos ahora en Brasil con el caso de Lula, y la acusación sobre malversación de fondos públicos sin mayor base en resultados de una investigación seria. El fin es el mismo confundir a la población con información especulativa, no fidedigna, crear miedos, generar rechazo a la violencia y a la corrupción creados mediáticamente, y una vez que el pueblo vota en las urnas dando crédito al rumor, tendremos gobiernos de derecha en Latino América que impondrán medidas sucesivas contra los intereses del pueblo, que confundido y golpeado no pueda lograr su reorganización política frente a un enemigo único y en muchos casos haciendo un «mea culpa» sin entender el trasfondo de esta nueva cruzada del capitalismo.
Por otro lado en el espacio individual la tecnología mediática ha sido capaz de crear en los individuos múltiples enemigos, con el incremento del crimen cibernético, y el bullying mediático en un sometimiento global de la razón afectando a la integridad física y psicológica de los individuos. Las nuevas formas de interacción social, se establecen entre quienes se atribuyen la autoridad de manipular la vergüenza y el miedo de sus pares, obteniendo ventajas sociales o económicas importantes y quienes se subordinan a esta lógica asumiendo el miedo y la culpa como un problema personal. La vida se transforma entonces en una continuación de la televisión del show de la miseria, con victimadores y victimados en un espectáculo altamente rentable.
La dinámica de este sometimiento individual y social a gran escala sin duda recrea la dinámica de la especulación financiera de la «burbuja» que reventó con la crisis económica mundial del 2008, y en la que muchos incautos creyeron ver sus sueños realizados hasta que se cerró la burbuja y lo perdieron todo. Lo que caracteriza a esta burbuja cibernética es que el señuelo, son los sueños de realización personal de los usuarios que crea una dinámica de razonamiento colectivo sobre la realidad, la felicidad y el éxito inmediato y que adiestra la percepción en la aceptación del rumor como verdad incontestable. La información especulativa de las redes se alza de esta manera incidiendo en el espacio psicológico y físico como verdades absolutas de un nuevo Estado cibernético que controla el razonamiento y las decisiones de los ciudadanos.
Mientras, del otro lado tenemos a viejos izquierdistas y ex funcionarios de gobierno que van entretejiendo el nuevo discurso de una oposición que recicla viejos líderes políticos, para darle vida a un bloque que se constituye de fragmentos de antiguas élites que traicionaron al pueblo. Todo esto en una muestra de racismo soterrado pero también de subestimación de la capacidad popular de generar líderes que puedan sostener un proceso, que al ser una creación histórica es lógico que no sea perfecto.
Consideramos por lo tanto que es urgente y necesario volver a la deliberación de los movimientos sociales y como su nombre lo dice a la movilización social para defender un proceso que ha costado vidas al pueblo boliviano. Ahora que la agenda mediática pretende imponer una racionalidad basada en el rumor y la especulación de la realidad individual y social de los ciudadanos, acusando sin mayor fundamento, haciendo burla y escarnio de quienes impulsaron un proceso de cambios a favor del pueblo, y sometiendo la dignidad de los ciudadanos en la mercantilización de su intimidad y sus afectos. Es preciso recuperar la conciencia crítica de las organizaciones y movimientos sociales, reorganizarse y defender el proyecto país por el que apostamos y seguiremos apostando.
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