Ruhnama es un delirante libro propagandístico del régimen de Turkmenistán. Gracias al valiente reportaje-denuncia del finés Arto Halonen, Shadow of the holy book, (La sombra del libro sagrado) conocemos mejor la naturaleza de su mensaje. El autor o promotor del Ruhnama fue el primer presidente de Turkmenistán tras su independencia en 1991, Saparmyrat Nyýazov. La […]
Ruhnama es un delirante libro propagandístico del régimen de Turkmenistán. Gracias al valiente reportaje-denuncia del finés Arto Halonen, Shadow of the holy book, (La sombra del libro sagrado) conocemos mejor la naturaleza de su mensaje. El autor o promotor del Ruhnama fue el primer presidente de Turkmenistán tras su independencia en 1991, Saparmyrat Nyýazov. La obra reescribe la historia del país al gusto de su ideólogo y adoctrina a una mayoría suní de clanes nómadas en los extravagantes principios cívicos que en él se recogen, como parece ser entre ellos el culto ilimitado que impone a su persona, autoproclamada Türkmenbasy, líder de los turcomanos. Los cuales se topan con su imagen lo mismo en la bandera y los billetes de banco que en las botellas de vodka, en los edificios públicos que en la apoteosis de la fiesta nacional del 19 de febrero, que no por casualidad coincide con el día de su cumpleaños. El conocimiento del Ruhnama es obligado incluso en las universidades y hasta para obtener el permiso de conducir.
Entro en el cogollo del documental: la ONU y el parlamento europeo han condenado ese sistema político tan peculiar que malamente encubre una dictadura de partido único -o dado su personalismo ni eso-, represora de cualquier oposición, así como de las minorías religiosas y étnicas (rusa y uzbeca), que ha ratificado tratados internacionales relacionados con los derechos humanos que obviamente se pasa por el forro…bueno el filme ni siquiera menciona estas cosas, aunque da cumplida cuenta de las múltiples violaciones. En este punto lo anterior es muy significativo porque las multinacionales no se han debido enterar. Y esto es lo que con tesón y paciente seguimiento prueba Arto Halonen a través de las traducciones del Runhama al francés, inglés, checo, turco, italiano, español -también se menciona, aunque no la he podido hallar-, zoloof, etc. De este modo, por poner solo un ejemplo, Bullygas, propietaria del canal francés TF1, fue la encargada de la versión francesa del texto, cuyas excelencias alabó en un espacio emitido para la audiencia de Turkmenistán y no para el resto del orbe como hizo pensar a las agradecidas autoridades turcomenas. Hasta ahora no he aludido a la riqueza económica de este país del Asia central. Detrás de las simpatías que expliquen la difusión del libro del presidente Nyýazov, tal vez tengan algo que ver unas cuantiosas reservas de petróleo y gas natural, de manera que gigantes de la maquinaria agrícola como John Deere, de la maquinaria para la construcción como Caterpillar (Zeppelin), o del automóvil como Daimmler Chrysler (Mercedes-Benz) muestren un interés inusitado por el libro, el cual se aprestan a traducir, aunque no consta que entre sus fines esté también su difusión (¡!) y no olviden sus directivos llevar un ejemplar cuando visitan al presidente, cuyo gesto (y gasto) son exponencialmente remunerados.
El 21 de diciembre de 2006 falleció Saparmyrat Niyýazov y el sucesor previsto según la vigente constitución de 1992 fue encarcelado. El muy cercano ministro de Sanidad, Kurbanguly Berdymukhamedov, se ha hecho con el poder en unos comicios manifiestamente fraudulentos (los datos oficiales hablan de una participación del 98, 65%, menos del 25 % según la oposición). Es chocante el parecido que guarda Berdymukhamedov con su antecesor, aunque bien se cuidan en el documental de añadir que se deba a que es hijo no reconocido del mismo. Quienes albergaban tímidas esperanzas de cambio, especialmente los exiliados, no han podido siquiera pasar las fronteras en los pocos casos en que lo hayan intentado. En general, las restricciones de visado para visitar el país son enormes, y absolutas para la entrada de medios de comunicación. Suprimidos los retratos de Nyýazov de los espacios públicos y su nombre de la bandera nacional, poco más se espera. En cuanto a la suerte del libro «sagrado», el Ruhnama, lo que sin duda interesa a las grandes empresas, muy sensibles y mecenas siempre del mundo de la cultura, sí que va a sufrir, o ha sufrido ya -no lo sé- algunos leves cambios para adaptarlos a la personalidad -a su respectivo ego, más bien- del nuevo jerarca: mínima cosmética para lo que se me antoja el principio de una dinastía respetada por el stablishment mundial.
Ahora bien, por una parte debido a mi ignorancia (he de confesar que pese a mi esfuerzo por tener alguna idea de los casi 200 estados existentes desde la desaparición de la URSS ignoraba esta república), y por otra, debido a la imposibilidad de grabar imágenes por los férreos controles informativos que subsisten en Turkmenistán, llegué a imaginar que los actos públicos que ilustraban el documental finlandés eran montajes que respondían a una desazonadora farsa; llegué a dudar de la existencia real de la república turcomena y la duda me hacía pensar que asistía a un esperpento, a una película alegórica, que trataba de alertarnos ante la tolerancia de los poderosos hacia regímenes tan impresentables. Después repasando la larga lista de ellos, que no sólo son tolerados sino apoyados ingentemente, reparé en que la clave alegórica habría de ser otra. La desconocida república presidencial de Turkmenistán no debe extrañarnos ni provocar la sonrisa fácil: la tosca manipulación de su gobierno deja al descubierto lo que otros mejor esconden. Quienes osaron criticar el Ruhnama fueron acusados de terrorismo, pero la disidencia en los cada vez más estrechos márgenes de las democracias occidentales no merece calificativos de naturaleza muy diferente por todos aquellos que ejercen su control efectivo.