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¡Rendirme yo, que se rinda su abuela!

Fuentes: Rebelión

¡Gracias compañero presidente, gracias! El fallo emitido el día de ayer por Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre la demanda marítima de Bolivia a Chile, nos muestra que este organismo de Justicia aun no dispone de herramientas jurídicas para obligar a un Estado a sentarse de buena fe y solucionar las grandes injusticias. Sin embargo, […]

¡Gracias compañero presidente, gracias!

El fallo emitido el día de ayer por Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre la demanda marítima de Bolivia a Chile, nos muestra que este organismo de Justicia aun no dispone de herramientas jurídicas para obligar a un Estado a sentarse de buena fe y solucionar las grandes injusticias. Sin embargo, el solo hecho de haber acudido a la Corte de Justicia más avanzada creada por el hombre en esta civilización y sentar en el sillón de los acusados, a un país que se consideraba a si mismo como inexpugnable, ya es un gran triunfo. Pero además Bolivia necesitaba indefectiblemente explorar el campo jurídico para buscar solución a esta injusticia.

Han sido 5 años de sacrificada lucha, empezando desde el interior mismo del país, donde existe una oposición intransigente, orgánica a la oligarquía chilena y servil al poder transnacional, que es quien en buena medida la financia, hasta en ámbitos externos. Fueron arduos y extenuantes viajes del Presidente del Estado Plurinacional por diferentes países y continentes llevando la bandera de nuestra causa marítima.

Hoy el mundo tiene una visión diferente de lo acontecido en esta parte del continente. El país invasor se encargó de escribir por más de un siglo una historia ficticia, con un guión insípido, autoritario, despótico, pero históricamente endeble. Dicen que no hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista. Así fue.

A la oligarquía chilena se le cayó el embauque, no por su propio peso, sino por esa grandiosa campaña de esclarecimiento de los hechos realizada por ese hombre con nombre bíblico (Evo), que salió desde la más profunda miseria, en la Bolivia gobernada por una oligarquía racista, incapaz y subordinada, que la había convertido después de 181, en una república dependiente de las «limosnas extranjeras», como lo expresó el ex presidente, Carlos Mesa.

Realizando una breve retrospección de nuestra historia, veremos que la diplomacia boliviana, desde el infausto día de la invasión chilena al puerto boliviano de Antofagasta en 1879, hasta el año 2005, siempre sucumbió ante las imposiciones de Chile. Por ejemplo, el irónicamente llamado Tratado de Paz de 1904, fue una imposición flagrante y leonina. Pero todo tiene una explicación. Chile en su afán expansionista se encargó de desplegar un ejército de infiltrados desde la época del gobierno de Mariano Melgarejo en 1866, cuando sigilosamente fueron enviados a Bolivia, delegados políticos, inversores y ciudadanos comunes, quienes realizaron tareas de espionaje, antes y después de la invasión del Pacífico.

Incluso en la década de los 70 se denunció y confirmó por miembros del ejército boliviano, la existencia del «Plan Alpaca», que según investigaciones consistía en la penetración sistemática de ciudadanos chilenos, de los cuales un buen porcentaje se concentraría en acciones de inteligencia estratégica, destrucción sistemática de instituciones bolivianas, creación de conflicto interno y entre regiones de Bolivia con el propósito de provocar una intervención externa. Este plan estaba inspirado en la tesis de Augusto Pinochet. Por tanto no fueron casuales los intentos de Gonzalo Sanchez de Lozada de entregar el gas a Chile, impedido por valientes bolivianos que ofrendaron sus vidas en la masacre de «Octubre negro», posteriormente las ansías de balcanizar el país, cuando el 2008 grupos fascistas trataron de desintegrar a Bolivia, creando la Nación Camba.

Ayer en Santiago, después que el fallo de la Corte Internacional fue anunciado, el Presidente Piñera, un oligarca con profundos nexos con los servicios de inteligencia norteamericana, además de ser hijo de un colaborador-agente de este oscuro organismo de la inteligencia estadounidense, expresó que Chile no tiene nada pendiente con Bolivia. Nada más lejos de la verdad. El fallo de la CIJ en la parte final de la conclusión dice textualmente, «La Corte les manifiesta que no se ha de entender que su fallo impida a las partes, la continuación de su dialogo y sus intercambios en un espíritu de buena vecindad, para atender las cuestiones relacionadas con la mediterraneidad de Bolivia, cuya solución ambas han reconocido constituir una cuestión de interés mutuo»

Es decir que la Corte asume que el tratado de 1904 no resolvió el problema de fondo, que es la mediterraneidad de Bolivia. Aunque el dictamen no conmina a Chile a la obligatoriedad jurídica de entablar una negociación con Bolivia, sí exhorta a la continuación de negociaciones dentro del marco de la buena voluntad y vecindad para solucionar este problema que ambos países han reconocido una cuestión pendiente y de interés mutuo. Además, ayer el magistrado de la Corte Internacional hizo mención a que Bolivia nació a la vida independiente con una costa de 400 kilómetros lineales. Uno de tantos datos que Chile había ocultado en el baúl de su triste célebre historia.

Chile no tiene obligación jurídica, pero si moral, y estas deudas, ineludiblemente en algún momento se las deben pagar. Mientras tanto el sentimiento de reivindicación marítima de todos los bolivianos es inclaudiclable y sempiterno.

Ref.:  

Documentos de la CIA prueban la proximidad de Piñera a Pinochet y la vinculan con su enorme fortuna. Rebelión

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=89118

EL PLAN ALPACA O LA GEOPOLITICA DE CHILE CONTRA BOLIVIA Y PERÚ

https://es.scribd.com/document/344415264/EL-PLAN-ALPACA-O-LA-GEOPOLITICA-DE-CHILE-CONTRA-BOLIVIA-Y-PERU

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.