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Muestra de poesía nicaragüense escrita por jóvenes (2000-2005)

Retrato de poeta con joven errante

Fuentes: Rebelión

Retrato de poeta con joven errante será presentado el miércoles 14 de diciembre, a las 19 horas, en Galería Añil, Managua, Nicaragua. Estará presente Gioconda Belli, quien prologa la muestra.

 

 

Compilación:

Francisco Ruiz Udiel

Ulises Juárez Polanco

 

Prólogo de Gioconda Belli

 

1a ed. – Managua, Nicaragua. Leteo Ediciones. 2005.

ISBN: 99924-845-4-3

 

 

Nota editorial

 

Técnicamente se podría decir que Retrato de poeta con joven errante es una antología, pues expone lo mejor de cada escritor. Sin embargo, esta forma de clasificar tiene sus limitantes. Basada en el principio selectivo de grupos etáreos, esta muestra comprende a los poetas cuyas edades oscilan entre 20 y 30 años y que se incorporaron al corpus literario a inicios de siglo XXI (aunque algunos empezaron a escribir o publicar esporádicamente aún en el siglo pasado). Hemos omitido a ciertos poetas por razones diversas, que van desde ignorar la propuesta de participación, hasta una notable falta de interés por dar a conocer su obra. Al inicio se pensó en una muestra de narrativa, pero la realidad demostró ser otra en Nicaragua: seguimos la tradición poética.

Si solicitamos una selección de cuentos a los jóvenes nicaragüenses, se obtiene la sensación que uno está pidiendo a un sastre nos haga un traje para una ocasión especial: cuentos por encargo. De quince jóvenes propuestos para la muestra de narrativa sólo cinco enviaron sus cuentos. No por falta de disposición, sino por falta de cuentos. De esta manera, la decisión se cambió y llegamos a lo que estamos: la poesía.

Cabe mencionar que sólo tres poetas de esta muestra tienen libros publicados. Los demás tienen su obra inicial terminada; pero por decisiones muy personales no la han dado a conocer. Esta tradición de rehusarse a publicar de manera inmediata es beneficiosa, pero no cuando la obra presenta méritos para mostrarla. Es inútil una obra escrita si no se da a conocer. ¿Para qué tanta belleza si no la percibimos?

Asimismo, basta hojear alguna muestra anterior a ésta, para darnos cuenta que el gremio de poetas es casi sinónimo de Managua en términos geográficos. Así, el Caribe de Nicaragua sólo es nombrado cuando los inversionistas se interesan por rumores de pozos petroleros, maderas preciosas y por las minas latentes que aún alberga el área costeña. Esta muestra entonces ha tenido como objetivo descentralizar la participación y, ahora, no sólo Managua aparece como ápice, sino el Caribe, Chontales, Masaya, Granada, Estelí y León.

Otra ventaja con la muestra es haber logrado la participación de los diversos grupos literarios que en un abrir y cerrar de ojo aparecieron y, en otro, desaparecieron. La poesía debe acercarnos, no disgregarnos. Es baladí tratar de competir con propuestas de imagen, carteleras, número de menciones en el medio artístico y escándalos sólo para elevar el nivel de audiencia, como si se tratase de un espectáculo publicitario para vendernos y lograr más reconocimiento.

Como generación cada uno sigue un camino diferente. En nuestro caso pretendemos, además de escribir, promover el talento de los jóvenes y para ello hemos creado un modesto sello editorial que busca entrar a un territorio donde permita formarnos.

En La Divina Comedia, Leteo es descrito por Dante como el río que brota del Infierno y surca el Purgatorio y que, cuando los muertos beben de él, permite olvidar al alma que tiene cuerpo. Sus aguas diáfanas permitían a uno verse reflejado en ellas.

El significado de Leteo Ediciones nace en la fuente de la palabra, donde tanto el autor como el lector irán descubriendo la verdadera imagen del ser humano, desde las deficiencias del alma, hasta la perfección que sólo se encuentra en la literatura, pues la literatura es la única que al franquear y enfrentar al olvido, gana fuerza, vigor, vida, quizá inmortalidad. Leteo Ediciones es, más que una Editorial, un canal de difusión a la literatura nueva e independiente.

 

Ulises Juárez Polanco y Francisco Ruiz Udiel

 

 

PRÓLOGO
La juventud no tiene donde reclinar la cabeza

 

La Juventud no tiene donde reclinar la cabeza.

Su pecho es como el mar.

Como el mar que no duerme de día ni de noche.

CMR

 

Aunque un académico o crítico mejor ilustrado que yo encontraría, en cada uno de los jóvenes poetas de esta muestra, material abundante para elaborar un merecido ensayo sobre cada cual, yo soy de la opinión que esta poesía tiene un peso específico que habla por sí mismo. Por esto, como antepasada fantasmagórica (pero aún flagrante usurpadora de oxígeno) que soy de estos jóvenes, me limitaré a decir qué emanaciones siento ascender desde estos verdes árboles escribiendo su primavera en el cielo de Nicaragua.

Cité a Carlos Martínez Rivas al inicio porque ese movimiento de mar que no encuentra dónde reposar la cabeza fue la más definida sensación que leer esta colección me provocó. Y aunque las palabras de Carlos parecieran ser una reflexión acerca de esa calidad inquieta de la juventud, lo cierto es que en Nicaragua, en lo que a poesía se refiere, la juventud siempre tuvo dónde posar la cabeza: maestros, reconocimiento social y, sobre todo, una épica social. Irónicamente, la historia convulsa de nuestro país ha sido una bendición para las artes. Es un hecho misterioso pero cierto que la resistencia colectiva, la cercanía de la muerte, el peligro, la visión de la propia vida como un acto que puede trascender la individualidad, desata la imaginación y el impulso creativo como un reflejo de supervivencia. Ya está dicho en los poemas náhuatl: «¿Qué quedará de nosotros?… Al menos flores, al menos cantos». Los cantos han sido en Nicaragua una manera de afirmar la nacionalidad, una manera de quedarse. Para los poetas de mi generación y de al menos tres generaciones anteriores, las circunstancias impulsoras de la pasión poética nos rodeaban por todos lados, nos incitaban y nos demandaban tomar posiciones. Había que luchar más bien contra la tendencia de simplemente zambullirse en esas aguas de las pasiones nacionales. Ser parte del coro, conservando la propia voz fue, en gran medida, nuestro reto. Los jóvenes representados en esta muestra, por el contrario, emergen desde la realidad postmoderna, post-heroica, de una Nicaragua asolada por la mediocridad y retornada a una situación histórica quasi colonial, donde ni siquiera los villanos poseen el digno perfil de los arquetipos. Los monstruos de nuestro laberinto no son Minotauros: son los hombrecitos de los paraguas de Magritte. No inspiran pasión, inspiran lástima. De allí que estos jóvenes no encuentren en su entorno ninguna gracia poética. Por el contrario, el impulso de esta generación, que yo llamaría la Generación del Desasosiego, es el de salirse de ese entorno podrido donde su cabeza juvenil no encuentra ni reposo, ni propósito, ni guía, y emprender el viaje interior, ya sea hacia la desilusión o hacia la aparente fatalidad de la condición humana. Aquí y allá aparece el amor, la sexualidad, con su fuerza redentora, pero el mundo abstracto de la construcción de propuestas de identidad es el del desasosiego. En este sentido, esta poesía se enmarca ya dentro del rumbo que se perfilaba en los noventa con voces como las de Carola Brantome, Blanca Castellón, Isolda Hurtado, Karla Sánchez y Marta Leonor González, por mencionar algunas de las más destacadas.

Es así que esta muestra está llamada a ser una referencia obligada para el estudio de la nueva poesía nicaragüense. En ella, la muerte en combate sucede en la batalla contra la alienación, la soledad y la futilidad. La rebelión es ya no el escándalo de la sexualidad expuesta o de la proclama política, sino la aproximación desfachatada y desafiante a la violencia, al suicidio, al sexo sin romanticismos. El lenguaje es aún tentativo, más logrado en unos que en otros, pero esta experimentación con el asombro del verso que a mitad de la línea se convierte en pañuelo de color o conejo, como si saliera del sombrero de un mago es, de cierta forma, y de manera muy interesante, a mi juicio, la negación muy nicaragüense de la solemnidad de la propuesta fatalista. (Hacía su agosto en la tragedia, como dice el verso de Francisco de Asís Fernández sobre Martínez Rivas). Es un verso lúdico, travieso, que encuentra en su propia vida la maravilla de la creación, y que se afirma más sobre sí mismo que sobre el tema que escoge. Hay aún marcadas influencias, búsquedas que requieren madurar, juegos gramaticales que no logran la coherencia necesaria para justificarse, pero esta Generación del Desasosiego tiene ya un grupo de representantes valiosos apurados y tenaces, buscando encontrar el sentido de la poesía para ellos y para nosotros en esta época cuando sufrimos el mayor de los desasosiegos.

Celebro este libro y estas voces, cada una de ellas original, fuerte y sin miedo de indagar en las posibilidades de la palabra.

 

Gioconda Belli

Santa Mónica, noviembre de 2004