Sin alusión alguna a la crisis social por la que atraviesa la provincia de Santa Cruz, el gobernador Sergio Acevedo presentó esta tarde su renuncia ‘indeclinable’ ante la Legislatura local, manifestando razones de índole personal.De igual modo que el Glaciar Perito Moreno, el mandatario patagónico se desmoronó cuando nadie lo esperaba. Así el enrarecido clima […]
Sin alusión alguna a la crisis social por la que atraviesa la provincia de Santa Cruz, el gobernador Sergio Acevedo presentó esta tarde su renuncia ‘indeclinable’ ante la Legislatura local, manifestando razones de índole personal.
De igual modo que el Glaciar Perito Moreno, el mandatario patagónico se desmoronó cuando nadie lo esperaba. Así el enrarecido clima de violencia que suma a la persecución y detención de una veintena de militantes sociales sin orden judicial, la reclusión de un menor que cayó en la volteada junto a su padre, fue el remate final de la gestión Acevedo.
La crisis interna de la provincia tomó estado público el 7 de febrero, luego de un episodio poco claro en el que murió el policía Jorge Sayago mientras algunos obreros petroleros reclamaban la libertad de un dirigente sindical, apresado curiosamente por su condición de gremialista disidente.
A estos hechos se agregan los antecedentes de acuartelamiento por parte de fuerzas de seguridad hacia fines de 2005 y la iniciativa del presidente Néstor Kirchner por reformular la línea de sucesión en su provincia, acorde a los planos diseñados por el arquitecto Julio De Vido, desde el ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios.
Acevedo cuenta con una larga trayectoria política a la sombra del presidente Néstor Kirchner. Fue espía en la SIDE apenas asumió su máximo referente y, con anterioridad, ocupó dos veces consecutivas una diputación nacional. Banca desde la que impulsó el juicio político a los miembros de la Corte Suprema conocida por su «mayoría automática» a favor del menemato.
Este paso al costado puede interpretarse como un sacrificio a pedido para disimular la estructura patriarcal que rige en Santa Cruz tras las infinitas reelecciones del actual presidente argentino.
La provincia patagónica es una de las más favorecidas en el reparto, con un presupuesto anual de 2.500 millones de pesos y un jugoso saldo acreedor de más de 500 millones de dólares en regalías petroleras.
Probablemente, esa sea la joya de la disputa dentro un territorio de climas extremos y superficies áridas, con muy pocos habitantes y el subsuelo más deseado por las industrias energéticas. Según el periodista Miguel Wiñazki, el de los Rodríguez Saa en San Luis, es «El último feudo». El de los Kirchner, ¿será el primero?