1. Ayer se reunió el presidente Peña Nieto y su numeroso aparato de Seguridad con los padres de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa secuestrados y desaparecidos por el gobierno hace exactamente un año. Para quienes tenemos décadas de conocer «diálogos» de gobierno con trabajadores hemos dicho siempre que éstos son una farsa […]
1. Ayer se reunió el presidente Peña Nieto y su numeroso aparato de Seguridad con los padres de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa secuestrados y desaparecidos por el gobierno hace exactamente un año. Para quienes tenemos décadas de conocer «diálogos» de gobierno con trabajadores hemos dicho siempre que éstos son una farsa porque nunca el gobierno dialoga sino impone sus caprichos y así siempre ha sido: el más fuerte de los dialogantes se impone amenazando y poniéndole «un arma» en la cabeza del débil. Si los padres tuvieran en este momento a 100 mil personas en el Zócalo y el 26 pudiéramos lograr que un millón marchen y bloquen todas las instituciones, el gobierno se arrodillaría a pedir diálogo para conceder el pliego petitorio.
2. El resultado: el presidente Enrique Peña Nieto rechazó las ocho peticiones que llevaron los padres de las víctimas de la Noche de Iguala al encuentro que sostuvieron a mediodía y volvió a generar una reacción de profunda decepción y enojo entre ellos. Horas más tarde, ante la prensa, cobijados de los ciudadanos que los acompañan en su ayuno de 43 horas en el Zócalo, frente a la Catedral Metropolitana, madres y padres de los 43 muchachos desaparecidos tuvieron palabras durísimas para referirse al mandatario. «Esa gente -dijo Carmen Mendoza, madre del normalista desaparecido Jorge Aníbal Cruz- tiene la sangre helada. Su mirada lo dice todo». Del encuentro con Peña Nieto y su gabinete «salimos con mucho coraje, la verdad. No obtuvimos nada».
3. Pero el gobierno sabe que después de la huelga de hambre de 43 horas y la manifestación del 26 en el DF y en algunos estados, todo regresará a la normalidad. Por ello campantemente Peña Nieto -seguramente con alguna comitiva- se irá con absoluta confianza a Nueva York y a la ONU para pronunciar un discurso diciendo que «en México hay libertad, democracia y justicia social». Y la realidad es que en México es vergonzante el actuar de la amplia izquierda que se ha acomodado en los partidos políticos o que está dedicada a acomodarse dentro del sistema. Esto de los diálogos siempre han sido un vacilada y hay mil ejemplos de ello. Se piensa algunas veces que sirven para evitar la represión a los trabajadores: sin embargo, cuando el gobierno decide reprimir sólo el gran movimiento en las calles lo puede frenar.
4. En sus demandas, los padres de familia también pidieron que se investigue la responsabilidad en los hechos del 26 de septiembre en Iguala al ex gobernador de Guerrero Ángel Aguirre; a su ex procurador Iñaky Blanco, el ex procurador federal Murillo Karam, del actual titular de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zerón, y de la responsible de servicios periciales Sara Mónica Medina. De esas peticiones, ni el presidente Peña ni la procuradora Arely Gómez ni el secretario de Gobernación, Osorio Chong respondieron una palabra. ¿Esperaban acaso los padres que alguien les haga caso si ha transcurrido un año sin que nada concreto hayan respondido? La realidad es que lo único que sigue es que los padres de los estudiantes -con el prestigio que han logrado- ayuden a unificar a los luchadores sociales.
5. La reunión presidida hoy por Peña Nieto para «escuchar a los padres» demuestra una vez más que hay que pensar y crear otras estrategias de lucha contra un gobierno -que a pesar del desplome económico de México- se siente fuerte porque mantiene un control total de los empresarios y de los medios de información y que en política sigue dominando a la derecha panista y a la llamada izquierda perredista. ¿O alguien cree que los «discursos combativos» de los pobres legisladores como Layda, Encinas, Bartlett, (como antes Noroña) que se enojan pero siempre son derrotados, sirven de algo? La realidad es que esa «oposición» entre diputados y senadores sólo se han convertido en motivo de risa y burla de priístas que terminan ganando el 100 por ciento de los acuerdo aliándose con unos y otros.
6. Si los luchadores sociales y la gente de la ciudad de México y sus alrededores no llenan el Zócalo y la marcha del sábado 26 no es de un millón de gentes, es porque la situación de la lucha social está sumamente grave. Es la oportunidad para que López Obrador apoye con por lo menos 100 mil personas, estudiantes de la UNAM, Poli, UACM, UAM, bachilleres, la CNTE con otros 50 mil, el zapatismo, los electricistas, telefonistas, del IMSS, mineros, campesinos, PT, maoístas, trotskistas, anarquistas. Los tres días anteriores al sábado deberán o debieron servir para organizar. La realidad es que la lucha de los padres por sus hijos, servirá para medir la conciencia de los mexicanos, tanto para los honestos de la izquierda radical como también para el mismo gobierno opresor y asesino.
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