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Wire

Ser o no ser (punk)

Fuentes: Ladinamo

En plena fiebre de los retornos, los influyentes Wire merecen el premio a la reunión más digna y en forma. Por eso, aunque no figuren como cabezas de cartel, serán uno de los platos fuertes del próximo festival de Benicàssim. Segundas partes nunca fueron buenas. Ni terceras, ni cuartas. La reciente historia del rock está […]

En plena fiebre de los retornos, los influyentes Wire merecen el premio a la reunión más digna y en forma. Por eso, aunque no figuren como cabezas de cartel, serán uno de los platos fuertes del próximo festival de Benicàssim.

Segundas partes nunca fueron buenas. Ni terceras, ni cuartas. La reciente historia del rock está repleta de reuniones de grupos legendarios motivadas, ejem, por una nostalgia (la coartada recurrente de la discográfica) muy mal disimulada: la llamada del dólar suele ser un reclamo irresistible para artistas entrados en los cincuenta cuyo pasado más glorioso quedó anclado veinte años atrás. Wire resucitaron en 2003, pero su caso es la excepción que confirma la regla. Ya eran una loable excepción en el año del punk, allá por 1977, y lo siguen siendo ahora. Su influencia en las dos últimas décadas ha sido mucho más decisiva que lo que dicta la prensa escrita. Por citar sólo dos ejemplos: ¿no fueron los primeros acordes de «Three Girl Rumba» la razón de ser del sonido de Elastica, cabecillas del brit-pop? ¿No se puede encontrar casi todo Pavement en una canción como «Outdoor Miner»? Lo dicho: en los noventa, la sombra de Wire fue tan alargada como poco acreditada.

Hablamos por teléfono con Colin Newman (vocalista, guitarra y habitual portavoz del grupo británico) para calibrar los resultados de la reunión del grupo, hablar de sus nuevos proyectos y echar la vista atrás. Con un enfoque inteligente y distinto, Newman repasa la trayectoria de un grupo que ha logrado superar los continuos exámenes del paso del tiempo con (al menos) un notable alto.

Supongo que estaréis hartos de justificar la vuelta de Wire. Pero hagamos un poco de memoria: desde 1991 no habíais dado señales de vida.

Bueno, ya cuando publicamos The Ideal Copy (87), nuestro primer disco en los ochenta, tuvimos que enfrentarnos a todo esto. La gente quiere saber los motivos por los que decidimos volver y muchas veces es imposible explicarlo en una entrevista. Te diría que tanto en aquel momento como ahora, cuando publicamos Send, la idea de volver a organizar Wire ha venido motivada por el dinero.


¿Por dinero?

Vamos a ver. No quiero que se me malinterprete. Después de sacar los tres primeros discos [Pink Flag, Chairs Missing y 154, publicados entre 1977 y 1979, conforman una de las trilogías más atractivas del rock contemporáneo] nos dimos cuenta del desgaste que habíamos sufrido, individualmente y como colectivo. Necesitábamos airearnos, así que decidimos romper con Wire y tomar cada uno caminos diferentes. Tenemos un talante de investigación y experimentación constante y eso muchas veces choca de pleno con el mercado. En lo que a mí respecta, mi aislamiento artístico llevó consigo un aislamiento comercial. El dinero no llegaba, así que cuando se nos ofreció la posibilidad de volvernos a reunir, lo hicimos. El gancho para volvernos a juntar los cuatro [Colin Newman, Bruce Gilbert, Graham Lewis y Robert Gotobed] fue el dinero, pero una vez que el grupo está organizado sólo nos impulsan los motivos artísticos. El año pasado, con Send (2003), pasó lo mismo.


Pocos dudan de la categoría de ‘disco mítico’ de Pink Flag. Incluso, vosotros debéis tener una predilección especial por él, pues creo que hicisteis una pequeña gira el año pasado tocando únicamente las canciones de aquel disco.

No, fue sólo un concierto en Londres. Y no fue un homenaje especial. Simplemente, surgió la posibilidad de tocar aquellas canciones. También había bastante dinero de por medio. La cuestión era acceder a tocar aquel disco una noche y comprar con ello nuestra libertad para poder trabajar en otro sentido y desarrollar las canciones de Send, que era lo que nos interesaba.

Entiendo, pues, que por vuestra parte no había nada de nostalgia.

En absoluto. De hecho, pusimos como condición dividir el show en dos partes: primero, recrear el momento Pink Flag y después, tocar Send. No queríamos que aquello se convirtiera en un «cualquier tiempo pasado fue mejor».

¿Cómo te sentiste volviendo a tocar aquellas canciones?

Me siguen gustando pero, como te decía, queríamos evitar desenterrar el pasado y quizás nos salió un show demasiado frío, demasiado hierático. Una vez y no más.

Estamos hablando de canciones compuestas en 1977, el año del punk. Siempre se os tachó como una banda importante y pionera en aquel momento. ¿Teníais algo que ver con Sex Pistols, Buzzcoks o Clash?

Nada en absoluto.


Ya, me refiero en actitud, en talante de ruptura.

Ni siquiera eso. Nosotros veníamos de escuchar a Patti Smith y Television. No nos interesaba demasiado la escena británica. En 1975, Patti Smith estaba innovando sin apenas saberlo. Luego, cuando uno o dos años más tarde estalla el punk en Inglaterra, se empiezan a producir las similitudes entre ambas escenas. Pero ni yo consideraría punk a Patti Smith ni muchísimo menos a Wire. Es simplemente una forma de hacer arte. Y el arte, el arte verdadero, siempre crea socavones en la cultura establecida. El punk también abrió una brecha, pero motivada por cuestiones muy diferentes. Podríamos estar horas hablando de esto.


Te iba a preguntar por esa etiqueta que os pusieron, la de art punk. Supongo que no la aceptas.

Ahora, en 2004, que digan que lo que haces es art punk puede tomarse como un cumplido, con un rasgo de diferenciación intelectual, pero te aseguro que cuando empezamos se usaba en tono peyorativo. El punk era agresión y provocación y todos aquellos grupos que venían de estudiar arte o que no tuvieran entre sus primeras inquietudes la de provocar el enfrentamiento político y social eran apartados y señalados con el dedo. Éramos art punk. El término punk se ha ido aburguesando con el tiempo. Los conflictos sociales ya no tienen una respuesta lógica y masiva en la música. Ahora es más importante reafirmar una coartada intelectual.

¿Cómo ves tus discos en los ochenta, sobre todo, The Ideal Copy (87) y A Bell Is A Cup (88)?

De un modo contradictorio. Cuando decidimos reunirnos de nuevo en 2000, desempolvamos todos los discos de Wire para volver a tocar aquellas canciones y ver qué podíamos hacer con ellas. Te hablo de tres años antes de sacar Send, cuando no teníamos ni idea de en qué desembocaría aquella resurrección del grupo. El caso es que recordaba de una manera poco grata aquellos discos, pero al coger la guitarra y volver a tocarlas me di cuenta de que no estaban nada mal. Si no han envejecido bien la culpa la tiene la década de los ochenta y, sobre todo, sus producciones.

Y luego vinieron los dos últimos discos: Manscape (90) y The First Letter (91). A mí son los que menos me gustan. La electrónica parece que se sirvió de vosotros y no al revés.

Quizás debimos haber acabado con Wire justo después de sacar A Bell Is A Cup, pero queríamos trabajar nuestras canciones en un formato distinto. Robert Gotobed fue el primero que se dio cuenta de que aquello no funcionaba y se marchó justo después de sacar Manscape. Por primera vez, no se sentía imprescindible dentro del grupo. En aquel momento entendimos su postura pero no comprendimos el verdadero alcance de su decisión. Quizás aquello que buscábamos, ya sin Robert, en The First Letter lo debimos investigar cada uno por nuestra cuenta y no como grupo. No había cohesión.

¿Qué grupos te han sorprendido últimamente?

Liars, sin duda. Es lo que más me interesa de todo este revival del post-punk. No creo que grupos como The Rapture tengan nada que ver con la situación del rock a finales de los setenta.

Por último, me gustaría saber qué tenéis entre manos después de la notable acogida que han tenido Send y vuestros últimos conciertos, de una contundencia que nadie se esperaba. Creo que estáis trabajando en un nuevo disco…

Sí y no. No puedo comentarte mucho. Estamos trabajando en nuevos desarrollos, yo no diría canciones. No sé qué saldrá de ello, si un disco o material para nuevos conciertos. Estamos muy interesados en desarrollar el sonido y las estructuras de Send, en darle un sentido muy dinámico a Wire.

www.pinkflag.com

www.fiberfib.com