En una muestra más de carencia de sindéresis y de servidumbre con respecto al gobierno de Estados Unidos, el canciller mexicano, Luis Videgaray Caso, ha declarado públicamente que México está en disposición de expulsar a diplomáticos rusos si se comprueba la participación de Rusia en el atentado con gas nervioso en Reino Unido contra un […]
En una muestra más de carencia de sindéresis y de servidumbre con respecto al gobierno de Estados Unidos, el canciller mexicano, Luis Videgaray Caso, ha declarado públicamente que México está en disposición de expulsar a diplomáticos rusos si se comprueba la participación de Rusia en el atentado con gas nervioso en Reino Unido contra un ex espía ruso.
La carencia de buen juicio de Videgaray es palmaria. ¿Cómo se va a comprobar la participación rusa en dicho ataque? ¿Y quien o quiénes lo van a probar? Hasta el momento, ni Reino Unido ni ningún otro país, persona o institución ha ofrecido la menor prueba o indicio de esa participación de Moscú.
Hasta ahora también todo el caso se reduce a una acusación verbal de la primera ministra Teresa May, palabras huecas que recuerdan inevitablemente el asunto aquel de las armas de destrucción masiva que según George W. Bush poseía el gobierno de Saddam Hussein y que las tropas y los aparatos de espionaje de EU jamás pudieron encontrar.
¿No tiene el licenciado Videgaray conocimiento de eso que en la teoría política se denomina «atentados con bandera falsa», como el de las torres gemelas en Nueva York, el del golfo de Tonkín en Vietnam, el del acorazado Maine en la bahía de La Habana y el del asesinato del presidente Kennedy en Dallas?
¿Y no sabe, además, que los actos criminales de este tipo son por definición ejecutados en las sombras, lo que hace imposible cualquier probanza? ¿Ya se sabe quiénes asesinaron a Kennedy? ¿Y ya se sabe quién o quiénes ordenaron la ejecución del candidato priista a la presidencia de México, Luis Donaldo Colosio en 1994? ¿Y ya se sabe quién ordenó, desde los más altos mandos del poder, el secuestro, desaparición y probable asesinato de los 43 normalistas de Ayotzinapa?
¿No entiende Videgaray que la acusación de May contra Rusia es un obvio acto de guerra sucia, un típico ataque mediático en el empeño de EU y sus aliados-vasallos por restarle prestigio a Putin y aislar a Rusia? Es claro que Videgaray obedece órdenes. Y que sus órdenes incluyen participar y cooperar en el propósito de aislamiento de Rusia.
Éste es el gran objetivo de la nueva etapa de la guerra fría del siglo XXI emprendida por Washington: aislar al gran enemigo del Este, aislar a la renacida gran potencia económica y militar. Y se entiende. Lo que no se comprende es por qué el gobierno de Peña Nieto tiene que sumarse a esa causa ajena.
¿Será que le ofrecieron mantener con vida el TLCAN? ¿O será que le ofrecieron abandonar la idea de cobrarle a México el muro fronterizo? ¿O será que le están cobrando el favor de haberle perdonado el cobro de aranceles al acero y al aluminio mexicanos? O quizá le ofrecieron mejorar la desastrosa situación económica mexicana mediante la conversión de México en un nuevo «estado libre asociado», semejante a Puerto Rico.
Por lo pronto sería bueno que, antes de expulsar a los diplomáticos rusos, Videgaray busque un sillón mullido para esperar, cómodamente sentado, a que aparezcan las pruebas, se supone que irrefutables, de lo dicho por la primera ama de llaves de Trump, doña Teresa May.
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