1. ¡Ya, se acabó el sexenio! Lo que no hizo en tres años el gobierno de Enrique Peña Nieto sólo podrá dejarlo a medias o malhacerlo para cumplir un capricho. Así se derrumbó el pasado sexenio el proyecto de cambios prometidos de la SEP: Calderón colocó en los tres primeros años a Vázquez Mota que […]
1. ¡Ya, se acabó el sexenio! Lo que no hizo en tres años el gobierno de Enrique Peña Nieto sólo podrá dejarlo a medias o malhacerlo para cumplir un capricho. Así se derrumbó el pasado sexenio el proyecto de cambios prometidos de la SEP: Calderón colocó en los tres primeros años a Vázquez Mota que era profundamente ignorante en educación y sólo pensaba en ser candidata presidencial; luego colocó a Lujambio -igual de ignorante- que también pensaba en su candidatura; por último colocó al Córdova sólo para terminar el sexenio. Pero Fox fue más irresponsable o descarado: nombró al tal Reyes Tamés en la SEP; no hablaba, Fox lo hacía por él.
2. Elemental querido Watson, el gobierno de Peña Nieto ha comenzado a despedirse con un estrepitoso fracaso. Cero y van seis sexenios bien combinados, agarraditos de la mano, del PRI y el PAN, que frenaron el crecimiento del país, lo endeudaron más, crearon un enorme desempleo, provocaron una gigantesca migración, se asociaron al narcotráfico, hicieron crecer los asesinatos y cobijaron que unos cuantos se transformaran en los hombres más ricos del mundo. Si todos esos personajes de la política, el empresariado, de los medios de información, pudieran ir a la cárcel -tal como debería ser- seguramente cada familia tendría un hotel de lujo como prisión.
3. Recuerdo una declaración de Videgaray, el de Hacienda, respondiendo al presidente Calderón que en la última semana de su gobierno quería que le aprobaran una reforma; dijo Videgaray: «las reformas deben hacerse en los primeros días del sexenio no en los últimos». Por ello apresuró la aprobación de las 13 reformas estructurales para las primeras semanas de gobierno de Peña; pero todo se les vino abajo: Nada de inversiones, caída del petróleo, tremenda devaluación, los 43 de Ayotzinapa, los 22 de Tlatlaya, las casas compradas, el FFCC de Querétaro, el avión, y cien mil problemas más que los «muy madrugadores» no han podido ni podrán resolver.
4. Mientras Aurelio Nuño organiza su gira para conocer a los maestros del país y comienza a estructurar alguna propuesta, las precampañas presidenciales (dando golpes bajo la mesa) comienzan a desbalancear al país. Lo único que podrán aceptar los maestros son cursos de capacitación y seguimientos que les permita reunirse a analizar entre ellos sus experiencias. Serían uno más de los «N» cursos que la misma SEP nunca ha sabido programar porque no ha contado con personal crítico y reflexivo para coordinarlo. Pero la «evaluación burguesa para despedir maestros» ya no podrá realizarse, frenada por esa enorme capacidad de movilización de la CNTE.
5. Lo que «aconsejaría» a Nuño y sus asesores es reunirse con los representantes reconocidos de la CNTE (unos 50 profesores) para que éstos les den a conocer los resolutivos obtenidos en más de 10 reuniones masivas regionales con la participación de especialistas. Dejar de pensar en «un sindicato mayoritario», el SNTE, y reconocer que la CNTE representa una fuerza de alrededor de medio millón de profesores que durante varias décadas han demostrado el más grande interés por los asuntos educativos, sobre todo de los niños más miserables. Bien haría Nuño en dejar de escuchar los aullidos de «mexicanos primero», de los empresarios y del sector derechista.
6. Las evaluaciones siempre han sido un instrumento del capitalismo, del sistema empresarial, para impulsar la productividad que les beneficie y al mismo tiempo para eliminar todo lo que les perjudique. Los profesores trabajan con seres humanos después de estudiar pedagogía, sociología, historia, filosofía, relaciones humanas. Los evalúan las comunidades en su práctica diaria y, lo más importante, es su evaluación personal al ser críticos, reflexivos, conscientes de las realidades de la región y su país. Para trabajar en la UNAM, en la UADY, en la UPN, me han obligado a exponer temas, pero nunca exámenes; poco me ha servido; siempre he dependido de mi conciencia.
7. La realidad es que eso de la Evaluación que comenzó a ser obligatoria hace unos 45 años en las universidades, es una imposición internacional de un falso modelo acogido por personajes igual de falsos. Alguna vez me causó risa cuando un personaje de la junta de gobierno de la UNAM me dijo que «la mejor universidad es la que tiene el mayor número de doctores con título». Pensé: por eso estamos jodidos llenos de «académicos» que no piensan en los estudiantes, en el presente y futuro del país, sino en solo una carrera individual que le otorgue un título burgués para ganar más dinero, grados, y exhibirlo en la puerta de su casa. Por ello: ¡Viva la autoevaluación crítica!
Blog del autor: http://pedroecheverriav.
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