Edición y epílogo: Àngels Santa Prólogo: Anne Mathieu Traducción: Ramón Usall Salvia Leer hoy a Paul Nizan es volver a nuestra historia que, aunque muchos se empeñen en desfigurarla u olvidarla, sigue ahí sorprendiéndonos con aventuras tan plausibles, por clarificadoras, como las que han llevado acabo los responsables de la edición arriba señalada. Ésta recoge […]
Edición y epílogo: Àngels Santa
Prólogo: Anne Mathieu
Traducción: Ramón Usall Salvia
Leer hoy a Paul Nizan es volver a nuestra historia que, aunque muchos se empeñen en desfigurarla u olvidarla, sigue ahí sorprendiéndonos con aventuras tan plausibles, por clarificadoras, como las que han llevado acabo los responsables de la edición arriba señalada. Ésta recoge una selección de artículos del autor de La conspiración que escribió, en diversos medios franceses desde 1935 a 1938, sobre la realidad política y social de España.
Nizan nació a principios del siglo XX dentro de una familia pequeño burguesa de origen campesino que le permitió realizar sus estudios, primero, en el Liceo, y, más tarde, en la Escuela Normal Superior, donde tuvo como condiscípulo a Jean Paul Sastre. Allí se sintió incómodo al comprobar que la mencionada institución sólo eran fabricantes de élites, y sus profesores-filósofos, perros de guardia del capitalismo. Viaja a Edén como preceptor en 1926 para volver al año siguiente pleno de violenta cólera contra la explotación colonizadora. Este viaje iniciático cambiará su conciencia. Fue buscando el edén y encontró el infierno. A partir de ahora, sólo le quedaba solucionar su individualidad quebrada en un compromiso colectivo. En 1927 ingresará en el Partido Comunista, donde su militancia se concreta en el periodismo: trabajará en Europe Commune, L’Humanité, Ce soir y Correspondence Littéraire Internationale con diferentes funciones en cada uno de ellos. Y, en el periodo que va de 1934 a 1937, publica Anthoine Bloyé, Le chaval de Troie y La conspiration, tres novelas que se añaden a sus dos panfletos Adén–Arabia y Los perros guardianes que aparecieron en 1932. Además, viajará a la URRS, donde asiste al Primer Congreso General de los Escritores soviéticos. Así pues, periodismo y literatura serán sus dos quehaceres fundamentales desde posiciones explícitamente marxistas que podemos leer en el artículo «Literatura revolucionaria en Francia» de 1932.
Sus comienzos como periodista están más vinculados a la crítica literaria que al análisis político. Pero a partir de 1934 estas tendencias se invierten. El fascismo y el nazismo son ya un peligro y amenazan a Europa: Y, en España, los enemigos de la Segunda República inician su derribo.
Como tantos escritores de los años treinta, Paul Nizan intuyó que el futuro democrático de Europa se forjaba en España. A partir de este momento su vinculación con la realidad española va a ser una constante en su labor periodística que queda patente en «De la España ensoñada a la España republicana.» El conjunto de sus artículos que forman este volumen, agrupados por años, más el reportaje seriado, «Secretos de España, así lo demuestra?. Todos juntos forman un corpus histórico de los avatares de la República hasta finalizada la Guerra civil. Su visión profunda de la historia, después de los acontecimiento de la Revolución de Asturias y las posteriores maniobras de la derecha, queda patente en sus conclusiones: «…la poderosa corriente popular que impulsó la constitución del Frente Popular ya no puede se detenida. Pero todo hace prever que la lucha será violenta entre la derecha, encabezada(s) por el fascismo negro de Robres? y las masas populares de España. Para el pueblo español se trata de recobrar la dirección de la revolución, perdida en 1933. Está en juego el destino mismo de la República.»
En 1936 viaja a España como enviado especial de La Correspondance Internationale, semanal vinculado a la Internacional Comunista, para realizar una serie de reportajes. Fueron publicadas por entregas, tituladas en su conjunto «Secretos de España, aunque por sí mismas forman una unidad en la que la síntesis del pasado con la cotidianeidad traspasa los límites de lo inmediato para configurarse en una narración y, al tiempo, un documento alejado de los tópicos decimonónicos. La fotografía de la España de viajeros y aventureros da paso a una galería de cuadros de un realismo stendaltiano en los que la crónica se mezcla con el reportaje. De esta manera la información es el soporte objetivo de las reflexiones. Cuando hablamos de objetivo, nos estamos refiriendo a los datos y hechos enunciados, porque lo que pretende Nizan es narrar la historia de la República apoyándose en un conocimiento profundo de la historia de nuestro país para contar sus logros y debilidades, y denunciar con vehemencia las maniobras, conspiraciones y crímenes, como los ocurridos en Yeste, de la derecha reaccionaria, pero también la organización revolucionaria del pueblo – son memorables las páginas dedicadas a las conquistas sociales en Villa (Toledo) – dirigida por socialistas y comunistas.
Paul Nizan volverá a España una vez comenzada La Guerra civil. En su estancia por Cataluña, el frente de Aragón y Valencia narrará los acontecimientos de los primeros momentos. Una vez regresado a Francia continúa escribiendo sobre el acontecer de la guerra y de sus implicaciones internacionales. En estos artículos el estilo analítico, épico e imprecatorio, se enriquece con fragmentos de un realismo lírico que «humaniza» los aconteceres bélicos y políticos. Estamos ante el mejor Nizan novelista y ante el Nizan hombre, el que escribía contra la condición y esclavitudes impuestas al hombre. Todos estos artículos que se enriquecen con opiniones, como las del teniente Fabra o Don Manuel Azaña y de libros que se escribían al hilo de los acontecimientos, forman una breve, pero intensa, historia de la Guerra de España, que no se limita solamente a los escenarios de batallas, sino también al papel importante que jugó la diplomacia francesa en la política de No-intervención. Contra ésta escribe: «¿Cómo se puede pensar ahora en otra realidad diferente a la de España de hoy, 25 de Enero de 1939, en donde la sangre de los combatientes, la sangre de las mujeres, la sangre de los niños sube como el terrible mar en el que un día se ahogarán los asesinos y sus cómplices, y yo señalo por su nombre de entre los asesinos a hombres de este país… Edouard Deladier, presidente del Consejo francés, Georges Bonnet, ministro de Asuntos Exteriores y sus partidarios con un corazón de hielo, consejeros que duermen sin que las pesadillas de la vergüenza los trastornen en sus camas?
Paul Nizan seguiría escribiendo. No se puede olvidar su Crónica de septiembre, narración y análisis de los acuerdos de Munich, por su ejemplaridad investigadora y comprometida. Después, la ocupación, la resistencia y la liberación: La División Leclerc entró en París el 24 de agosto de 1944. La mayoría de sus soldados eran españoles que, en sus blindados, llevaban rotulados nombres memorables de la Guerra civil: Madrid, Don Quijote, Ebro, Belchite, Guernika, Guadalajara… Paul Nizan había muerto en Dunkerque años antes. España la llevaba en el corazón. El título de su última novela, La velada de Somosierra, da fe de ello. Escondido su manuscrito debajo de tierra por un soldado británico, sólo se conoce una pequeña nota que posiblemente corresponda a una parte de la misma. Hoy, a pesar de las incesantes búsquedas por nizanianos, entre los que se encuentran los responsables de la edición comentada, no ha sido encontrado. Pero aquella tarde de verano en París, alguien, en medio del clamor de la libertad, se acordaría, como homenaje silencioso, de un periodista que le brindó páginas memorables sobre un pueblo que luchó solo, abandonado por las naciones democráticas europeas, contra el fascismo.