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Familiares de 43 desaparecidos de Iguala en Naciones Unidas

«Que no nos mientan más… que se haga justicia»

Fuentes: Rebelión

Familiares de dos de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal de Ayotzinapa, -acompañados por una decena de organismos mexicanos de derechos humanos- llegaron a Ginebra en representación de todos sus pares. Para presentar en las Naciones Unidas y compartir con la comunidad internacional su profunda indignación por los hechos de fines de septiembre […]

Familiares de dos de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal de Ayotzinapa, -acompañados por una decena de organismos mexicanos de derechos humanos- llegaron a Ginebra en representación de todos sus pares. Para presentar en las Naciones Unidas y compartir con la comunidad internacional su profunda indignación por los hechos de fines de septiembre del año pasado en el Estados mexicano de Guerrero. «Y para exigir que nos los devuelvan con vida», subraya Bernabé Abraham Gaspar, padre de Adán Abraham de la Cruz, de apenas 24 años, una de las víctimas .

«Para nosotros, nuestros hijos no están muertos. Están desaparecidos», enfatiza Bernabé Abraham Gaspar al comenzar el diálogo con este corresponsal. «Y por eso venimos a las Naciones Unidas, para que nos ayuden a encontrarlos».

Arrastramos una intensa «búsqueda de cuatro meses», y es el momento que las autoridades mexicanas «dejen de mentirnos». Los familiares aseguran haber perdido toda confianza en el poder institucional de su país. «Nos queda ahora el apoyo internacional para recuperar a nuestros seres queridos».

Y para que se aplique justicia hacia los responsables de este hecho. «Fueron los policías que se los llevaron. Exigimos que nos entreguen a nuestros familiares con vida», insistió.

Todos los poderes tienen parte de responsabilidad. El municipal, el del Estado y del Gobierno central. «No nos pueden contar que el Gobierno no sabe cómo trabaja el Estado y cómo actúan los responsables de sus municipios…»

La presencia de los familiares de los desaparecidos de Iguala no pasó desapercibida en la ONU. Su testimonio retumbó con particular fuerza en los pasillos de la sede onusiana de Ginebra, Suiza, donde el lunes 2 de febrero y el martes 3, el Comité sobre la Desaparición Forzada trata el caso mexicano. Y se extiende a actividades públicas y de prensa realizadas con el apoyo de la Organización Mundial Contra la Tortura (OMCT) -coalición que reúne 311 organizaciones en todo el mundo- y PBI (Peace Brigades International).

La retórica oficial

Varias voces oficiales sustentaron el informe mexicano sobre el cumplimiento de la Convención para la Protección de Todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas.

«Esta sustentación ocurre en una circunstancia particularmente dolorosa que ha generado urbi et orbi indignación y repudio, pero también determinación y contundencia para satisfacer el derecho a la verdad y a la justicia», señala el documento gubernamental.

Y refiriéndose a los estudiantes de Ayotzinapa, los representantes oficiales explican que su «desaparición forzada pone de manifiesto, una vez más, que debemos seguir atendiendo los problemas asociados a la pobreza, la exclusión y la corrupción, para hacer frente al crimen organizado y la violencia que lo acompaña…»

Introducción formal para una veintena de minutos de discursos y cerca de diez páginas de un documento a través del cual los portavoces de la Secretaría de Relaciones Internacionales, de la Procuraduría General de la República y de la Conferencia Nacional de Gobernadores trataron de fundamentar avances en la política estatal con respecto a los desaparecidos.

«Los desaparecidos…son miles»

«Nuestros hijos, los 43 estudiantes normalistas, son parte de los miles de desaparecidos que existen en México», subraya Bernabé Abraham Gaspar. Quien asegura que a partir de la movilización en torno a los normalistas de Iguala, se está creando un significativo precedente de protesta. «Alzamos la voz para poner en alto y denunciar el drama de todos los desaparecidos. Y que otros nos sigan», subraya.

Demoliendo con su experiencia personal los más variados argumentos oficiales. «Nos dijeron que estaban enterrados en fosas. Luego que los quemaron. Más tarde que los tiraron al río. Siempre con el mismo engaño. Tratan de cerrar el caso y que no se hable más de nuestros hijos».

Pero nosotros -repite con emoción- «no vamos a aceptar cualquier respuesta del Gobierno. Tenemos mucho apoyo social en México. Y confianza en la solidaridad internacional. Todo esto nos da fuerza. Y vamos a seguir nuestra lucha para encontrarlos con vida».

La reflexión final, con la simpleza campesina y la fuerza testimonial, fluye de inmediato. «Pedimos a todos los pueblos y a los Gobiernos que presionen al Gobierno mexicano para encontrar una solución digna. Queremos, simplemente, que nos sigan apoyando para que encontremos a nuestros hijos».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.