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Entrevista a Augusto Zamora sobre el libro Réquiem polifónico por Occidente (I)

«Si los planes estadounidenses para una guerra nuclear no son noticia, no sé qué puede serlo»

Fuentes: Rebelión

Miembro de número de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua y abogado de Nicaragua en el caso contra EEUU en la Corte Internacional de Justicia y en otras causas en este tribunal, Augusto Zamora fue profesor de Derecho Internacional Público y de Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid y embajador de […]

Miembro de número de la Academia de Geografía e Historia de Nicaragua y abogado de Nicaragua en el caso contra EEUU en la Corte Internacional de Justicia y en otras causas en este tribunal, Augusto Zamora fue profesor de Derecho Internacional Público y de Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid y embajador de su país en España hasta 2013. En la actualidad está dedicado a la investigación y al periodismo.  

Autor de varios libros sobre política internacional (entre ellos: El derrumbamiento del orden mundial, 2002; Ensayo sobre el subdesarrollo. Latinoamérica 200 años después, 2008), el penúltimo de ellos, Política y geopolítica para rebeldes, irreverentes y escépticos, Akal, 2016, iba por su tercera edición en diciembre 2017. Su nuevo libro –Réquiem polifónico por Occidente– está ya en librerías desde mediados de octubre. Nos centramos en él en esta conversación.

Enhorabuena por su nuevo libro. Déjeme dar cuenta de su estructura básica pensando en nuestros lectores: Introducción: Introito sin misa. I. De imaginarios, fantasías y realidades. II. Israel: el último reino cruzado. III. Corea del Norte, un Israel en el Pacífico. IV. India, una singularidad dominante en el Índico. V. Corredores comerciales: haciendo geopolítica, economía y guerra.

Una advertencia a los lectores: me van a quedar muchas preguntas en el tintero, hay mucho contenido en su Réquiem.

Como estamos en el bicentenario del nacimiento de Marx, es justo preguntarle por su cosmovisión, por su concepción del mundo, por su ideología si quiere: ¿es usted un analista marxista?  

Podría decir que sí. Desde mis años universitarios me enamoré del materialismo dialéctico. Entendí que era el más fiable sistema de análisis y desde entonces.  

Usted afirma tenerla: ¿qué significa tener una visión irreverente de la geopolítica?  

Es una visión referida a Occidente, sobre todo a Europa. Aquí nos mantenemos cada vez más en un mundo de clichés, estático, donde parece que nada se mueve y ocurre exactamente lo contrario. El mundo, sobre todo Asia, se está moviendo a velocidad de vértigo, pero el eurocentrismo, el cuasi monopolio de la información que tienen los grandes oligopolios y la abrumadora maquinaria que es Hollywood han adocenado tanto a estas sociedades que ya no queda sitio para el pensamiento crítico, salvo en territorios fuera de su control. Me propuse escribir algo que fuera al mismo tiempo riguroso, pero fresco, nuevo… irreverente, en suma.  

Pero entonces, en su opinión, ¿no hay voces críticas en países como España o en otros países de la UE por ejemplo? Usted, por ejemplo, tiene un claro pensamiento crítico y vive aquí.  

Como dice el refrán popular, una golondrina no hace verano. Hay voces críticas, pero son minoritarias, están confinados en espacios residuales y no tienen, en lo general, acceso a los grandes medios de comunicación. En los sistemas capitalista desarrollados no te impiden hablar ni criticar. Son más sutiles. Lo que hacen es impedir que se te escuche masivamente, te hacen invisible para la inmensa mayoría de la población, de forma que tu crítica sea inocua e inútil y no amenace en forma alguna los fundamentos del sistema. Ten en cuenta que un libro de un autor crítico, con suerte, venderá 3.000 ejemplares. Basta comparar esa cifra con las decenas de millones de televidentes de programas basura y se entenderá mejor la perversa e inteligente dinámica del sistema.  

¿Qué fuentes ha consultado usted para sus reflexiones y análisis?  

En primer término, las clásicas e insoslayables. Tucídides, Sun Tzu, Maquiavelo, Clausewitz… Las otras grandes fuentes eran y siguen siendo casi todas oficiales: Congreso, Departamento de Defensa, Pentágono, en el caso de EEUU; los órganos oficiales de gobierno en los casos de Rusia, China, India y otros países. Es un trabajo sin intermediarios, que ha buscado ir a las fuentes directas, para evitar las típicas malformaciones que suelen provocar -por descuido o de forma adrede- periodistas y analistas. No hay dato en el libro, sobre todo militar, estratégico y político, que no provenga de fuente directa y que no pueda ser buscado y verificado recurriendo a las fuentes. Después de entregar este libro a la editorial, salieron tres documentos oficiales más en EEUU, de suma importancia para el mundo, que espero poder incorporar en una segunda edición, si la hay.  

¿Y nos puede dar cuenta resumida de esos tres documentos? ¿De qué tratan?  

Son investigaciones que pide el presidente de EEUU, el Congreso o el Departamento de Defensa, todos vinculados a escenarios de guerra con Rusia y China.

Uno, por ejemplo, es un estudio sobre el océano Glacial Ártico y las actividades de Rusia en dicho océano, para medir el impacto que tienen en los sistemas de defensa y la economía estadounidenses.

Otro documento trata del impacto que tendría en EEUU la pérdida de mercados que suministran productos o materias primas esenciales para mantener una guerra. Te cito una parte de este documento, pues transmite una idea clara de su propósito: » Una pérdida repentina y catastrófica de suministros interrumpiría los programas de fabricación de misiles, satélites, lanzamientos espaciales y otros programas de defensa del DoD». Hace referencia a que EEUU importa minerales de China y otros países imprescindibles para sus programas militares. Una guerra pondría fin a estos suministros, como también los perdería si EEUU perdiera el control de las vías marítimas de suministro.

El último, quizás el más importante, trata sobre los retos estratégicos planteados por Rusia y China. Todos estos documentos son demostrativos de que EEUU considera, cada vez con más preocupación, escenarios de guerra con Rusia y China y se prepara para esa guerra. Si hay una segunda edición de mi último libro, irá con un anexo documental.  

Por cierto, Tucídides, Sun Tzu, Maquiavelo, Clausewitz… ¿No son pensadores muy antiguos, de «otras épocas»? ¿Permiten pensar bien el mundo de hoy?

Como dijo un poeta nicaragüense, » Es muy antiguo el hombre y su pasión, /
guarda en el nuevo día el viejo anhelo, / bajo la nueva noche igual desvelo /
y el mismo palpitar del corazón»
. La historia de la guerra del Peloponeso puede leerse de muchas formas, una de ellas como un tratado sobre los conflictos armados. Las guerras son siempre las mismas y buscan lo mismo, aunque cambien los instrumentos que empleamos para hacerlas. La especie humana, lamentablemente, sigue siendo la misma. La diferencia está en el número de víctimas. Cuando Tucídides, un batalla sangrienta dejaba unos centenares de muertos. En Vietnam, los bombardeos indiscriminados de EEUU dejaron dos millones de víctimas. La diferencia es numérica.  

Le cito: «El motivo último de este trabajo es aportar un minúsculo grano de arena a la lucha, tantas veces fracasada, por la paz». ¿Cómo cree posible esa paz por la que usted apuesta? ¿Qué debería suceder para que fuera factible?  

Creo que la lucha por la paz deberá ser tema esencial de cualquier agenda política de izquierda y progresista en la próxima década. Desde hace años, las grandes potencias -Rusia, EEUU, China-, están inmersas en un tremendo rearme, que apunta a una colisión pavorosa a partir de 2025, si nada la detiene. Hay tiempo para evitarla si los pueblos se mueven. Si las fuerzas políticas responsables cumplen su tarea de poner como primera tarea crear conciencia sobre el peligro, incluso y cada día más probable, de una guerra nuclear. No lo digo yo. Lo dice EEUU, que plantea que la OTAN debe prepararse para esa guerra. Cito textualmente el documento oficial estadounidense:

En Europa, tratar con una Rusia revanchista implicará reconstruir la capacidad de la fuerza convencional de la OTAN y la capacidad de la alianza occidental en el flanco báltico, mientras se prepara [la OTAN] para disuadir y, si es necesario, derrotar el uso de armas nucleares no estratégicas .  

Esta afirmación aparece en uno de los documentos de que hablaba y tiene fecha 13 de noviembre de 2018, elaborado por la National Defense Strategy Commission, una comisión bipartidista del Congreso estadounidense, titulado «Providing for the Common Defense/ The Assessments and Recommendations of the National Defense Strategy Commission (Previendo la defensa común /Evaluaciones y recomendaciones de la Comisión de Estrategia de Defensa Nacional). Un documento oficial del Congreso de EEUU que considera escenarios de guerra nuclear en Europa debería ser objeto de grandes titulares, pero aquí es como si oyeran llover. Hay un embargo informativo adrede, dirigido, para que los ciudadanos no se enteren de lo que se está moviendo. Si los planes estadounidenses para una guerra nuclear no son noticia, no sé yo qué puede serlo.  

Tiene razón, mucha razón. Pero entonces: ¿por qué, los medios críticos, alternativos, no hablan de ello o hablan poco de ello?  

En España, lamentablemente, sobran opiniones y faltan informaciones. Los medios de comunicación, de cualquier color, están llenos de opinantes, pero no de informantes. La falta de información deforma la percepción del mundo e impide ver, por ejemplo, la espiral armamentista en la que nos encontramos. Por ese motivo, el Réquiem polifónico por Occidente es un libro informativo. Evité, cuanto me fue posible, dar opiniones para priorizar la información. Que cada lector haga con ella lo que guste o llegue a las conclusiones que le parezcan más atinadas.  

¿Por qué ha puesto énfasis en países como India, Israel o Corea del Norte? No son las grandes potencias, no son los países que mueven los hilos del mundo.  

Son tres protagonistas esenciales del juego mundial de poderes, cada uno por una razón específica, aunque con relevancia diferente. India es ya una gran potencia, con un área específica de proyección, que es el océano Índico. Su política ha estado marcada, desde antes de su independencia, por el conflicto crónico con Paquistán y su rivalidad con China. EEUU ha intentado llevarla a su juego, pero India ha respondido reafirmando su alianza estratégica con Rusia. Israel es el portaaviones de la OTAN y pieza esencial para EEUU en Oriente Próximo y Medio. Corea del Sur es el único país continental del Lejano Oriente aliado de Washington y Corea del Norte una muro de contención de China y Rusia por la presencia estadounidense en Corea del Sur y Japón. Es imposible entender la geoestrategia mundial sin esos países, sobre todo sin India, llamada a ser la tercera o cuarta economía mundial hacia 2030.  

Sigo con el título de su libro. Cuando habla de Occidente, ¿en qué países, en qué continente está pensando?  

Por Occidente se entiende Europa, EEUU y Canadá, más Japón, al que los sudafricanos del apartheid llamaban ‘blancos honorarios’. Los países eslavos han sido vistos por siglos como una suerte de europeos periféricos. Recordemos el comentario de Clausewitz, en su obra De la Guerra, donde afirmó que, en el siglo XVIII, «los rusos apenas podían ser considerados europeos». Hay un sustrato europeo que sigue pensando lo mismo. Los países eslavos son claramente occidentales, pero los occidentales no terminan de considerarlos como tales. No olvidemos, como nos recuerda Corominas, que esclavo viene de eslavo y, en inglés, esclavo y eslavo se dicen igual: slave. Es herencia de Bizancio, donde existió un intenso tráfico de esclavos de origen eslavo y hasta ahora.  

¿Y de dónde y por qué ese antieslavismo?  

Sería atrevido de mi parte señalar causas concretas, aunque podría estar vinculado a tres factores. Uno, la inmensidad de Rusia, de lejos el país más extenso de Europa, que ha despertado la ambición de países fronterizos, sobre todo de Alemania. El segundo, que Rusia, el pueblo ruso (entendiendo como pueblo ruso la suma de rusos, bielorrusos y ucranianos) ha derrotado a todos sus invasores y cada invasión llevó a la destrucción del invasor. El tercero, la enorme rivalidad entre los imperios ruso e inglés en el siglo XIX, que dio lugar a grandes campañas propagandísticas anglosajonas contra Rusia.

Ese fenómeno se está repitiendo en el presente, a raíz del potente resurgir de la potencia eslava. En Occidente se parte de la falacia de que todo lo que dice Rusia es falso y todo lo que dice Occidente contra ella es cierto. Esta línea propagandística busca justificar el despliegue suicida de la OTAN sobre las fronteras de Rusia.  

Réquiem polifónico… ¿Por qué ese adjetivo? Por lo demás, ¿no es usted muy pesimista hablando de Réquiem, la música de muertos? ¿Tal mal estamos?  

La Unión Europea, que es el corazón de Occidente, ha desaparecido del mundo como actor. El proyecto europeísta fue devorado por la OTAN y es EEUU quien lleva la voz de mando. Pero Rusia, China e India, también Irán, están reconfigurando Eurasia -y también otras zonas del mundo- a un nivel como no ha visto nunca este vasto continente. Estos países están forjando el siglo XXI y haciendo a Occidente cada vez más pequeño, minúsculo. Ellos entonan un réquiem por la península Europa que gobernó el mundo 500 años, mientras los europeos discuten sobre el sexo de los ángeles, como hacían en Bizancio mientras los otomanos derribaban las fronteras de Constantinopla.  

¿Pero no existen líderes europeos, aunque sean conservadores o muy conservadores, que sean conscientes de la situación que describe?  

La historia ofrece múltiples y casi infinitos ejemplos de que la decadencia de un país, potencia o imperio genera círculos viciosos. A mayor decadencia, peores dirigentes y clases dominantes más mezquinas y pacatas. No hay, en el presente, dirigentes europeos de la talla de de Gaulle, Willy Brandt u Olof Palme. La UE se ha llenado de dirigentes de escasa altura, cuando no de demagogos de corte fascista, como ocurre en varios países del Este. En EEUU, Hillary Clinton o Donald Trump están a años luz de presidentes como Franklin D. Roosevelt.  

Descansemos un momento si le parece. Ha comentado cosas muy importantes.  

De acuerdo.  

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.